Así como una carrera de Fórmula 1, esto es cabeza a cabeza. O como si se tratase de un campeonato mundial de boxeo, golpe a golpe. Cualquiera de los tres que se duerma sabe que deja pasar la oportunidad de coronar todo el trabajo de un año. Por ahora, quien lidera es el Mónaco, pero no puede relajarse ni por un segundo, ya que detrás está el París Saint Germain, que busca su quinto título consecutivo de Ligue 1; y el Niza, que viene realizando un gran campeonato.
En esta jornada, los tres comprendieron la situación y ganaron sus partidos. Al PSG se le hizo cuesta arriba ganar en el siempre difícil campo del Angers SCO, donde terminó imponiéndose por 2-0 con una gran actuación del argentino Ángel Di María, quien hizo dos goles, incluyendo una exquisita definición de tiro libre.
Pese a que Stephane Moulin, entrenador del Angers, dudara de repetir lo logrado ante el Mónaco, su equipo volvió a incomodar a uno de los contendientes al título, lo hizo sudar y exigirse al máximo para lograr la victoria, quizás hasta mereciendo alguna alegría en el marcador. Los locales apretaron contra su meta a los dirigidos por Unai Emery, pero los parisinos lograron dar el golpe definitivo cerca del pitido final.
Un poco distinta fue la situación del Niza, que se enfrentó a uno de los colistas como es el Nancy, al que venció holgadamente con un 3-1 en el que le costó afianzarse en los primeros minutos, pero luego dominó completamente el trámite y superó un difícil escollo. Por parte, el Mónaco dio vuelta un partido en el que demostró su chapa de candidato, y justificó la decisión de su entrenador en mandar a Radamel Falcao al campo de juego faltando media hora para que finalizara el encuentro y con un 0-1 en el marcador.
El colombiano estrelló un tiro libre en el travesaño, y del rebote llego el gol del empate. Luego, a los 81 minutos, Falcao tomó otra vez la posta del balón detenido, pero esta vez lo cambió por anotación, y el equipo de Leonardo Jardim pudo conservar el primer lugar de la tabla.
Otra jornada empañada por la violencia
Una vez más los ojos del mundo se sitúan sobre Francia gracias al violento comportamiento de ciertos fanáticos. Nuevamente con el Olympique de Lyon como protagonista, tal y como ocurrió durante la semana pasada en el duelo de UEFA Europa League ante el Besiktas, pero está vez los violentos triunfaron y lograron suspender el partido.
Todo comenzó en la previa del duelo entre Bastia y el Lyon, cuando los jugadores visitantes estaban realizando la entrada en calor dentro del campo de juego. Alrededor de diez ultras del local se colocaron detrás del arco en el que se encontraba el guardameta Mathieu Gorgelin, y comenzaron a insultarlo e increparlo. Memphis Depay se acercó para intentar controlar la situación, pero ocurrió todo lo contrario y la debacle total se desató. La policía llevó a los futbolistas del Lyon al centro del césped y luego a los vestuarios, por lo que el inicio del encuentro se demoró.
Al terminar el primer tiempo, los ultras volvieron a invadir el campo de juego, y allí fue cuando los jugadores visitantes se cansaron y no quisieron regresar para jugar el segundo tiempo, pese a las autoridades que poco parecía importarles la seguridad de los futbolistas, algo que sin duda alguna va en concordancia por lo declarado por dirigentes del Besiktas, equipo involucrado en los incidentes de la Europa League, quienes habían sentenciado que la culpa de los mismos era del club francés, el Olympique de Lyon.
La otra lucha
Por último, el campeonato no solamente se está disputando en su cima, sino también en su zona baja, con varios equipos que buscan salvarse del descenso. El Bastia seguirá al menos otra fecha más en el abismo, al igual que el Dijon, que cayó con el Mónaco. Al borde del precipicio se encuentra otro que sufrió una derrota está jornada, el Lorient, igualado en puntos con el Nancy-Lorraine, pero perjudicado por la diferencia de goles.