El mercado estival no fue especialmente apasionante aunque sí vislumbraba una pequeña renovación en la plantilla al desaparecer de la misma hombres como Ménez, Alex, Matri o Diego López, que habían ejercido un rendimiento irregular y representaban los escollos de ese Milan condenado a vagar sin ilusión europea. Los fichajes que hizo el equipo fueron los de Mati Fernández, Mario Pasalic y José Sosa para la medular; Gustavo Gómez para la zaga; Leonel Vangioni para la zona de carrileros y Gianluca Lapadula como gran movimiento para el ataque al haber marcado 27 goles con el Pescara en Serie B y haber ascendido al equipo.

Un inicio dudoso a la vez que peligroso

La temporada empezó en casa tras una pretemporada marcada por el dinámico estilo de juego mostrado en la International Champions Cup así como en los amistosos que se jugaron aunque a veces los resultados no acompañasen. A pesar del deficiente mercado –debido en gran parte a la dudosa continuidad de Berlusconi al frente del equipo- la ilusión de la grada estaba presente en el inicio del campeonato liguero frente al Torino, el partido supuso la primera victoria de la temporada con varios factores que incitaron a la épica, ya que Donnarumma y Bacca se convirtieron en los héroes de la tarde; el colombiano al marcar un Hat-Trick y el joven portero italiano al realizar un partidazo y parar un penalti a Belotti en el descuento para certificar los primeros tres puntos del curso.

Donnarumma celebra la agónica victoria ante el Torino | Foto: Milan
Donnarumma celebra la agónica victoria ante el Torino | Foto: Milan

Tras ese subidón inicial llegaron los primeros baches en el camino, el primero fue frente al Nápoles en un partido para olvidar en el que con empate a dos a falta de veinte minutos para el final se descontroló y acabó 4-2 y con dos expulsados rossoneros. El segundo tropezón fue todavía si cabe más doloroso ya que a pesar de dominar frente al Udinese en San Siro se acabó perdiendo con un gol de Perica en el 88 que hundía al equipo de Milán en la decimoquinta posición de la tabla al término de la tercera jornada. Fue a partir de ese momento cuando el equipo cambió y dio su mejor versión de toda la temporada.

Montella charla con sus jugadores tras los primeros malos resultados | Foto: Milan
Montella charla con sus jugadores tras los primeros malos resultados | Foto: Milan

Sueños de grandeza perdida en Milán

Todo empezó con una victoria ajustada por 0-1 frente a la Sampdoria con un tardío gol de Bacca, que se estaba convirtiendo en uno de los hombres del inicio de temporada despejando toda duda sobre su continuidad al aportar un gran nivel de juego. Tras ese partido llegaron dos rivales fuertes seguidos, el primero fue la Lazio de Simone Inzaghi a la que el equipo dirigido por Montella ganó 2-0 con goles de Bacca y Niang –otra de las piezas importantes del equipo al inicio del curso- y el segundo fue la Fiorentina, contra quien no se pudo pasar del empate a cero. En tres jornadas el equipo había alcanzado la sexta posición, y todavía faltaba lo mejor.

Montolivo celebra la victoria ante la Lazio | Foto: Milan
Montolivo celebra la victoria ante la Lazio | Foto: Milan

El siempre complicado Sassuolo visitaba el feudo milanista en pleno auge del equipo dirigido por Montella para ponerle las cosas muy difíciles en otro de los partidos que acabó de forma épica. El Milan se adelantó temprano con el gol de Bonaventura, pero Politano –al instante- y Acerbi y Pellegrini al inicio de la segunda mitad pusieron un desfavorable 1-3 en el marcador. Fue entonces cuando Montella dio entrada a un desconocido joven llamado Locatelli por el capitán Montolivo, que no acababa de cuajar grandes partidos. Bacca de penalti, el propio Locatelli con un auténtico golazo y Paletta a la salida de un córner pusieron en menos de diez minutos el definitivo 4-3 con el que acabaría uno de los partidos más emocionantes de la temporada, partido con el que el equipo convenció a todos de que este era su año.

