Más de 40.000 almas rossoneras se dieron cita en San Siro para animar a su equipo en lo que podía convertirse y se convirtió en una jornada histórica para el club de Milán, una jornada en la que tras tres largos años de sequía europea desde que aquel 4-1 frente al Atlético de Madrid en la temporada 2013-2014 –con dos goles de Diego Costa, Arda Turan y Raúl García y uno de Kaká por parte del Milan- que hizo que el conjunto se apease en octavos de la que sería la décima Champions League para el Real Madrid, el conjunto dirigido por Vincenzo Montella se ha logrado clasificar matemáticamente para disputar la previa de la UEFA Europa League del año que viene, consiguiendo así el objetivo inicial de la temporada.

Dos han sido los factores clave que han hecho que en la tarde dominical la felicidad haya invadido Milán y al menos una de las dos partes futbolísticas que la componen comience a encontrar ese brillo que la devuelva a la élite del fútbol europeo y, por ende, del fútbol mundial. El primero de ellos ha sido la elección de la formación debido a la sanción de Suso, pasando del clásico 4-3-3 a un innovador 3-5-2 con la pareja Bacca-Lapadula en la punta de ataque. El segundo factor clave ha sido la entrada de revulsivos en la segunda mitad, ya que el partido estaba un poco atascado y las entradas de Mati Fernández por Bertolacci y Honda por Bacca han surtido efecto, habiendo realizado el primero dos asistencias mientras que el japonés anotó un gol.

Acecho de los fantasmas del pasado

El último tramo de temporada para el conjunto milanista ha dejado mucho que desear y desde que Giacomo Bonaventura dijese adiós a la misma el Milan se ha ido complicando en partidos a priori fáciles, dejándose importantes puntos en el camino ante rivales como Empoli, Crotone o Pescara al ofrecer un juego muy pobre y poco combinativo. El inicio del partido parecía seguir por esos derroteros ya que el equipo, a pesar de poseer electricidad en la salida de balón, no veía efectividad en sus pases ni en sus jugadas y fue el Bolonia el que tuvo la primera ocasión con un cabezazo de Destro que se marchaba desviado.

La grada milanista, entregada | Foto: Milan
La grada milanista, entregada | Foto: Milan

Vangioni resultaba impreciso e intermitente en sus incisiones por la banda mientras que Deulofeu era quien llevaba el peso ofensivo del equipo. Montolivo dio una clase magistral en el centro del campo ante la pasividad tanto de Bertolacci como de Pasalic y el mariscal de la defensa fue el argentino Gustavo Gómez, que paró las acometidas iniciales del Bolonia con una solvencia inédita en él esta temporada. Mbaye, ayudado de su línea defensiva, se encargó de neutralizar a Bacca y Lapadula, que tocaron muy pocos balones y los que tocaron los enviaron fuera –Lapadula falló una ocasión manifiesta delante de Mirante-.

El Milan estaba muy congestionado y bloqueado en la salida de balón y el Bolonia tampoco sabía aprovechar esa falta de solvencia milanista al no tener un plan B sobre el de cerrarse atrás y esperar que Donadoni había descrito en la previa del partido. Fue el conjunto milanista el que siguió llevando el peso ofensivo del encuentro a pesar de todo, ya que el Bolonia era completamente incapaz de llegar al arco de Donnarumma, pero el marcador no se movió y se llegó al descanso con el mismo resultado con el que el encuentro se había iniciado, con poco buen fútbol ofrecido y con la preocupación de no poder cerrar la clasificación europea.

La revolución de los suplentes

Llegó la segunda mitad y Montella no se lo pensó al sacar a Bertolacci en lugar de Pasalic –debido a la mayor capacidad de llegada que posee el croata- del terreno de juego para dar entrada al chileno Mati Fernández, que aún no sabía que iba a convertirse en uno de los protagonistas de la tarde. A pesar del cambio, la situación de la primera mitad no encontraba mejoría y el Bolonia ejecutó un par de acometidas al contragolpe que no llegaron a buen puerto pero pusieron el miedo en el cuerpo de todos los aficionados locales.

Fue el segundo cambio de Montella el que hizo que el partido cambiase definitivamente de rumbo al dar entrada al japonés Keisuke Honda por el ariete colombiano Carlos Bacca, cambio que sorprendió debido a la escasez de minutos que el nipón ha jugado esta temporada con el conjunto milanista, pero que resultó clave ya que liberó a Lapadula arriba y aportó frescura. Fue el propio Lapadula quien dio el aviso de lo que le esperaba al Bolonia anotando un gol en fuera de juego que no subió al marcador. Fue minutos después cuando Deulofeu puso la primera piedra del camino europeo de su equipo.

El gol de Deulofeu | Foto: Milan
El gol de Deulofeu | Foto: Milan

La jugada inició en sus propios pies y, tras una combinación con Pasalic y una larga carrera, recibió un pase de Mati por encima de toda la defensa para batir de volea a Mirante y poner la ventaja en el electrónico, una ventaja que pronto se duplicaría gracias a una falta provocada por el propio Deulofeu y ejecutada a la perfección por Keisuke Honda. A falta de 20 minutos, el partido se había puesto muy de cara para los de Montella.

Honda celebrando su gol | Foto: Milan
Honda celebrando su gol | Foto: Milan

La grada era puro jolgorio y el matemáticamente salvado Bolonia nada podía hacer que no fuese seguir defendiendo tras la ruptura de su único plan inicial. Fue en los minutos finales cuando el conjunto local apretó al máximo en el último cuarto de cancha para conseguir el tercero, que tras un par de ocasiones de Mario Pasalic llegaría en el descuento con un disparo a la media vuelta dentro del área pequeña de Gianluca Lapadula para poner el definitivo 3-0 en el marcador y resarcirse de ese modo del fallo garrafal que tuvo en la primera mitad. Un gol que puso el broche final a una despedida de San Siro esta temporada con ese anhelado aroma europeo.

Lapadula se desquita con su gol | Foto: Milan
Lapadula se desquita con su gol | Foto: Milan

San Siro se convirtió en el perfecto escenario para una fiesta multitudinaria en la que toda la plantilla rossonera y sus directivos saltaron al verde para festejar con la afición una clasificación europea que empezará a tomar rumbo a mediados de Junio, cuando se conozca el rival al que se tendrán que enfrentar en la primera ronda de las previas.