Alrededor del final del siglo XIX en Rusia, cuando todavía el país era controlado por el zar y su élite, aparecía una atracción que consistía en un sistema de rieles que formaban una o varias vías que suben y bajan en circuitos diseñados específicamente. Los rusos, en pleno invierno, decidieron llamar a este nuevo divertimento montañas americanas. Casualmente, a pesar de que los propios habitantes del país euroasiático decidieron añadirle el gentilicio de su histórico rival, Estados Unidos, la atracción se terminó por llamar montaña rusa.

Después de la creación de la montaña rusa, el término adquirió un significado metafórico muy fuerte para hacer referencia a algo o alguien que destaca por su irregularidad, dadas las subidas y las bajadas de la atracción. Con la globalización mediática del deporte, el significado metafórico comenzó a tomar fuerza en el mundo del fútbol hasta nuestros días, donde es casi imposible no utilizar este concepto si un equipo no encuentra una continuidad en su juego y en los resultados.

Aventura sinuosa para Paulo Sousa

Pues si la montaña rusa la inventaron los rusos, la ciudad de Florencia se ha encargado de ser el mejor ejemplo de la aplicación de la expresión al mundo del deporte, sobre todo esta campaña. La temporada comenzaba con la extraña marcha de Vincenzo Montella y la llegada de Paulo Sousa, quien al principio no convencía a los aficionados violas por ser demasiado defensivo. Sin embargo, todo eso pasó a un segundo plano en pocas semanas.

Paulo Sousa da instrucciones en un partido de la Fiorentina | Foto: Serie A
Paulo Sousa da instrucciones en un partido de la Fiorentina | Foto: Serie A

El entrenador portugués encaraba su primera temporada en el Artemio Franchi con el difícil reto de hacer olvidar a Montella, que había enamorado tanto a los jugadores como a la directiva y a los aficionados con su ultraofensivo juego y su capacidad de mantener a la Fiorentina en los puestos europeos. El luso decidía dejar el Basilea, después de ganar la liga y caer eliminado en octavos de final de Champions League, y ponía rumbo a Florencia.

Apuesta continuista del entrenador portugués

Los comienzos fueron idílicos. La primera concepción de los tifosi de la Fiorentina respecto a Paulo Sousa no tardó en cambiar, ya que el portugués decidió seguir la línea marcada por Montella en las cuatro temporadas anteriores y no modificar prácticamente nada en el planteamiento táctico. Sousa se adaptó a lo que tantos años seguidos habían estado haciendo los Borja Valero y compañía, aunque no dejó pasar la oportunidad de poner su sello de identidad.

El entrenador portugués encaraba su primera temporada en el Artemio Franchi con el difícil reto de hacer olvidar a Montella Además, la Fiorentina vio cómo salían numerosos jugadores como Neto, Joaquín, Mario Gómez (cedido), Basanta, Savić o Vargas. Otros jugadores como Diamanti o Salah (fundamentales en la segunda parte de la temporada volvían a sus respectivos equipos después del final de la cesión). Pese a ello, Paulo Sousa supo confeccionar una plantilla competitiva.

Los violas fichaban a Nikola Kalinić para sustituir a Mario Gómez, aunque el verdadero objetivo era recuperar a Giuseppe Rossi. La Fiorentina, además, intentaba apuntalar su plantilla a base de cesiones con grandes jugadores como Davide Astori y Jakub Błaszczykowski. El optimismo no era demasiado grande en los asientos del Artemio Franchi a principio de temporada, pero nada tuvo que ver con lo que sucedió en la primera parte del año.

Irregularidad desde los inicios

Los violas empezaron la temporada ganando al Milan, a priori, un rival directo para los puestos europeos. Después vendría una derrota frente al Torino que provocaría que sobrevolasen los primeros fantasmas en Florencia. La Europa League aparecía en escena y la Fiorentina perdía en el primer partido de la fase de grupos ante el exequipo de Paulo Sousa, el Basilea. Sin embargo, la Serie A parecía el paracaídas de los violas y consiguieron sumar cinco victorias consecutivas, incluida la goleada al Inter en el Giuseppe Meazza.

Los jugadores violas celebran uno de sus goles al Milan | Foto: Serie A
Los jugadores violas celebran uno de sus goles al Milan | Foto: Serie A

No obstante, tres derrotas consecutivas (dos en Serie A ante Nápoles y Roma y una en Europa League ante el Lech Poznań) bajaron de las nubes a los violas. Los de Paulo Sousa supieron reponerse a la minicrisis y sacar la casta necesaria para revertir la situación en Europa League y encaramarse a los puestos de honor de la Serie A. La debacle inicial de la Juventus, la no reacción de la Roma y la irregularidad del Nápoles hicieron que dos protagonistas inesperados, Inter y Fiorentina, estuviesen peleando por el liderato.