Locatelli se covirtió en una pieza muy importante | Foto: Milan
Locatelli se covirtió en una pieza muy importante | Foto: Milan

Llegó el parón de selecciones y las alarmas saltaron en Casa Milan, pues tras un lance con Sergio Ramos el capitán Montolivo caía lesionado de gravedad para casi todo lo que restaba de temporada. Era el momento de Locatelli y así lo demostró, tras un buen partido ante el Chievo que acabó con un 1-3 a favor del Milan llegó su noche soñada frente a la Juve. La noche en la que el desconocido se convirtió en leyenda por un instante al anotar el único gol –de muy bella factura además- del partido que daba la victoria a su equipo y lo colocaba en la tercera posición del campeonato.

Montolivo cae lesionado ante España | Foto: Getty Images
Montolivo cae lesionado ante España | Foto: Getty Images

No es oro todo lo que reluce

Milán entera estaba de fiesta por aquel entonces –al menos la parte rossonera, ya que la hinchada neroazzurri pasaba por momentos delicados tras la destitución de De Boer- y la visita al Génova parecía estar solventada en los ánimos de la gente incluso antes del inicio del partido. Fue ese exceso de confianza el que supuso un duro golpe para que el equipo volviese a su realidad y dejase de vivir soñando con la Champions o el Scudetto. Un doloroso 3-0 fue el resultado final que supuso una crisis de juego en el equipo ya que a pesar de ganar sus dos siguientes partidos frente a Pescara y Palermo lo hizo por la mínima, sufriendo y sin jugar a nada, lo que hizo que Montella tuviese sus primeras crisis de vestuario con sus jugadores y aplicase rotaciones en las alineaciones.

Poli se marcha cabizbajo tras la dura derrota en Génova | Foto: Getty Images
Poli se marcha cabizbajo tras la dura derrota en Génova | Foto: Getty Images

Ese era el contexto con el que se llegó al esperado derbi de Milán, un derbi en el que la victoria se escapó en el último minuto por culpa de un gol del croata Perisic y en el que destacó la figura del español Suso con un doblete, que junto a Bonaventura constituyó la pieza más importante del equipo rossonero en la primera vuelta del campeonato italiano. Tras ese partido llegaron dos victorias ante Empoli y Crotone en las que también quedaron como hombres destacados Lapadula y Mario Pasalic, pero llegaba otro tramo duro para la temporada milanista.

Suso se lanza al suelo para celebrar su doblete al Inter | Foto: Milan
Suso se lanza al suelo para celebrar su doblete al Inter | Foto: Milan

Tocaba jugarse la segunda posición ante la Roma de Spalletti para demostrar la definitiva vuelta del equipo a lo más alto del fútbol italiano, pero un penalti fallado por Niang –que supuso su definitiva desconexión del fútbol del equipo- y un gol de Nainggolan a la media hora del encuentro hundieron al Milan en un tercer puesto que pasaría a ser quinto la jornada siguiente debido al empate a cero con el Atalanta y las consiguientes victorias de Nápoles y Lazio, pero lo mejor de la temporada estaba todavía por llegar.

Donnarumma se disculpa tras los malos resultados | Foto: Milan
Donnarumma se disculpa tras los malos resultados | Foto: Milan

El primer título en cinco años

Con la caída al quinto puesto se viajó a Qatar para disputar la SuperCoppa frente a la Juve, ya que el Milan había sido finalista de Coppa la temporada anterior ante la propia Juventus. El partido se puso cuesta arriba con el tempranero gol de Chiellini antes de los veinte minutos, pero Bonaventura puso la igualada en el minuto 38. Con ese resultado el partido llegó a su fin y, tras el tiempo extra estipulado en la prórroga se llegó a la tensa tanda de penaltis que, con una parada de Donnarumma a Dybala y un gol de Mario Pasalic a Buffon pasó a la historia como la que daría el primer título al Milan desde aquella Serie A en la temporada 2011-12 y que se vislumbraba como el trofeo de despedida de Berlusconi.

La fiesta tras la consecución de la SuperCoppa | Foto: Milan
La fiesta tras la consecución de la SuperCoppa | Foto: Milan

La euforia del momento se hizo notar y Milán se sumió en una profunda fiesta que se acrecentó con la ajustada victoria ante el Cagliari y el pase a cuartos de final de la Coppa Italia derrotando al Torino con goles de Kucka y Bonaventura. Los aficionados por fin veían la temporada de forma optimista y el mercado invernal se acercaba, dejando entrever que algún jugador interesante podría interesarse por el auge del equipo, un auge que pronto se convertiría en declive.

