En una primera parte donde el conjunto milanista llevó la batuta dominante, y con una Sampdoria que presionaba las salidas de un Milan que recibía pocas ayudas por parte de los centrocampistas para desatascar esa opresión, quien llevaba la iniciativa en ataque en los primeros 15 minutos fue el flamante fichaje Deulofeu por una banda que estaba despoblada debido a la escasa presencia defensiva por parte de Bereszynski.

De esta forma, un centro del extremo catalán al cuarto de hora de partido fue cazado por Bertolacci con poca efectividad a la hora de rematar, marchándose por la línea de fondo posteriormente. No obstante, la Sampdoria no le iba a quitar la cara al partido, y tres minutos después, tras una exquisita triangulación entre Bruno Fernandes, Praet y Muriel, el delantero chutó y fue repelido soberbiamente por la defensa del conjunto de Montella.

Suso y Deulofeu, el comienzo de algo muy prometedor

De esta forma, el choque se convirtió en un partido loco con constantes idas y venidas, donde Romagnoli iba a coger cierta autoridad en la medular del Milan debido tanto a su precisa labor defensiva como a su visión de juego a la hora de salir con el balón jugado, pero fue de nuevo el equipo de Génova quien iba a poner contra las cuerdas al Milan con un mano a mano entre Bruno Fernandes y Donnarumma, que fue solventado gratamente por el portero italiano con una dura mano al palo corto.

Con el paso de los minutos, la conexión española entre Deulofeu y Suso fue cogiendo forma y protagonismo, y en un margen de 5 minutos ambos jugadores fueron lo más activo y aventurado del equipo “rossonero”. Primero fue Suso, con un jugadón que acabó en un pase de la muerte que fue sacado por el defensa Skriniar, debitado a la falta de determinación de Pasalic, y después Deulofeu, que con un tremendo sprint por la banda izquierda, acabó cediendo el esférico a su compatriota para que éste, con toda la intención que conllevaba, chutara un balón que se marchó mordiendo el palo derecho de un Viviano que volvía a la portería de la Sampdoria tres meses después. No iba a terminar la primera mitad de esta manera, ya que Muriel reclamó penalti instantes antes de que el colegiado señalara el final de los primeros 45 minutos tras un derribo de Palleta, pero sus protestas fueron ignoradas a la vez que el árbitro señalaba falta del atacante.

Comenzaba la segunda mitad con la oportunidad más clara en lo que transcurrió de partido. Suso centraba de tal manera que ningún atacante del Milan remataba el balón, pero tras el rechace del portero de la Sampdoria, Deulofeu pisaba el balón y estrellaba  el cuero en el palo, y la réplica a esta ocasión fue prácticamente instantánea con una contra dirigida por Quagliarella, pasándole el balón a Praet y chutando a las manos de Donnarumma. El panorama de ambición goleadora poco exitosa del Milan hizo que 15 minutos del encuentro fueran única y exclusivamente del equipo de Montella, pero sus ataques fueron poco prácticos por la mera obsesión de regatear e introducirse “hasta la cocina”.

Victoria desde los once metros

En este periodo, Pasalic  tuvo en sus botas una ocasión que se marchó rozando la madera tras un pase de Deulofeu, que recogió en la frontal ejecutando un disparo fuerte y duro. No era el día del conjunto local y se vio reflejado tanto en ataque como en defensa, de tal manera que en el minuto 68, Purisic introducía un pase al hueco hacia Quagliarella y Palleta, con una falta inocente, no apta para su experiencia, derribaba al delantero italiano propiciando penalti a favor de la Sampdoria. El encargado en trasformar el penalti fue Muriel, que con la toda la sangre fría que se le atesora, batía, engañando a Gigi, y subiendo el primer tanto en el luminoso.

Montella introducía cambios con la intención de retomar el vuelo y conseguir la gesta de la remontada, siendo éstos Lapadula, Abate y Ocampos, este último cambiando de banda con Deulofeu y postulando a Suso en el centro del campo tras la salida de Bertolacci. Pero, lo que colmó el vaso de la afición presente en el Giuseppe Meazza, fue cuando a escasos minutos del final, Suso metía un pase al hueco sobrepasando la línea defensiva y Lapadula, con todo a su favor, fallaba ante Viviano, cogiendo el rechace Abate y estrellándolo en la muralla de la Sampdoria.

Así, finalizaba el partido con el descontento de la afición local y con la alegría de los visitantes, ya que no salían del feudo milanista con los tres puntos desde 2012. El Milan sigue distanciándose de los puestos europeos, mientras que la Sampdoria se afianza en la parte media de la tabla.