Volvió la Champions. Por fin. Tras meses de espera, la mejor competición del Viejo Continente regresó a la capital española. Al Santiago Bernabéu. Era una noche de reyes. Se citaban el Rey de Europa, el Real Madrid; y el Rey del sur de Italia, el Napoli. En esta ocasión, con el estadio siendo una caldera -no como hace casi 30 años, cuando el partido se disputó a puerta cerrada-. Los aficionados merengues no fallaron a la cita. Tampoco lo hicieron los tifosi napolitanos, movilizándose cerca de diez mil, aunque más de la mitad lo hacían sin entrada. El fútbol y sus locuras.

Nadie quería perdérselo. Con aquel partido de la 87/88 en el recuerdo, como si de hace unas semanas atrás se tratase, el Napoli buscaba vendetta. Incluso Diego Armando Maradona se hospedó en el mismo hotel que la plantilla para hacer 'piña'.

Así lucía el Santiago Bernabéu en la previa. / Foto: realmadrid.com
Así lucía el Santiago Bernabéu en la previa. / Foto: realmadrid.com

Novedades en los onces

Con respecto a los esquemas tácticos, Zinedine Zidane sorprendía con una novedad en el once. James Rodríguez partía de inicio desde el extremo izquierdo, buscando aprovechar los espacios que pudiese dejar Diawara cuando saltase a la presión. Además, regresaba al 4-3-3, con el Modric-Casemiro-Kroos en la medular, dejando de lado el 3-5-2 (o 5-3-2) que había puesto en práctica en anteriores encuentros. También volvía Carvajal al lateral diestro tras superar su lesión.

Mientras que Maurizio Sarri 'moría' con sus ideas. Valiente. Diawara y Zielinski le ganaban la partida a Jorginho y Allan, respectivamente. Quizás, como pensaban unos tantos, podrían pecar de inexperiencia o un exceso de juventud en un partido de tanto calibre. Pero otros tantos, que era el momento de dar un paso adelante. De plantar cara. Y así hizo. Todo basado en el 'Sarrismo' que predica el maestro azzurro, y sigue todo Nápoles. En cuanto a los otros nueve, los habituales. Aquellos nombres que se 'tararean' de memoria por las calles de la ciudad del sur de Italia.

El miedo escénico, ¿leyenda?

Es típica, en los encuentros de alta tensión, la tónica de que el miedo escénico del Santiago Bernabéu haga perder partidos, o al menos, cometer más errores de lo normal, a los rivales de los blancos. Y en los primeros minutos, esas premisas, se cumplían. Ese miedo parecía querer engullir al Napoli. Tan solo segundos, y Cristiano hilaba una jugada magnífica por el sector izquierdo, la cedía al punto de penalti, y desde allí Benzema soltó un zurdazo que detuvo con una mano Pepe Reina. La primera del Real.

Insigne celebra el gol que abría la lata. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).
Insigne celebra el gol que abría la lata. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).

Sin embargo, pasados los primeros compases, los azzurri se asentaban sobre el tapete. Esa expresión querían dejarla, en su caso al menos, en una leyenda. Hasta tal punto lo hicieron que, en el minuto ocho, Lorenzo Insigne levantó el periscopio, y observó a Keylor Navas mal situado en la portería. Una acción de un segundo. Arriba y abajo. Preparó el 'fusil'. Y se sacó un disparo desde 30 metros, que terminó colándose en la portería merengue. De fondo, los aficionados partenopei ​rompieron el silencio que se creó en el templo del fútbol europeo -con permiso de Wembley, claro-. Se venía avisando. Contras del Napoli, peligro de gol seguro. Y así fue. En la primera que tuvieron no fallaron. Los de Sarri se gustaban.

Acción reacción

La escuadra napolitana  de Campania mantenía el control del juego, haciendo gala de su calcio spettacolo, mientras el Bernabéu se impacientaba. Y como si de una acción de reflejo se tratase, el Real Madrid reaccionó. Carvajal se disfrazó de Modric, y desde el pico del área derecho, puso un centro al segundo palo con el exterior de la bota, para que Benzema rematase el cuero al fondo de la portería.

El duelo se equilibraba. Como en el baloncesto, los equipos se repartían una posesión para cada jugada. En una de esas, Cristiano perdonó, como no suele perdonar. Modric filtró un balón a la espalda de la zaga napolitana, pero el luso mandó su disparo por encima del travesaño. Siguiente turno, para el Napoli. De nuevo en una de sus transiciones rápidas, por el carril izquierdo (el que suele llevar más peligro en los azzurri cuando se juntan Insigne, Hamsik y Ghoulam) Hamsik, tras recibir el pase de Insigne, sacó su pierna izquierda a pasear para soltar el disparo, el cual rozó el palo izquierdo de la meta blanca.

Momento en el que Benzema marca el gol del empate. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).
Momento en el que Benzema marca el gol del empate. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).

El juego pasaba a dominio merengue. El Real controlaba el ritmo del juego, ante unos partenopei que replegaban y esperaban a cazar una contra. Sin embargo, en una de esas volvieron a perdonar los de Zidane. Cristiano Ronaldo ponía un envío en diagonal, con una suave rosca, hacia el interior del área. Benzema recogía la posesión, y solo ante Reina, mandó su disparo fuera.

Sentencia tras la reanudación

Se llegaba así al descanso. Primer asalto, tablas. Todo por decidir en los segundos 45 minutos. Pero en diez minutos, se engrasó la maquinaria merengue. Cristiano se marchó por la derecha, amagó a Koulibaly con el centro, dejando tumbado al senegalés. La puso atrás, y apareció Toni Kroos, que con un sutil toque de tobillo metió el cuero en la portería de Pepe Reina. Y cinco después, Casemiro conectó una espectacular volea, que perforó las redes napolitanas. Las noches épicas, de remontadas, de golazos, de nuevo en el mismo escenario: el Santiago Bernabéu.

Piña madridista tras el gol de Kroos. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).
Piña madridista tras el gol de Kroos. / Foto: Daniel Nieto (VAVEL).

Los minutos pasaban, y el tiempo se le agotaba a los de Sarri. A la par que aparecía el cansancio, notándose el coste que suponía tapar, abriéndose numerosos espacios en cada jugada. Un gol para darles vida, teniendo en cuenta la baza de jugar la vuelta en el San Paolo. Pero Mertens perdonó. Callejón recibió una diagonal -como las tantas que recibe, en la jugada estándar el Napoli-, se la dejó de cara a al 'diablo' belga, quien disparó por encima del larguero. Los madridistas suspiraron. Los napolitanos, se lamentaron. Unas emociones intercambiadas en la siguiente ocasión. Reina sacaba de nuevo la mano a pasear para evitar el cuarto, el primero de James.

Sin embargo, había buenas noticias en los azzurri. Milik volvía a sentirse futbolista después de meses, y superar esa grave lesión que sufrió en una de sus rodillas, y que tanto temen los futbolistas. Entraba en el lugar de il capitano, un Hamsik que no tuvo una de sus mejores noches. Con esto, y posesiones más que estériles por parte de ambos bandos, se llegaba al final del partido.

El Real Madrid se llevó la ida de los octavos de final con una renta de dos goles. El Napoli, por su parte, se aferra al gol y su valor doble. Un gol que si consiguió esta vez, y que tanto añoraron la última vez que se enfrentaron. Ahora le tocará dictar sentencia al San Paolo, como ya lo hiciere hace 30 décadas. El rey de Europa ya ha movido ficha. Ahora le toca al del sur de Italia.