Ilusionante primera vuelta en Serie A

Con Borja Valero y Josip Iličić bocetando las jugadas y Nikola Kalinić convirtiéndolas en gol, la Fiorentina parecía un serio candidato a conseguir el título de Serie A. El pragmatismo que Paulo Sousa había incluido en el sistema de Montella había sorprendido a propios y extraños, ya que los violas habían pecado de debilidad defensiva de la mano de L'Aeroplanino.

Todo cuadraba en Florencia. A pesar de la irregularidad en Europa League, los violas consiguieron clasificarse para los dieciseisavos de final y el rendimiento en el campeonato doméstico era mejor de lo esperado. Pero todo empezó a precipitarse poco antes de que el año 2015 llegase a su fin. Kalinić dejó de meter goles, Iličić perdió su magia, el juego se volvió horizontal y Bernardeschi era demasiado joven para echarse el equipo a la espalda. Borja Valero parecía haber perdido su chispa y el único que mantenía el nivel era Matías Vecino, un centrocampista defensivo...

Winter is coming...

La Fiorentina caía eliminada sorprendentemente en los octavos de final de la Coppa ante un recién ascendido como el Carpi y se despedía el torneo copero antes de lo esperado, sobre todo después de estar a un paso de la final la temporada pasada. Todo parecía marchar bien en la bella ciudad de la Toscana, pero el comienzo del año 2016 no dejó ni un lugar a la duda: había problemas en Florencia.

Los jugadores de la Fiorentina celebran un gol de Babacar | Foto: Serie A
Los jugadores de la Fiorentina celebran un gol de Babacar | Foto: Serie A

El mes de enero comenzó con la queja pública de Paulo Sousa a la directiva por fichar jugadores que él no había pedido y no reforzar otras áreas que el portugués creía que era necesario hacer, sobre todo la defensa. El mercado de invierno nos dejó la sonada salida de Giuseppe Rossi al Levante como cedido, después de una aciaga primera mitad de temporada en la que no dispuso de demasiado minutos y en la que nunca se encontró a gusto. Aparte de las cesiones de algunos jugadores jóvenes, la marcha del bambino se unió a las de Verdú, que se marchó libre también al Levante, y Mario Suárez, vendido por algo más de cinco millones al Watford después de un rendimiento algo bajo.

La llegada de Tello no fue suficiente

Sin embargo, las altas de los violas parecían ilusionar. Llegaban al Artemio Franchi jugadores como Tino Costa (cesión), Cristian Tello (cesión) o Mauro Zárate y en el último día de mercado se sumaban a estos Panagiotis Kone y Yohan Benalouane, ambos en calidad de cedidos. A excepción de estos dos últimos, los fichajes sí dieron un buen rendimiento en la segunda parte de la temporada, sobre todo el español.

A pesar de todos estos esfuerzos por recuperar la forma de principio de temporada, nada volvió a su cauce. La irregularidad marcó el camino de los violas en la segunda vuelta de la liga y cayeron estrepitosamente eliminados de Europa League por el Tottenham, después de llegar a las semifinales la campaña pasada. La ilusión se desvanecía en los aficionados de la Fiorentina. La liga ya era una quimera, después de la resurrección de la Juventus y la constancia del Nápoles y ya solamente quedaba luchar por alcanzar los puestos de Champions League.

Los fichajes sí dieron un buen rendimiento en la segunda parte de la temporada, sobre todo el españolAlgo que tampoco ocurrió, la eliminación a manos de los spurs dejó tocados a los violas, que no supieron reponerse. Además, los rumores de una posible marcha de Paulo Sousa sobrevolaban Florencia, algo que no ayudaba para nada al rendimiento de los jugadores. Después de la derrota ante los ingleses, la Fiorentina no supo levantar cabeza y acabó ganando tan solo dos partidos en las últimas doce jornadas de Serie A, lo que provocó que tuviese que conformarse con el quinto puesto.

Luces y sombras en el Artemio Franchi

La temporada de la Fiorentina no será demasiado recordada por los aficionados violas debido a su irregularidad y el extraño ambiente que se vivió durante todo el campeonato. La rara marcha de Montella y la llegada de Paulo Sousa fueron dos noticias conjuntas que parece que aún no se han terminado de digerir del todo en el Artemio Franchi, como se ha podido ver en el rendimiento irregular de los violas en esta campaña.

