El glamour, el lujo y la tranquilidad son los reclamos que, especialmente durante las últimas eras de brillantez del Mónaco, han causado un mayor poder de atracción a la hora de firmar jugadores extranjeros. Debido a la cercanía del Principado con las fronteras italianas y el nivel de la liga francesa, un total de once jugadores transalpinos han formado parte del club, si bien dos de ellos, Gaetano Monachello y Elia Legati (ambos todavía en activo), nunca llegaron a debutar.
La Juventus de Turín visita este miércoles al Mónaco para disputar la ida de las semifinales de la UEFA Champions League. El conjunto de Massimilliano Allegri se enfrentará a una de las mejores plantillas de la historia del cuadro monegasco, pues, dirigidos por Leonardo Jardim van camino de conquistar su primera Ligue 1 en el Siglo XXI y no se ponen límites en la máxima competición continental, donde buscan alcanzar la final por segunda vez. Entre los integrantes del equipo revelación del curso en Europa se hallan dos futbolistas italianos, Andrea Raggi y Morgan De Sanctis, si bien ninguno de ellos goza de un papel estelar en el equipo.
Mientras Morgan De Sanctis sólo ha disputado un partido en esta, su primera temporada en el Principado, Andrea Raggi es uno de los capitanes del equipo, tras haber participado en 187 encuentros desde que desembarcara en el club hace casi cinco años. La carrera del experimentado defensor había transcurrido entre la Serie B y equipos modestos de la máxima categoría del fútbol italiano hasta que aterrizó en el Mónaco para disputar la Ligue 2, en la que se coronaría campeón. Casi un lustro después, es el único superviviente del ascenso que disfruta de las más altas instancias de la Copa de Europa, teniendo incluso un papel clave frente al Borussia Dortmund, debido a las ausencias en la zaga.
Tan sólo un subcampeón de Europa, un logro que Raggi todavía sueña con mejorar, ha disputado un mayor número de encuentros con el club del Principado que el futbolista de La Spezia. Previo pago de ocho millones y medio de euros, Flavio Roma abandonó la liga italiana en verano de 2001 para embarcarse en el proyecto de crecimiento de un club que había ganado poco tiempo atrás la Ligue 1. Hoy, el guardameta es una leyenda del Mónaco, tras haber disputado 249 encuentros, entre los que destaca, por supuesto, la final de la Copa de Europa de 2004 en Gelsenkirchen, saldada con derrota por 3-0 ante el Oporto de José Mourinho.
Si bien abandonó el club en 2009, regresaría tres años después para poner punto y final a su dilatada carrera. Además de Roma, en aquella mítica plantilla, liderada por Ludovic Giuly o Fernando Morientes, militaba otro jugador italiano, Joseph Dayo Oshadogan, que llegó a jugar en las categorías inferiores de la selección azzurra, aunque pasó de puntillas por el club tras disputar tan sólo cuatro encuentros en dos temporadas entre 2003 y 2005.
Tres de los jugadores italianos que han militado en el Mónaco lo han hecho también en la Juventus. Morgan De Sanctis fue suplente de Angelo Peruzzi en sus últimos años en la Vecchia Signora, y ahora apura su carrera como sustituto de Danijel Subasic en el Louis II. Marco Di Vaio no acabó de cuajar en el italianizado Valencia post doblete, y aterrizó en el Mónaco en calidad de cedido. Tras un año en el que disputó 35 partidos y marcó ocho tantos, fue recomprado y vendido al Genoa por dos millones de euros.
Durante su etapa francesa, el ex valencianista coincidió con otro ariete que, al igual que él, siempre se ha caracterizado por su tendencia a cambiar de club. La estancia de Christian Vieri en el Mónaco fue, de hecho, más breve, pues tan sólo estuvo seis meses a la orden de su compatriota, Francesco Guidolin, en los que disputó 11 partidos y vio puerta en cinco ocasiones. Tras haber llegado libre por rescindir su contrato con el Milan, hizo lo propio en julio de 2006 para recalar en la Sampdoria. Pese a su buen hacer en campeonatos anteriores con la selección, su falta de constancia en cuanto a minutos dejó a Vieri fuera de la lista de Marcello Lippi para el Mundial de Alemania, en el que Italia se llevó la gloria.
Marco Simone, ex de PSG y Milan entre otros, formó parte de la plantilla monegasca que ganó la última liga del conjunto del Principado. Lo hizo, además, protagonizando un papel clave, pues formó pareja ofensiva con un ex de la Juve, el francés David Trézeguet, y anotó 21 tantos ese año. Tras una cesión al Milan en 2001, tuvo un papel residual en su última temporada en el club, la 2002-2003, y, tras un total de 99 partidos disputados en tres temporadas, se marchó libre a la Fiorentina. Regresaría en 2011 para entrenar al Mónaco en Ligue 2.
Dos ilustres que han llegado a jugar en el cuadro monegasco durante media temporada completan la lista. El campeón de Europa Christian Panucci jugó 14 partidos cedido por el Inter entre enero y julio de 2001. Más reciente es la aventura de Stephan El Shaarawy, que llegó prestado por el Milan entre julio de 2015 y enero de 2016 para relanzar una prometedora carrera que se había estancado en el club rossonero. El actual jugador de la Roma marcó tres goles en 24 partidos antes de volver a Italia.
Carácter italiano en los banquillos
Son cuatro los entrenadores transalpinos que se han sentado en el banquillo del Mónaco en toda la historia. El primero de ellos es Angelo Grizzetti, que dirigió al conjunto monegasco en la temporada 1952-1953, con el equipo militando en Ligue 2. El estratega italiano logró el ascenso tras terminar segundo en el campeonato con 55 puntos.
Más de cincuenta años después, en octubre de 2005, Francesco Guidolin tomó el cargo de director técnico monegasco. El ex-técnico del Swansea entrenó al Mónaco en 41 partidos, de los que venció 17, y fue despedido a final de esa temporada tras finalizar noveno en la tabla. En septiembre de 2011, el ya mencionado Marco Simone recaló en un Mónaco que, tras descender a Ligue 2, había realizado un pésimo inicio de temporada. El ex-jugador no consiguió el objetivo del ascenso, pese a haber conseguido mejorar los números del equipo, y fue sustituido en el cargo por su compatriota, el experimentado Claudio Ranieri.
El ex-entrenador de la Juventus y campeón de la pasada edición de la Premier League consiguió ascender al equipo en su primer intento, quedando campeón de Ligue 2. El verano que sucedió al ascenso fue el de la gran inversión del propietario ruso Dmitri Rybolóvlev, quien hizo que Radamel Falcao, James Rodríguez, Geoffrey Kondogbia o Joao Moutinho recalaran en el club. Con Ranieri al mando, los del Principado alcanzaron el subcampeonato y lograron el récord de puntuación del club en primera división, un guarismo que, sin embargo, ha sido superado ya esta temporada por el sucesor del técnico romano, un Leonardo Jardim que, tras llegar al banquillo en verano de 2014, quiere colocar al Mónaco en cotas a las que nunca ha llegado en la última década. En el camino, se entromete el rigor, la experiencia y la seriedad de una Juventus que representa a la perfección esa encomiable mezcla de fuerza, táctica y arte propia del fútbol italiano.