La Juventus salía con su alineación de gala, a excepción de la línea defensiva donde Barzagli y Rugani ocupaban los sitios que normalmente ocupan Bonucci y Chiellini, y Asamoah se acomodaba en la izquierda mientras que Alex Sandro ocupaba plaza en el banquillo. Precisamente el lateral Ghanés fue el encargado de poner, desde la banda izquierda, un precioso centro que remataría de cabeza el extremo derecho Juan Cuadrado, que por sorpresa se estaba dejando ver por el área en esos momentos. Allegri, tras ese tempranero gol, asistía a una muy buena prestación de los suyos, tanto en el aspecto de la intensidad como en el apartado técnico. Pero el Juventus, con un Higuaín que parece que le haya atacado una especie de maldición en los últimos partidos, no conseguía cerrar el partido. Primero Mandzukic a puerta vacía veía como el propio 'Pipita', desde el suelo y de forma totalmente involuntaria, le negaba un gol ya cantado; y después el propio delantero argentino, tras una desgraciada asistencia de un defensa sampdoriano, se topaba con Puggioni que realizaba una excelente intervención. Se desesperaba Higuaín que lleva en el dique seco unas cuantas semanas.

Juventinos en vilo

Dybala se sentó en el suelo y el mundo juventino se quedó en silencio. Todos tienen en mente el partido que les espera contra el Barcelona y el final de temporada donde el Juventus se jugará todos los títulos. Allegri lo sabe, y sabe que para que todo pueda terminar bien, el argentino tiene que estar en condiciones. No se pensó su sustitución ni un instante. Mandó al campo al jóven Pjaca, que en el segundo tiempo fue víctima de grandes reprimendas del entrenador. Es verdad que el extremo hace valer su potencial en fase ofensiva, pero mostraba mucha pereza en las coberturas defensivas y a la hora de presionar, lo que llevaba al entrenador italiano a la desesperación, en un partido que no estaba ni estuvo nunca cerrado del todo. La lesión de Dybala pareció desconectar a sus compañeros y, por contra, activar a una Sampdoria, que en el primer tiempo vivió de los fallos de la Juve de cara a puerta y de alguna jugada aislada de Quagliarella para mantenerse viva en el partido.

Freno motor

La Juve bajó el ritmo tras el descanso, justo lo que Allegri, tal y como dijo en la rueda de prensa previa al encuentro, quería evitar a toda costa. No cabe duda viendo la cantidad de gritos que se le escucharon durante la segunda mitad para reactivar a su equipo, que veía como una buena Sampdoria se acercaba cada vez más a la portería de un Gianluigi Buffón, que conseguía un nuevo récord: jugador con más minutos jugados en el Juventus de Turín. El portero tuvo que realizar un par de intervenciones a disparos de media distancia de los jugadores de la Sampdoria, aunque no excesivamente difíciles, menos para un portero de su calidad. Pasaban los minutos y el líder de la Serie A no conseguía volver a tener el partido en sus manos. Solo lo corto del resultado daba algo de emoción a un partido que el equipo visitante quería que acabase cuanto antes. Allegri protegió las bandas introduciendo a Lichtsteiner en ayuda de un Daniel Alves, que con su carácter estaba desquiciando a los jugadores rivales, provocando incluso alguna tangana; y el centro del campo con Lemina, que volvía a participar después de varios partidos donde el entrnador no había contado con él. Tagliavento decretó el final y el público aplaudió a su equipo por luchar hasta el final ante una Juve que, de segurir a este ritmo inexorable, ganará su sexto 'Scudetto' consecutivo.

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Sobre el autor
Manuel Musmeci
Periodista- Medio italiano medio español. Apasionado del fútbol, el italiano en especial.