Durante los primeros compases de partido, ambos conjuntos mostraron su intención de apropiarse del encuentro, la Lazio con posesiones en campo contrario y el Milan con ataques rápidos y verticales que le permitieron forzar varios córners. Una vez trancurridos esos minutos iniciales, el conjunto romano consiguió asentarse de forma definitiva en campo contrario.
Dominio y oportunidades para los locales
Desde el minuto cinco, hasta la media hora de partido, el encuentro fue un absoluto monólogo por parte de los de Simone Inzaghi. Los romanos encerraron a los de Montella en su campo y asediaron a Donnarumma jugada tras jugada, antes de la media hora del encuentro el joven portero rossonero hubo de intervenir en seis disparos laziales entre los tres palos, algunas de esas intervenciones, de mucho mérito.
Las ocasiones venían prácticamente de todos los ángulos del ataque romano, con Ciro Immobile y Keita Baldé como máximos exponentes del peligro celeste. Ambos jugadores dispusieron de varias ocasiones para abrir el marcador, pero la falta de acierto y la buena actuación de Donnarumma impidieron que el marcador se moviera durante esa primera media hora.
La situación más clara la tuvo Hoedt en la frontal del área pequeña, paradón espectacular del adolescente meta del Milan que rechazó el remate a bocajarro del defensor de la Lazio.
Ese primer tercio de partido no trajo goles, pero sí trajo consigo la primer tarjeta del encuentro. Vangioni realizó una contundente doble falta, primero sobre Felipe Anderson y posteriormente sobre Parolo. El árbitro solucionó tal contundencia mostrando una merecida cartulina amarilla. En lo que respecta a la polémica en las áreas, el Milan pidió dos penaltis, uno en una acción individual de Deulofeu y otro en una mano de De Vrij provocada por Ocampos, en el área contraria Immobile también pidió la pena máxima al irse al suelo intentando luchar un balón. Damato acertó al no señalar ninguno de los tres penaltis que hubieran resultado extremadamente rigurosos.
Tranquilidad rossonera y gol laziale
El dominio de la Lazio en esta primera mitad se vio calmado por una acción en la que, a la contra, a punto estuvo el joven Ocampos de inaugurar su casillero goleador como milanista en su primer partido como titular desde que dejase de vestir la camiseta del Genoa. El argentino de 22 años se aprovechó de un fallo en la salida del balón por parte de los de Inzaghi y perdonó delante de Strakosha en su intento por mandarla con el interior de su bota derecha al palo largo.
Posteriormente, otra pérdida de balón de la Lazio propició una nueva oportunidad, esta vez para el héroe de la pasada jornada frente al Bologna, Deulofeu, que no pudo materializar su ocasión. El catalán se convirtió en el faro de su equipo durante toda la primera mitad, protagonizando prácticamente todas las acciones de ataque del conjunto rossonero.
Cuando Damato miraba ya de reojo el túnel de vestuarios pensando en decretar el final del primer acto, Immobile se internó con acierto en el área milanista llegando a pisar el área chica y obligando a Donnarumma a arriesgar demasiado. El ex del Sevilla necesitó menos que nada para irse al suelo, pero el meta milanista no estuvo acertado y golpeó con sus guantes al de Torre Anunziata en la pierna.
Damato no lo dudó, penalti. Biglia tomó carrerilla y fusiló con precisión a Donnarumma que nada pudo hacer ante tan potente disparo desde los once metros. "Gigi" vio como el esférico le superó por su flanco derecho como un espectador de lujo, fue inútil su intento de estirada. No dio tiempo para más, el árbitro decretó el final de la primera parte.
La Lazio, merecida ventaja al descanso
El conjunto local salió tras los quince minutos de pausa con la intención de seguir dominando el encuentro y de esa manera no permitir al Milan disponer de oportunidades. El plan de Inzaghi dio resultado durante muchos minutos, con el contrapunto de que la producción ofensiva de los suyos descendió notablemente. Donnarumma ya no sufría ningún asedio, alguna situación aislada, algún intento de Felipe Anderson, y vuelta a empezar, puesto que los de Montella se mostraban incapaces de construir jugadas cuando el balón partía de sus jugadores más retrasados.
