Visitar Rusia siempre es difícil. Tierra de frío casi perpetuo y terrenos inhóspitos, allí fracasaron expediciones militares de todo tipo, constituyendo un muro casi infranqueable para los aspirantes a tener el control de toda Europa. No se puede decir que en contexto Champions League sea exactamente eso, pues nadie ve a los equipos rusos como los más fuertes del continente, pero sí constituye un viaje largo, duro y un partido en unas condiciones desfavorables. Si a eso se añade el tener enfrente al que podría ser el jugador más determinante del segundo escalón del fútbol europeo, un futbolista que en aspirantes a levantar el ansiado trofeo tendría vitola de estrella, asumes que la noche será complicada. Porque el Lyon de Fournier salió sabiendo que no iba a poder jugar cómodo, con un doble lateral derecho formado por Jallet y Rafael para resguardarse de la amenaza siempre presente de Hulk. 

Difícil comienzo para el Lyon

Y recibir un gol prácticamente en la primera jugada del partido, encajando así el gol más rápido de la historia del Lyon en la máxima competición europea, no hace más que acentuar ésto. Un pase perfecto al hueco de Shatov, desde el costado izquierdo, dejando así solo delante de Lopes a Dzyuba, que definió a la perfección, puso a los franceses contra las cuerdas desde el comienzo del encuentro. Los lioneses se vieron obligados a tomar la iniciativa, con el equipo local bien metido atrás para aprovechar todo su potencial al contragolpe. 

Los de Fournier crearon peligro, e incluso estuvieron a punto de empatar con un remate de Yanga-Mbiwa que solo una prodigiosa mano de Kherzakov pudo sacar, pero el miedo ante las transiciones del conjunto ruso se mantuvo latente durante toda la primera mitad. Así llegaron las mejores ocasiones para los de Villas-Boas, en busca de aumentar su ventaja. Primero por medio de Dzyuba, que envió su oportunidad por encima de la meta de Lopes, y después en los pies de Hulk, cuyo potente disparo fue despejado por el guardameta en una estirada magistral.  

Genialidades de Lacazette y Hulk

La segunda mitad comenzó de manera muy diferente. Porque un tanto como el de Lacazette no se ve todos los días. La estrella del Olympique de Lyon regaló una obra de arte, de esas que la Copa de Europa agradece. Un cambio de orientación de Valbuena permitió a Jallet colgar un centro a media altura, situación que Lacazette resolvió con un genial taconazo dentro del área, en carrera, de espaldas. Un gesto técnico muy por encima de la media, un momento de brillantez para igualar el choque, una gota de talento puro en su máxima expresión para deleitarse. 

La alegría duró poco a los lyonnais, lo que quiso Hulk. Y es que el brasileño es absolutamente incontestable en estos niveles del fútbol europeo. Su nivel de determinación es superior, decide partidos por sí solo, y así lo hizo. Agarró el balón en el centro del campo, hasta que consiguió sacar un brutal disparo que se envenenó y ante el que nada pudo hacer Lopes. Dominio autoritario.

El gol de Hulk dejó muy tocado al Olympique de Lyon, que pese a su dominio de la posesión no consiguió volver a hacer daño a un Zenit muy bien plantado en defensa. La sentencia la firmó Danny, el súperclase del equipo ruso, culminando un perfecto contragolpe con un tiro cruzado ante Lopes. La derrota en Rusia deja a los franceses en una situación crítica, prácticamente sin opciones de pasar a octavos, últimos de grupo con tan solo un punto y un gol anotado. Mientras tanto, el Zenit conserva el liderato.