El entrenador español Míchel González ha decidido denunciar y dar la cara frente a la que fuera su antigua casa y anterior club, el Olympique de Marsella francés, donde sólo pudo aguantar nueve meses al frente del club blanquiazul, ya que cosechó resultados muy alejados de lo que se espera de un equipo grande en Francia.

El míster madrileño abandonó por la puerta de atrás la Ligue 1 el pasado abril, ya que fue fulminantemente despedido por la dirección del OM. Y es que no es ningún secreto la mala relación entre Míchel y la directiva, lo que se vio muy enturbiado como consecuencia de la mala marcha del club durante el pasado campeonato, donde estuvo muchos meses sin ganar en su propio estadio.

Míchel ha decidido denunciar su destitución pese a no haber cosechado ni de lejos los resultados que exigía la dirección del club. Ha reconocido ante la prensa que la denuncia viene por un antiguo litigio que se traía con el presidente del Marsella, Vincent Labrune, que le despidió por falta grave y que causó la irritación del español: "Estoy furioso porque el presidente me despidió por mal comportamiento. Tanto la propietaria del club como los empleados, con los que he estado maravillosamente, pueden demostrar que siempre fui correcto tanto dentro como fuera".

También ha influido el tema económico, ya que al ser despedido antes de cumplir su contrato firmado el club marsellés debía abonarle la parte restante del mismo, lo cual no sucedió y por lo tanto se ha visto en la necesidad de presentar la denuncia: "Además, como el presidente me despidió sin pagarme la totalidad de mi contrato, he decidido presentar la denuncia", explicó el técnico.

Habrá que esperar la sentencia que dictamine la justicia en un caso que no podía tener otro recorrido, ya que desde el principio Míchel no se sintió respaldado por su presidente ni por los resultados del equipo.