En un frío verano del año 1987, en la ciudad eslovaca de Banská Bystrica, nacería el día 27 de julio Marek Hamsik. Quien iba a decir por aquel entonces a su familia, muy deportista por cierto, -su padre, Richard, también futbolista y su madre, Renáta, campeona de balonmano, disciplina que comparte su hermana Michaela- que su hijo iba a jurar amor eterno en un futuro al azul celeste de una ciudad situada a 1587 kilómetros.

En la localidad eslovaca, situada al borde de los Montes Tatras de los Cárpatos y a orillas del río Hron, se criaría ‘Marekiaro’, como se le conoce hoy en día. Una ciudad que se ha caracterizado históricamente por ser un centro minero, contando con monumentos de una gran riqueza tanto histórica como artística. Allí, por los callejones de Banská Bystrica, y posteriormente en Bratislava, capital de Eslovaquia, se iba fogueando la cresta, la más grande y temida de todo el viejo continente.

De Bratislava a Brescia, un paso

A los cuatro años fue cuando su padre le apuntó al equipo de la ciudad, el Jupie Podlavice Badín. Su debut en el fútbol profesional tendría lugar en el año 2004, en el equipo de la capital. El Slovan Bratislava, que por aquel entonces militaba en la segunda división del país. Pero con tan solo seis partidos disputados y un gol con la elástica belasí (azul celeste en eslovaco), el Brescia llamó a la puerta para llevarse a esa pequeña cresta, que crecía a pasos agigantados, a la ciudad lombarda. El principal culpable: Giovanni De Biasi. El coste del pase del joven Marek le salió por medio millón de euros al club de la leonessa.   Sin embargo, no todo eran buenas noticias. Justo esa misma temporada, el Brescia descendería a la Serie B. Pero ya en la siguiente campaña, Hamsik iba a entrar más en los planes de Rolando Maran (actual técnico del Chievo) y posteriormente –Maran fue destituido- de Zdeněk Zeman (ahora sin equipo). En total, durante la 05/06 acumuló experiencia en la B con 28 encuentros y un tanto –lo anotó en Coppa-.

Giovanni De Biasi, seleccionador de Albania, culpable de su desembarco en Italia

El ejercicio de 2006-2007 fue decisivo para Hamsik. En él, de la mano de Mario Somma primero, y después de Serse Cosmi (entrenador hasta hace poco del Trapani) evolucionó de manera fulgurante, hasta no llamar a la puerta de la Serie A, sino derribarla. Sus números fueron de 45 encuentros y 11 dianas. Esta magnífica temporada hizo que grandes equipos  del país de la bota de Europa pusieran sus ojos en él. Sin embargo, sería Aurelio De Laurentiis y Nápoles quien terminó de seducir a ese joven eslovaco espigado y de cresta oxigenada –ya comenzaba a asomar el proyecto-. Cabe reseñar que esa misma temporada el cuadro partenopeo ascendió a la máxima categoría del fútbol italiano.

Hamsik en su etapa en el Brescia. / Foto: calcio.fanpage.it
Hamsik en su etapa en el Brescia. / Foto: calcio.fanpage.it

Llegada a Nápoles

Las cifras del traspaso de Hamsik al Napoli fueron de 5,5 millones de euros. Una cantidad que por aquel entonces parecería excesiva por un joven de 20 años prácticamente sin experiencia en Serie A. No obstante, hoy en día toda la parroquia napolitana pensará que fueron los mejores cinco millones y medio de euros invertidos por il capitano. El 28 de junio fue el día en que Marek Hamsik juró ese amor eterno por la camiseta celeste del Napoli, y a su amada ciudad, Nápoles. Con el número 17 grabado a fuego desde el día de su debut un 15 de agosto ante el Cesena en un partido de Coppa. Día en el que también anotaría su primer gol. Mientras que su primer diana en Serie A con los azzurri y en su vida sería en el mes de septiembre en un partido frente a la Sampdoria.

Su primer entrenador como napolitano sería Edoardo Reja, héroe del ascenso desde los infiernos a lo más alto. Con su particular 3-5-2, Hamsik se haría fuerte en el once del entrenador de Gorizia. En esta primera temporada registró 40 partidos y diez goles en total. Números dignos de un veterano en su primera experiencia en la categoría de oro italiano.

