Fútbol es fútbol. Y, en ocasiones, deja el espectáculo casi guionizado que se vivió este sábado en el Olímpico. La Lazio cayó derrotada a manos de un Chievo que no apareció por el estadio romano sino para asaltarlo en pleno descuento de la segunda mitad. De nada sirvió el abrumador dominio y los más de 20 disparos de los laziali, repelidos en numerosas ocasiones por Sorrentino, sin duda el mejor jugador del partido, para que los veronenses sumen tres importantes puntos y dejen a la Lazio frenada en las 40 unidades, pues ha sumado tres de las últimas nueve.

Por parte laziale, Felipe Anderson creó innumerables ocasiones de gol, pero no logró convertir ninguna de ellas; la nota negativa la puso Simone Inzaghi, que decidió ir a la desesperada a por los tres puntos y sacó del campo a los dos laterales, dejando la defensa totalmente desprotegida como se pudo vislumbrar en el tanto de Inglese. El Chievo no inquietó la meta de Strakosha salvo en la jugada del gol y en algún disparo lejano, Sorrentino se convirtió en el mejor jugador del partido con sus grandes paradas a los jugadores locales.

En cuanto a las alineaciones, ambos técnicos dispusieron cambios con respecto al último partido. Por parte de la Lazio, Inzaghi decidió utilizar los recambios esperados para sustituir al indispuesto Marchetti, al que suplió Strakosha, y al capocannoniere del equipo, Ciro Immobile, que cumplía ciclo de amonestaciones y que fue sustituido por Djordjevic. Además, Basta regresó a su puesto en el lateral derecho, Hoedt entró en el lugar de Wallace y Lulic completó el 4-4-3 en sustitución de Lombardi.

Rolando Maran, por parte del Chievo, dispuso hasta cinco sustituciones respecto a la dolorosa derrota en casa frente a la Fiorentina. En defensa, Gamberini y Spolli entraron en lugar de Bruno Cesar y Dainelli; en el centro del campo, Radovanovic y Hetemaj formaron el doble pivote, en lugar de Bastien y Castro. Arriba, Inglese fue el encargado de acompañar a Birsa y sustituir a Pellissier, que cayó lesionado.

Clara superioridad laziale sin premio

Comenzó bastante plano el partido. Ninguno de los dos equipos lograba crear ocasiones claras para deshacer el empate, aunque la Lazio trataba de hacerse con el control del encuentro en sus primeros compases, con la intención de empezar a meter al Chievo en su campo y rematarlo ahí. Por su parte, los de Maran lograban salir a la contra con algo de peligro en las botas de Walter Birsa, sin duda de los más participativos en el ataque veronense. 

Aunque sin demasiada fortuna, la Lazio dispuso de dos claras opciones de gol en los primeros 25 minutos. Primero, Felipe Anderson puso un centro raso con una espectacular volea a la que no llegó Djordjevic, que solo debía tocarla para convertir el 1-0; tres minutos después, fue Parolo el que cabeceó un centro desde la banda izquierda que logró desviar Sorrentino.

No era una broma. La Lazio acrecentó su dominio en el juego con la llegada de la primera media hora de partido. Posesión, cambios de juego, peligro a balón parado... Solamente la falta de acierto de cara a portería y la infantil protesta de Milinkovic al colegiado, Michael Fabbri, por la que el serbio se llevó una cartulina amarilla, empañaban hasta ese momento el partido de los romanos ante un Olímpico que volvía a presentar una pobre entrada.

Foto: Bartoletti
Foto: Bartoletti

Y el dominio se transformó en acoso. Milinkovic tuvo un disparo desde la frontal que desvió bien Sorrentino; pero fue Felipe Anderson, dos minutos después, el que dispuso de la mejor opción del partido hasta ese momento. El extremo brasileño se marchó de todos sus perseguidores, aunque, frente a Sorrentino no supo definir de la mejor manera y su disparo acabó atajado por el meta visitante.