El equipo celebra el pase a cuartos de Coppa | Foto: Milan
El equipo celebra el pase a cuartos de Coppa | Foto: Milan

El mercado invernal no supuso una gran revolución como no lo hizo tampoco el estival. Salieron del club el central Ely, sin minutos en la temporada, para unirse al Alavés; el brasileño Luiz Adriano tras un paso sin pena ni gloria por la capital de la moda con destino a Moscú y el francés Niang tras su bajón de forma para recalar en las filas del Watford. Fueron tres los hombres que llegaron al equipo: Storari, Ocampos y Deulofeu. El primero para ser el suplente de Donnarumma, el segundo como revulsivo y el extremo español –sin saberlo todavía- para conquistar a toda la ciudad con su fútbol y volver así a su máximo nivel.

Niang abandonó el club en Enero para irse al Watford | Foto: Watford
Niang abandonó el club en Enero para irse al Watford | Foto: Watford

Llegan de nuevo las malas noticias

Cinco, cinco fueron los partidos consecutivos en los que el Milan no pudo ganar tras el pase a cuartos frente al Torino, con cuatro derrotas consecutivas –Nápoles, Juventus, Udinese y Sampdoria- tras el empate a dos liguero frente al propio Toro y con varias malas noticias. La primera de ellas fue la eliminación de la Coppa en cuartos frente a la Juve, la segunda fue la séptima posición en la que acabó el equipo tras la última derrota frente a la Samp y la tercera y más importante fue la lesión de Bonaventura en el partido contra el Udinese que le haría perderse lo restante de temporada. Lo único salvable de esos partidos fueron los auges de jugadores como Sosa, Vangioni o el recién llegado Deulofeu, que no habían tenido relevancia hasta entonces.

Bonaventura yace lesionado en el suelo frente al Udinese | Foto: Getty Images
Bonaventura yace lesionado en el suelo frente al Udinese | Foto: Getty Images

Vuelve la épica y llegan los chinos

Tras la tempestad siempre llega la calma a pesar de que para lograrla haya que pasar por el mismísimo epicentro de la tormenta. Eso fue lo que ocurrió en Bolonia cuando, con dos hombres menos debido a las expulsiones de Paletta y Kucka –unos viejos conocidos de las cartulinas rojas, sobre todo esta temporada- y con Poli lesionado en el terreno de juego casi para hacer bulto el Milan consiguió hacerse con una victoria importantísima gracias a un gol de Pasalic en el 90 tras una espectacular jugada de Deulofeu. Ese sería el punto de inflexión que haría que el equipo realzase el vuelo y encadenase cuatro partidos seguidos sin perder.

Pasalic celebra con rabia su agónico gol frente al Bolonia | Foto: Milan
Pasalic celebra con rabia su agónico gol frente al Bolonia | Foto: Milan

Fue en esa racha cuando sucedió el otro acontecimiento importante de la temporada con la llegada del grupo inversor chino y el correspondiente desembolso económico para subsanar todas las deudas del club, dejando a un lado tanto a Berlusconi como a Galliani y la junta directiva y poniendo en su lugar a Li, Fassone y Mirabelli, que pronto empezarían a moverse con miras al mercado estival. Fue también en esa racha positiva cuando Abate se lesionó en un ojo perdiéndose lo restante de temporada y generando una crisis en los laterales.

La nueva propiedad del Milan y la junta directiva | Foto: Milan
La nueva propiedad del Milan y la junta directiva | Foto: Milan

El escollo que pondría fin a esa racha positiva sería de nuevo la Juventus con un partido que encendió a toda la comunidad tifosi del Milan ya que el encuentro andaba empate a uno hasta que en el 90 se torció con una roja a José Sosa y un posterior penalti fuera de tiempo –se chutó en el 97 y el árbitro añadió 5- que convertiría Dybala en el 2-1 definitivo que hundió al equipo en otra profunda crisis que se notaría sobre todo en los resultados frente a equipos a priori inferiores.

