En 1907 surgía un sueño. Lo hacía en Venecia, en la ciudad de la región del Véneto. El Venezia Football Club -nombre que recuperó con la llegada de Joe Tacopina- aparecía en la escena del Calcio bajo un león alado cosido en el escudo y los colores naranja y verde corriendo por las venas de sus tifosi. Un armónico lugar que siempre es más recordado por sus camaleónicos canales y sus aderezados y carismáticos carnavales. Desde aquél día, estaría unido a la que siempre a sido su casa: el Pier Luigi Penzo. Un estadio que, sin lugar a dudas, además de acogedor es de destacar la forma de llegar a él (a través de góndolas y barcas por los canales).
De la época dorada a la decadencia
Pero no fue hasta el año 1940 cuando el club, bajo el nuevo nombre de Associazione Fascista Calcio Venezia, se inscribió con letras de oro en un título. Fue la conquista de la Coppa ante la Roma, de la mano de una pareja histórica en el club, aquella que conformaban Ezio Loik y Valentino Mazzola. Es conocido como el periodo más laureado del club -de momento-, ya que a ese título le acompañó un postrero subcampeonato de dicha competición dos años después.
En el año 1940 lograron su primer y único título: la Coppa de Italia
Tras esto, comenzó la decadencia de los lagunari. Numerosas a la vez que dolorosas bancarrotas, desapariciones y refundaciones después, llegó la estabilidad. Pero antes de eso, no cabe olvidar la etapa de Maurizio Zamparini como propietario del club (1986-2002), antes de serlo del Palermo -el cual vendió este mismo año-, con quien llegaron a entrenar técnicos de primer nivel como lo son Spalleti, Prandelli o Ventura.
Joe Tacopina, il salvatore
O el salvador, como se le conoce al abogado neoyorquino que adquirió el club de los leoni alati. Joseph -'Joe'- Tacopina, de profesión abogado, y después de pasar por la presidencia del Bologna -les devolvió a Serie A- o participar en el consejo administrativo de la Roma, decidió hacer soñar de nuevo a toda una ciudad que anhelaba las mieles del éxito y el aura que desprende el fútbol profesional.
Con el Venezia recorriendo las más puras catacumbas del fútbol transalpino, la mano del estadounidense hizo resurgir de sus propias cenizas cual fénix reencarnado en unos leoni alati. Después de conseguir el primer paso, el ascenso a Lega Pro -tercera división- desde la Serie D -cuarta división- en la 15/16 bajo las direcciones de, primero, Paolo Favaretto, y posteriormente Giancarlo Favarin, Tacopina llamó a 'Pippo Inzaghi'. El ex rossonero, tras su paso repentino por el banquillo de un Milan en horas bajas, se convirtió en el nuevo entrenador de los arancioneroverdi.
Reinando la Lega Pro
El Venezia ha logrado dos ascensos en dos años
El objetivo seguía siendo el mismo: el ascenso a Serie B. Encuadrados en el que, a priori, parecía el grupo más duro junto a otros equipos como el Parma, Padova, Pordenone o Reggiana. Pero ni por esas les lograron detener. Bajo los mandos de Inzaghi y un equipo formado por Facchin en la meta -26 goles encajados, el que menos en toda la liga- los defensas centrales Domizzi y Modolo, con los laterales Garofalo y Zampano; una sala de máquinas con Bentivoglio de regista, con Soligo y Vittorio de interiores; y el tridente que componen el joven Marsura, el extremo Moreo -que suma diez goles- o el delantero centro español de origen suizo, Álex Geijo, con pasado en La Liga, también con diez dianas en su casillero.
Con 20 jornadas consecutivas de capolista en el grupo B de la Lega Pro, los lagunari sellaron el certificaron el ascenso con un empate a uno ante el Fano. Actualmente, tras 35 jornadas disputadas, en el primer puesto con 78 puntos. Un balance envidiable: 23 victorias, nueve empates y tres derrotas. Y en el registro goleador acumulando 55 tantos a favor y 26 en contra. Números de campeón. Además, también se encuentran en la final de la Coppa Lega Pro -perdieron en la ida 1-0 ante el Matera-.
El viaje del Venezia FC no termina aquí. Más bien, comienza en Serie B. Porque esto es tan solo otro pequeño paso para regresar a aquel lugar de donde nunca tuvo que desaparecer. El olimpo del fútbol italiano. Lo que es cierto, es que los aficionados lagunari nunca han dejado de soñar. Es más, mientras otros dormían, otros trabajaban por devolver a su club a lo más alto. Y de momento, lo están consiguiendo. Cuidado, que llegan los Leoni Alati.