En los primeros veinte minutos de a segunda mitad, Montella movió el banquillo. Primero sacó del campo a un gris Locatelli en la noche de hoy, dando entrada a José Sosa, posteriormente dio entrada a Lapadula, retirando a un desacertado Ocampos. En el camino entre una sustitución y otra, Radu vio la segunda tarjeta amarilla del encuentro por protestar vehementemente una acción al colegiado.
Sosa y Suso, líderes del tramo final del encuentro
Los cambios ofrecieron otra versión de los de Montella, acertó de lleno el técnico rossonero. Ante tal circunstancia, Inzaghi respondió dando entrada a Lulic retirando al gran desaparecido de la segunda mitad respecto de la primera, Keita.
José Sosa puso orden en el centro del campo milanista, tapando, recuperando y comenzando jugadas como no había hecho ningún jugador del Milan a lo largo del encuentro. El argentino dio equilibrio a su equipo permitiendo que un jugador fundamental para los suyos empezara a hacer acto de presencia sobre el césped del Olímpico, Suso. El ex del Almería, ausente durante los primeros 70 minutos, comenzó a tocar balón, y cuando ello ocurre al Milan sólo le pueden ocurrir cosas buenas.
El Milan fue a por el encuentro convirtiendo el césped del Olímpico de Roma en escenario de multitud de situaciones, en el tramo final del encuentro Felipe Anderson pudo sentenciar el encuentro en dos ocasiones, pero Donnarumma y el lateral de la red terminaron por ser los destinos de sus intentos. Sosa y Deulofeu también tuvieron su opción en una doble oportunidad que desbarató Strakosha.
Acercándose el partido a sus últimos diez minutos, Poli tuvo que abandonar el encuentro por lesión. No parece revestir gravedad, pero Montella se vio obligado a realizar el último cambio. Entró al césped Mati Fernández. Ya entrado el encuentro en sus últimos diez minutos, Milinkovic-Savic perdonó la última opción del conjunto laziale para mandar el encuentro a su final. Lo intentó desde la frontal con una gran rosca, pero ésta salió rozando el poste.
Suso y su obra de arte
La defensa no tiene ninguna duda de que el gaditano, según encara desde banda derecha, buscará su perfil izquierdo hasta poder encontrar un remate con su pierna buena, buenísima. No tuvo ninguna duda la zaga laziale, pero nada pudo hacer. El ex del Liverpool penetró en el área, entre tres rivales, y en un alarde de calidad infinita encontró el hueco para con el interior mandarla a guardar, bien pegada al palo derecho de Strakosha.
Como ya le ocurriese al conjunto romano frente al Chievo, desperdiciaba un encuentro en el que dispuso de oportunidades de sobra para sentenciar, incluso en la primera mitad. En aquella ocasión desperdició hasta treinta disparos, en la noche de hoy, llegó a realizar nueve disparos entre los tres palos y veintidós en total.
Pudo ser una verdadera catástrofe para la Lazio, que absolutamente noqueada tras el gol del español asistió a cómo los de Montella se echaron en los últimos minutos a por el encuentro, llegando a disponer de alguna ocasión de relevancia para certificar la remontada. La última del partido, robo de Sosa, acaba Suso, perfecta radiografía de lo que fue el tramo final del encuentro.
Un empate que no contenta a ninguno
El conjunto que iguala el partido en los instantes finales suele llevarse un mejor sabor de boca de la cita, pero la realidad es que se reparten dos puntos que resultan insuficientes de cara a las aspiraciones de los dos equipos. La Lazio continúa sin ofrecer solidez frente a los rivales de arriba y el Milan prosigue su gris dinámica de 2017.
En la próxima jornada, la Lazio visita al Empoli, mientras que el Milan tiene una dura visita: la Fiorentina se desplazará hasta San Siro en lo que será un encuentro entre dos conjuntos a los que sólo les separa un punto en la clasificación.
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