Jakub Błaszczykowski dispara a puerta | Foto: Serie A
Jakub Błaszczykowski dispara a puerta | Foto: Serie A

Así mismo, el rendimiento de algunos jugadores ha dejado mucho que desear. Por ejemplo, Jakub Błaszczykowski no estuvo nunca a la altura y primero Bernardeschi y más adelante Tello le ganó el puesto con suma facilidad. Otro de los jugadores que no han dado todo lo que se espera de ellos ha sido Giuseppe Rossi. El delantero italiano era la mayor esperanza de los aficionados violas en la delantera para esta temporada, incluso por delante del fichaje Nikola Kalinić, pero no fue capaz de recuperar la sonrisa. El ex del Villarreal no había terminado de encontrar la forma después de sus graves lesiones y acabó restando más que sumando, lo que precipitó su salida al Levante.

Vecino y Bernardeschi, las esperanzas

A pesar de todo ello, la temporada también ha dejado muy buenas noticias para los violas. La más importante de todas es la clasificación un año más a competición europea, aunque sea la Europa League, por cuarto año consecutivo. Es cierto que con Montella la Fiorentina llevaba tres cuartos puestos consecutivos, pero el quinto puesto es de gran mérito, sobre todo por el debut de Paulo Sousa en el banquillo de la Fiorentina.

Otra de las buenas noticias es el descubrimiento de Matías Vecino. El uruguayo había llegado a Florencia en 2013, pero no había podido demostrar su calidad debido a sus cesiones a Cagliari y Empoli. Sin embargo, desde el inicio de la temporada Paulo Sousa le dio la confianza necesaria para hacerse el dueño del centro del campo de la Fiorentina y este no decepcionó, lo que también le ha valido para debutar con la selección charrúa este mismo año.

Federico Bernardeschi, con la camiseta de Italia | Foto: FIGC
Federico Bernardeschi, con la camiseta de Italia | Foto: FIGC

Además de la aparición de Vecino, otro futbolista ha acaparado muchas de las miradas en Florencia. Marcos Alonso ha encontrado su sitio en la ciudad de la Toscana y esta temporada ha sido capaz de quitarle incluso el puesto a una leyenda viva de los violas como Manuel Pasqual. Su versatilidad para jugar como defensa central, lateral o incluso jugador de banda adelantado han hecho que el canterano madridista se haya afianzado por completo en el equipo titular de la Fiorentina. Fue de más a menos durante toda la temporada, como el resto del equipo, pero su rendimiento no ha dejado indiferente a nadie.

No obstante, la mejor noticia para la Fiorentina también tiene nombre y apellidos: Federico Bernardeschi. El joven jugador italiano ha terminado de explotar con los violas esta temporada y con el número '10' a la espalda, como ya hicieran otros jugadores como Rui Costa, Hidetoshi Nakata o Adrian Mutu. El de Carrara ha sido la luz que ha encendido en muchos partidos el juego de la Fiorentina gracias a su verticalidad y su velocidad, y ha conseguido encandilar a los tifosi violas. De hecho, su buen rendimiento no ha pasado inadvertido para Antonio Conte, seleccionador de Italia, y el ex del Crotone ya ha debutado con la Nazionale. Además, está en la prelista de treinta jugadores para la Eurocopa de Francia.

Objetivo cumplido... pero se debe mejorar

En líneas generales, la temporada de la Fiorentina no puede considerarse mala. Paulo Sousa, en su primera temporada, ha conseguido cumplir el objetivo de clasificar a los violas a Europa League después de las numerosas dudas que había con su fichaje. La eliminación a las primeras de cambio en la Coppa y en la primera eliminatoria en Europa League no eran lo esperado, pero Paulo Sousa ha sabido evolucionar el estilo algo suicida de Montella sin apearse de los puestos europeos.

La irregularidad constante de la Fiorentina ha convertido esta temporada en una auténtica montaña rusa para los violas. Florencia podrá seguir contando con un equipo que intenta enamorar con su juego (condición indispensable para entrenar en la Fiorentina), aunque los resultados no siempre acompañen.

Pasqual controla el balón ante un jugador del Basilea | Foto: Serie A
Pasqual controla el balón ante un jugador del Basilea | Foto: Serie A

Por último, la temporada terminó con el adiós de toda una leyenda del equipo, Manuel Pasqual. El futbolista italiano terminaba contrato esta temporada y finalmente no seguirá en el club de Florencia, donde ha jugado las últimas once temporadas. La consagración de Marcos Alonso le acabó quitando demasiado protagonismo y las vidas de Pasqual y de la Fiorentina acaban por bifurcarse, aunque solo deportivamente.

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Sobre el autor
Ares Gómez Calatayud
El fútbol como estilo de vida y el Periodismo como forma de darle el lugar que se merece. Audentes fortuna iuvat.