Tras una victoria ante el Génova comenzaron los malos resultados: 1-1 frente al casi descendido por aquel entonces Pescara, un triste 1-2 ante el Empoli –equipo menos goleador del campeonato- y otro empate a uno ante el luchador Crotone. Pero a esos resultados también se sumaron algunos positivos aunque con matices negativos dentro de ellos. Se ganó holgadamente por 4-0 al Palermo en un partido en el que tanto Suso como Bacca jugaron su último partido a buen nivel ya que tras él ambos se desinflaron y el colombiano llegó incluso a perder la titularidad.

Montella desesperado con la mala racha final de su equipo | Foto: Getty Images
Montella desesperado con la mala racha final de su equipo | Foto: Getty Images

Así se llegó al pimer derbi de Milán con aroma chino, segundo de la temporada, ya que ambos presidentes son del país asiático ahora. Un derbi que estuvo marcado de nuevo por la épica y en el que resaltaron las figuras de Romagnoli y Zapata, que tras un 2-0 puesto en la primera mitad anotaron un gol cada uno ya pasado el minuto 80 –el de Zapata en el descuento- para poner el empate a dos, resultado idéntico al de la primera vuelta pero con agónico gol rossonero.

Zapata celebra su agónico gol frente al Inter | Foto: Milan
Zapata celebra su agónico gol frente al Inter | Foto: Milan

Cambio de sistema y premio final

Con la visita de la Roma se volvieron a dejar ver los fantasmas del fracaso e San Siro. La dura derrota por 1-4 provocó una nueva crisis en el vestuario que se saldó con el definitivo descontento de Mattia De Sciglio y su decisión de no renovar al término de la temporada, acrecentando así el mal momento que pasaban los laterales y que hizo que Montella buscase una solución.

El plan de Montella fue cambiar a una defensa de tres centrales y ocupar las bandas con los laterales o extremos disponibles debido a la gran cantidad de lesiones –el propio De Sciglio acabó lesionado la temporada-. Eso sumado a la importante vuelta de Montolivo tras el pequeño bajón de nivel de Locatelli así como del resto de la medular supuso que el equipo consiguiese el objetivo europeo a falta de una jornada gracias al empate importantísimo frente al Atalanta con al gol de Deulofeu en el 88 y a la victoria por 3-0 frente al Bolonia que hizo que matemáticamente se consiguiese el sexto puesto.

El equipo celebra el matemático sexto puesto | Foto: Milan
El equipo celebra el matemático sexto puesto | Foto: Milan

Solo quedaba despedir la temporada de la mejor manera posible ante el Cagliari en su estadio, pero los isleños vendieron muy cara su piel y, sumado a la incapacidad del Milan para generar juego ofensivo, a la expulsión de Paletta –récord en una temporada con cinco rojas- y el tardío gol de Pisacane hizo que el Milan acabase sexto con 63 puntos, uno por encima del Inter y tres por encima de la Fiore, que no disputarán competición europea el año próximo.

Primeros movimientos de futuro

Nada más terminar la temporada se anunció el primer movimiento mercantil para el próximo curso tras llevar varias temporadas sonando para la zaga milanista. El defensor argentino del Villarreal Mateo Musacchio pasaba reconocimiento médico en Milanello y poco después se anunciaba oficialmente su llegada al club por una cifra cercana a los veinte millones de euros, se convertía así en el primer fichaje de la nueva propiedad.

Musacchio posando con la escultura de Milanello | Foto: Milan
Musacchio posando con la escultura de Milanello | Foto: Milan

El segundo fichaje y último fichaje oficial hasta la fecha es el del centrocampista marfileño revelación de la temporada Franck Kessié, que tras una temporada a muy alto nivel en el Atalanta llegó a Casa Milan por unos treinta millones de euros para formar parte del conjunto dirigido por el también renovado Vincenzo Montella el año próximo.

Kessié posa con Fassone y la camiseta del Milan | Foto: Milan
Kessié posa con Fassone y la camiseta del Milan | Foto: Milan

El balance final de la temporada es esperanzador debido a los nuevos fichajes y los que están por venir, la clasificación europea y la consecución de los objetivos iniciales del curso a pesar de los altibajos sufridos y de los villanos transformados con el tiempo en héroes así como ha ocurrido también a la inversa. La temporada que viene el mundo del fútbol volverá a ver al Milan donde históricamente le corresponde, compitiendo a nivel europeo.