Desde la llegada de Unai Emery al conjunto galo, los parisinos han discurrido por un camino irregular plagado de numerosos altibajos. En la Ligue 1, no consigue carburar como en anteriores ediciones de la competición. El París Saint Germain ha dejado al descubierto distintas debilidades que han sabido aprovechar eficazmente sus rivales. Una defensa endeble en algunas ocasiones o la falta de gol en otras ha comportado la pérdida de puntos importantes. Los franceses mueven el balón velozmente, con criterio, síntoma de que el equipo rezuma calidad. Pero en ocasiones se los ha visto, sobre el césped, sin ideas, sin profundidad, sin la garra ni la ambición que se requieren para llegar a ser campeón.

Tras una carrera fantástica de Emery como entrenador, y una mejor etapa en el conjunto sevillano, ha sido criticado duramente por su rendimiento en París, sin duda una situación complicada y delicada para él. Ayer se disputó la primera semifinal de la Copa de Francia. Tanto el club como el míster sabían de la importancia de conseguir una victoria, imprescindible para reforzar su confianza y encarar con ganas estos últimos meses de competiciones, tanto la liguera, como la europea.

El partido comenzó reñido, sobre el césped se proyectaba una buena posición táctica observándose que ambos equipos eran conscientes de la importancia de la victoria. El PSG comenzó a jugar y mostró su superioridad, al final de la contienda el marcador proyectaba un contundente cuatro a uno.

El guardameta del PSG fue el primero de hablar ante los medios. “Nos clasificamos para la final, pero hay que reconocer que ha sido muy difícil, ya que el Burdeos jugó muy bien. El segundo gol fue muy importante para nosotros”, afirmó el cancerbero.

Trapp se mostró con muchas ganas para encarar la jornada liguera de este fin de semana ya que eludió la dificultad del partido ante el Mónaco, pero destacó las ganas del enfrentamiento dada la importancia de conseguir la victoria ante un rival directo.

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