Pero una de sus mejores etapas como azzurro llegaba con Walter Mazzarri. El actual técnico del Watford arribaba al sur de Italia para reflotar un barco que se hundía. Con él, llegarían los mejores años de aquél ciclo a Nápoles, y especialmente, a Marek Hamsik. El eslovaco formaría uno de los mejores tridentes junto a Cavani y Lavezzi. La cresta hacía de enlace para ambos y conectaba el ataque con el resto de la maquinaria napolitana. Esa misma campaña lograría sellar su mejor registro goleador en Serie A: 13 goles. Uno de los mejores en su zona coetánea sin duda. En el año 2012 ganó su primer título. Fue la Coppa y vencieron por 2-0 a la Juventus.

Cavani, Lavezzi y Hamsik. / Foto: myheartbeatsfootball
Cavani, Lavezzi y Hamsik. / Foto: myheartbeatsfootball.files.wordpress.com

Eran tiempos de cambios. De Laurentiis buscaba dar un nuevo impulso al equipo. Así, comenzaba una nueva etapa con Rafael Benítez a los mandos y su particular 4-2-3-1 de contraataque y repliegue, lo que hicieron que ese nivel de Hamsik bajara paulatinamente con el paso de los partidos, en una posición, la de mediapunta, en la que se estancaba. Incluso 14 partidos los comenzó desde el banquillo. Sin embargo, ‘Marekiaro’ no miraba fuera de Nápoles. Ni hasta dos robos sufridos en su propia casa hacen que el eslovaco rompa su promesa de amor eterno a la ciudad de la región Campania. Con el madrileño consiguieron una Coppa y Supercoppa.

Con Benítez empezó 14 partidos desde el banquillo

Y surgió el 'Sarrismo'

Pero la temporada 15/16 cambiaría el rumbo en la ciudad sureña de Italia, y el de Marek Hamsik. Y es que, con la marcha de Benítez al Real Madrid, De Laurentiis traería al banquillo partenopeo a un napolitano: Maurizio Sarri. El 4-3-3 basado en la posesión desde un principio le iba a lavar la cara al Napoli. Ahora, situado en la posición de interior izquierdo, ha convertido ese sector del campo uno de los más peligrosos de Serie A, con Ghoulam e Insigne como socios habituales. Poco a poco esa cresta volvía a florecer. A brillar. A sonreír. Como si de un auténtico guerrero centurión se tratase.

Sarri da instrucciones a Hamsik. / Foto: sscnapoli.it
Sarri da instrucciones a Hamsik. / Foto: sscnapoli.it

Pronto se iba a notar la mano de Sarri, calando su idea de dominar los encuentros a partir del cuero, sin excederse en su contacto, rápido, y sobre todo, ganar divirtiendo. Se forjó además un once que se iba a saber de memoria por todas las calles de Nápoles: Reina en portería; la defensa quedaba para Hysaj, Albiol, Koulibaly y Ghoulam; en el centro del campo, como regista, Jorginho, escoltado por Allan y, nuestro protagonista, Hamsik; y arriba, Callejón e Insigne acompañaban a Higuaín. Lo cual, a largo plazo, iba a pasar factura. La falta de fondo de armario provocó que se desinflaran en la segunda mitad de temporada, imponiéndose de nuevo la Juventus y alargando su hegemonía con un nuevo Scudetto.

Posiblemente, no fue la mejor temporada a nivel goleador de Marek Hamsik, pero estableció un peso diferencial en la mejoría del juego del equipo. Esa parcela izquierda comandada por el capitán eslovaco se convirtió en la mayoría de partidos en el principal abrelatas o desatascador. Ghoulam se encargaba de recorrer todo el carril, hasta doblar a Insigne, a la par que Hamsik alzaba el periscopio para con sus envíos –tanto con la derecha como con la izquierda- dinamizar y tumbar líneas rivales. La jugada finalizaba, en la mayor de las ocasiones, en busca de que la ‘matara’ Higuaín. Y por ende, así llegaron gran parte de esos 36 goles que lograría el 'Pipa'.

Hamsik celebra un gol ante el Inter esta temporada. / Foto: sscnapoli.it
Hamsik celebra un gol ante el Inter esta temporada. / Foto: sscnapoli.it

Pero este verano, Higuaín ponía rumbo a Turín tras el pago de la Juventus de su cláusula. Se une así a los Cavani o Lavezzi, entre otros. Lleva 105 tantos como napolitano, pero quiere más. Superó a Cavani. Ahora, sólo tiene por delante a Diego Armando Maradona. Seguirán pasando jugadores, entrenadores y dirigentes, pero lo que es seguro, es que ‘Marekdona’ no traicionará a Nápoles.  Este mismo mes de diciembre, declaró que tanto Milan y Juventus estuvieron detrás de él, pero con una frase aclaró su futuro, jurando de nuevo fidelidad: “Prefiero ganar un título con el Napoli que diez en otro sitio”.