Ser hijo de futbolista no suele ayudar si se quiere llegar a ser alguien en el mundo del fútbol. Si además de todo eso, el padre ha tenido una gran carrera, todo es aún más complicado. Sin embargo, hay ciertos futbolistas que se sacuden esa presión como si nunca la hubiesen llevado encima y que honran su apellido más allá de la trayectoria del progenitor. Este es el caso de Federico Chiesa, hijo del mítico Enrico Chiesa.

Todo parecía un cuento de hadas

No hay que engañarse. La temporada comenzó exageradamente bien para el '25' de la Fiorentina. Debutaba con la zamarra de la Fiorentina en partido oficial en el primer partido de Serie A de esta campaña. Además, partía como titular y el rival era la Juventus, el máximo adversario deportivo de los violas. El genovés dejó buenos destellos durante los 45 minutos que jugó en el Juventus Stadium, pero fue sustituido en el descanso.

Una entrada triunfal en un escenario inigualable. Pero no todo iba a ser color de rosa para Federico. Debutó el 20 de agosto con el equipo toscano, pero no volvería a salir al terreno de juego hasta el 29 de septiembre, cuando salía desde el banquillo para disputar los últimos doce minutos del encuentro ante el Udinese. Chiesa se enfrentaba a su primera temporada como profesional y en una posición quizá un poco extraña para él. Con el esquema de tres defensas centrales y dos carrileros, Paulo Sousa decidió dar la alternativa al joven italiano en la banda derecha, no sin probarle en la media punta del ataque de la Fiorentina.

Chiesa celebra uno de sus goles con los aficionados violas | Foto: UEFA
Chiesa celebra uno de sus goles con los aficionados violas | Foto: UEFA

Mientras Chiesa intentaba hacerse con un hueco en el primer equipo de la Fiorentina, echaba una mano al equipo Primavera cuando podía; exactamente dos partidos de la Coppa Italia juvenil. Así pues, el genovés no contaba demasiado para el técnico portugués. Lo utilizaba en la rotación de la plantilla, para dar descanso a otros jugadores o ni siquiera lo usaba en diversos partidos. En Serie A no disponía de muchas oportunidades, aunque en Europa League poco a poco empezó a asomar la cabeza.

Estar en el sitio y en el momento adecuados

Federico Chiesa no dejaba de intentarlo un partido tras otro. Muy esforzado en tareas defensivas y especialmente iluminado en el plano ofensivo, consiguió cernir dudas sobre el rendimiento de otros jugadores que en esos momentos estaban por delante de él en el escalafón de importancia. Su tocayo Bernardeschi no funcionaba en el ala derecha y Paulo Sousa se vio obligado a recolocarlo de enganche, justo por detrás de Nikola Kalinić.

Chiesa se enfrentaba a su primera temporada como profesional y en una posición quizá un poco extraña para élPor lo tanto, alguien debería ocupar el puesto que dejaba atrás el de Carrara. El entrenador viola lo intentó primero con Tello, pero el ex del Oporto y del Barcelona no terminaba de explotar. El rendimiento no era malo, pero se esperaba mucho más del español. Así que Sousa decidió poner a Federico Chiesa como carrilero en la banda derecha. Y los frutos no tardaron en llegar. El hijo de Enrico comenzó a tomar una importancia vital en el juego de la Fiorentina. Sus continuos ataques, su velocidad, su conexión con jugadores como Borja Valero, Bernardeschi o Kalinić y su lucha lo han llevado hasta hacerse con la titularidad.

Consagración en Azerbaiyán

La evolución de Chiesa está siendo incuestionable, pero siempre hay una chispa que hace saltar la llama. La chispa que encendió lo que actualmente es el '25' viola apareció el 8 de diciembre de 2016. La Fiorentina disputaba el último partido de la fase de grupos de la Europa League contra el Qarabağ azerí. Chiesa mostró todo lo que le representa en los casi noventa minutos que jugó en el país oriental. Chiesa mostró todo su repertorio en ese partido y marcó su primer gol en competición oficial con la camiseta de la Fiorentina. Estuvo en todas las jugadas de ataque del cuadro viola y finalmente se llevó el premio del gol. Pero si la energía propia de su edad le fue favorable por un lado, le perjudicaría por otro. Chiesa era expulsado por doble amarilla en una jugada absurda y con el partido prácticamente sentenciado, puesto que el Qarabağ ya había bajado los brazos. La juventud ahora le pasaba factura, pero Chiesa estaba seguro de que esto lo auparía.

Federico Chiesa intenta regatear a Agolli en el partido ante el Qarabağ | Foto: ACF Fiorentina
Federico Chiesa intenta regatear a Agolli en el partido ante el Qarabağ | Foto: ACF Fiorentina

Y así fue. Desde ese momento, el italiano ha disputado once partidos con la Fiorentina y ha sido titular en nueve de ellos. Si es cierto que de esos nueve partidos en los que Federico Chiesa ha salido como titular, el de Génova únicamente ha completado cuatro. Su resistencia física aún no es óptima debido a su temprana edad, pero eso tan solo es cuestión de tiempo.

Federico Chiesa, más que un apellido

Que sirva como anécdota que Chiesa irrumpió en el panorama del fútbol internacional por ser 'hijo de'. Las últimas llegadas de otros hijos de importantes futbolistas de la década de 1990 (Thiago y Rafinha Alcántara, Giovanni Simeone, Ianis Hagi, Sergio Busquets, Daley Blind...) hacían poner el foco en el futbolista transalpino. Las retransmisiones de los partidos en los que aparecía lo nombraban como 'el hijo de Enrico Chiesa'. Sobre todo por la cantidad de grandes jugadores que han sido hijos de otros grandes futbolistas que han pasado por el fútbol italiano como Paolo Maldini o Franco Baresi, hijos de Cesare Maldini y Giuseppe Baresi. Por lo tanto, no era tan de extrañar que Federico primero fuese recordado por ser hijo de Enrico Chiesa. Sin embargo, paso a paso el joven futbolista está dando de lado la fama de su padre y está construyendo su propio camino en el mundo del balompié.

Su rendimiento está siendo muy sorprendente, sobre todo por su edad y por no haber disputado ni siquiera una temporada completa en el fútbol profesional. Cuando los aficionados violas ya se habían acostumbrado a que la nueva perla de la cantera de la Fiorentina era otro Federico, esta vez Bernardeschi, el '10' se hizo un hombre en el Crotone y se ha echado al equipo toscano a la espalda. Pero a Chiesa no le ha hecho falta ni siquiera irse cedido a otro equipo menor para curtirse en el fútbol italiano. Con una elegancia impropia para sus 19 años y heredada de su padre Enrico, Chiesa también ha sacado la garra italiana competitiva, lo que le convierte en un jugador muy completo. Los asiduos al Artemio Franchi ahora sueñan y se ilusionan con Chiesa, ya que prevén que la salida de Federico Bernardeschi es muy probable.

El '25' viola celebra el gol de Badelj que dio la victoria ante la Juventus | Foto: UEFA
El '25' viola celebra el gol de Badelj que dio la victoria ante la Juventus | Foto: UEFA

El futuro es para él, ya que tiene en su mano poner el apellido Chiesa en la picota varios años después de que su padre se retirase de los terrenos de juego. Pero lo puede hacer por sus propios logros, sin tener que ser recordado como el hijo de Enrico que pudo ser mejor que su padre y no llegó a serlo. Sin tener que ser siempre 'hijo de Enrico', sino Federico.