Felipe Anderson no supo definir de la mejor manera y Sorrentino adivinó el lanzamiento del brasileño

Seguía achuchando la Lazio, aunque el Chievo trató de despertar ejerciendo una presión algo más alta que dio sus frutos con un robo de pelota a Biglia por parte de Jonathan de Guzmán, que logró sacar el primer disparo a puerta de su equipo desde fuera del área fácilmente blocado por Strakosha.

Con un nuevo saque de esquina favorable a la Lazio acabó la primera parte, en la que los de Inzaghi hicieron casi todo bien, pero no lograron obtener el premio del gol. El Chievo estaba obligado a mejorar tras el paso por vestuarios si quería inquietar algo a los romanos, que no sufrieron la ofensividad de los veronenses en ningún momento.

La imprecisión mantiene el empate

Dominio sin precisión. Así arrancó la segunda mitad, con la percepción de que la Lazio podía hacer el primero en cualquier momento. Las aproximaciones eran constantes, pero la bien organizada defensa del Chievo y la imprecisión en pases y centros al área estaban perjudicando a los de Inzaghi, que además notaban y de qué manera la ausencia de Immobile, pues Djordjevic estuvo desaparecido durante todo el partido.

Foto: Bartoletti
Foto: Bartoletti

La tuvo Parolo hacia el 60' de juego tras una gran jugada personal de Felipe Anderson, pero su remate fue rechazado por la defensa y enviado a córner. Los de Inzaghi seguían negados de cara a gol y los cambios no se hicieron esperar. primero por parte del Chievo, pues Maran introdujo a Izco en el puesto de Jonathan de Guzmán.

De nuevo Parolo rozó el 1-0, en pocos partidos ha gozado de tantas opciones de gol el internacional italiano, tras una gran asistencia de Felipe Anderson, pero Sorrentino volvió a sacar los pies y desvió la pelota. Continuaba mereciendo el gol la Lazio, que veía como el tiempo se acababa. Avisó el Chievo por primera vez en el partido por medio de un disparo desde la frontal de Cacciatore, que se marchó rozando el poste, en lo que sería una premonición del inesperado final.

A los dos minutos, Felipe Anderson dispuso de la opción para adelantar a su equipo, controló dentro del área, regateó y se buscó el espacio entre la defensa, pero su disparo, con todo a favor para marcar, se marchó fuera lamiendo el poste.

Foto: Bartoletti
Foto: Bartoletti

Inglese marca y deja en evidencia a Inzaghi

No fue el mejor partido para Inzaghi, que no supo romper la muralla del Chievo y cuyos cambios tornaron en desastre. Primero, el de Piacenza introdujo una doble sustitución con la entrada de Rossi y Luis Alberto en lugar de Djordjevic, que volvió a pasar desapercibido y Radu, cerrando con tres defensores para tratar de crear más opciones de gol. Unos minutos después, el sacrificado fue el otro lateral, Basta dejó su sitio a Lombardi, lo que a la postre decidió el partido para el Chievo.

Foto: Bartoletti
Foto: Bartoletti

Los veronenses seguían vivos, tenían el partido donde querían; el tiempo pasaba y continuaban resistiendo las acometidas de la Lazio con un imperial Sorrentino al frente. Pero el desenlace iba a ser aun mejor. Con la Lazio volcada arriba en busca del 1-0 que le diera una merecida victoria, los de Maran salieron a la contra y, profundizando por la banda izquierda, trenzaron una jugada que acabó en las piernas de Inglese que, solo ante la meta de Strakosha, no falló. El delirio inundó a los pocos aficionados visitantes desplazados a Roma, que no se creían que su equipo fuera a sacar una victoria del Olímpico con lo vivido a lo largo de los 90 minutos de juego.

Así finalizó el partido, con euforia en la grada visitante y nerviosismo en los tifosi locales, produciéndose incluso un episodio de violencia verbal entre el capitán laziale, Lucas Biglia, y un aficionado cuando los integrantes de la plantilla celeste se dirigían al vestuario. Por suerte, la sangre no llegó al río.