Un paso separaba a Nice y Napoli -más a los italianos- de acceder a la fase de grupos de Champions League y saborear y disfrutar el aroma europeo que desprende la máxima competición del viejo continente. Los caprichos del destino, y del sorteo, depararon un duelo emocionante, en el que medía a dos de los equipos más atractivos de la pasada temporada. Pero todo el mundo miraba al enfrentamiento de los banquillos. Un auténtico duelo táctico, y sobre todo, apasionante: Lucien Favre y Maurizio Sarri.  

En el primer asalto, se saldó con victoria napolitana. Los azzurri se hicieron fuertes en su templo, San Paolo, y consiguieron ponerse por delante en la eliminatoria con un 2-0. Un resultado que pudo ser más abultado de no ser por la cantidad de ocasiones que desperdició el Napoli. Otra parte negativa que arrastraría el cuadro de la Costa Azul sería las bajas de Koziello y Pléa por expulsión (se unen a la de Cyprien).

Ya en Niza, el Allian Riviera se vestía de gala. Les aiglons soñaban con la remontada. Por ello, el técnico suizo pondría en liza su mejor once posible. El cual, incluía varias novedades -algunas obligadas por las bajas-. La primera, en el esquema: ordenaba a los suyos en torno a un 4-2-3-1, después de jugar la ida con cinco defensas. Jallet volvía a la zaga, pero de lateral izquierdo. Mientras que Sneijder de mediapunta y Balotelli como nueve eran las caras nuevas que más ilusión generaban. Así, Saint-Maximin se desplazaba a la banda izquierda (su mejor zona de influencia). Y destacaba, obvio por las últimas noticias, la titularidad de Seri, quien probablemente jugaba su último partido con el OGC Nice. 

Así recibió el Allianz Riviera a los suyos. / Foto: ogcnice.com
Así recibió el Allianz Riviera a los suyos. / Foto: ogcnice.com

Por el otro bando, Sarri no sorprendía a nadie. Once de gala, aquel que se sabe todo napolitano de memoria, para volver a jugar la fase de grupos y dar guerra en Europa. Con su 4-3-3 innegociable, quizás la duda estaba en la punta de lanza, después de que Mertens saliese tocado del partido ante el Hellas Verona y no entrenase con el grupo en el día de ayer. Sin embargo, el técnico azzurro confirmó en las vísperas del duelo que el belga sería titular al 100%. Tridente ligero en ataque y a volar.

Con el sonido del himno de la Champions League, el gran ambiente que se respiraba en el Allianz Riviera, daba comienzo el partido tras el pitido inicial de Damir Skomina. No se llegaba al minuto cinco y dos exmadridistas lanzaban sus primeros avisos. Primero Sneijder, y posteriormente Callejón, con disparos desde fuera del área, pero se encontraron ambos con la respuesta de sus porteros. Si el Nice tuvo problemas con las amonestaciones en el partido de ida, este comenzaba por el mismo camino. Seri, que desempeñaba el papel de ancla -no de interior como de costumbre- se ponía con amarilla a los ocho minutos del encuentro, lo que le condicionaría durante el resto de la eliminatoria.

Pero el encargado de romper el hielo con la primera gran ocasión no sería otro que Dries Mertens. Falló la zaga francesa y el belga estuvo a punto de aprovecharlo. Se zafó de Dante, pero su disparo desde dentro del área con la zurda lo sacó con una gran mano, a contrapié, Cardinale. Conforme pasaban los minutos, el Napoli jugaba con el reloj. Todo a favor. El resultado global, el control del juego... En un saque de esquina Koulibaly estuvo cerca de adelantar de nuevo a los partenopei. Mientras que en el Nice, Saint-Maximin y algunos destellos de Balotelli, intentaban agitar el encuentro a través de un contragolpe.

Saint-Maximin fue el mejor del Nice esta noche. / Foto: ogcnice.com
Saint-Maximin fue el mejor del Nice esta noche. / Foto: ogcnice.com

El primer tiempo ponía final con otra ocasión napolitana, pero el chut de Callejón con la pierna mala se marchaba desviado de la portería rival. Unos primeros 45 minutos donde se pudo ver de nuevo al Napoli de Sarri. Una delicia. Ya poco se puede descubrir de la maquinaria que han formado. Son muchos los elogios y cada vez más los que llegan a los azzurri. Juego atractivo, de toques rápidos, presión alta, velocidad... Excepto cuando toca bajar el ritmo del juego, evitar un efecto champagne del otro contendiente, con pases lentos, pausados. Pero lo que le hace especial es la confianza con la que juegan. Y la forma en qué ejecutan los movimientos, como mecanizados, jugando de memoria. Otro punto fuerte, sin duda, la presión colectiva y armoniosa tras pérdida. Todo de forma uniforme para asfixiar al máximo la salida de balón del contrario. Quizás su único pero sea la defensa, o el exceso de ofensividad que cargan sus laterales -sobre todo Ghoulam-. No fue en esta ocasión, ya que lograron secar los ataques del Nice. Una figura, la de Koulibaly, que no dejaba ni respirar a Balotelli.

Todo ello, les tocó transportarlo a la Costa Azul. Los pupilos de Favre sufrían para pisar área napolitana. Tanto es así, que los datos demostraban que tan solo tocaron un balón dentro de la zona de castigo durante el primer tiempo. Con el inicio del segundo, misma tónica, pero con la llegada del torrente de ocasiones -y el gol-. Llegó con polémica, ya que Balotelli se encontraba fuera del terreno de juego (no se sabe el por qué y su no entrada al verde). Hamšík recogió un balón en la izquierda, filtró el pase de forma horizontal para que, un Callejón completamente libre de marca (Jallet estaba muy lejos), empujase el balón al fondo de la portería. Ni un minuto se cumplía, y Mertens rompía a la defensa con un quiebro, y de primeras mandaba el cuero al poste. El Napoli tenía en marcha la máquina. Primero 'marea' al rival, y cuando está aturdido, hinca las dagas azuladas con envíos al espacio para el tridente ligero. Tres a cero en el global para los del sur de Italia, que soltaban de vez en cuando el pie del acelerador. La fase de grupos se tocaba con la mano. 

Callejón se encargó de abrir la lata. / Foto: sscnapoli.it
Callejón se encargó de abrir la lata. / Foto: sscnapoli.it

Era turno de rotaciones, y el primero en mover el banquillo fue el técnico partenopeo. Repetía el cambio de la ida, dando entrada a Zieliński en el lugar del capitán Hamšík, que le entregaba el brazalete a Insigne. Fue justamente él, la vespa napolitana quien tuvo dos ocasiones para hacer el segundo tanto del partido, pero se encontró en ambas con las manoplas de Cardinale (uno de los mejores del Nice esta noche). Pocos minutos le bastaron al polaco para presentarse en Niza, con una gran arrancada y una pared con Mertens, aunque su disparo acabaría siendo desviado por Dante. También tendrían minutos Rog (por Allan), que dejaría bonitos detalles, y Diawara (por Jorginho). Por lo que Sarri cambiaba las tres piezas del trípode del centro del campo. Esto demuestra que cada temporada el Napoli mejora el fondo de armario, clave para la larga campaña que les espera. 

El final del partido y de la eliminatoria asomaba, disputándose prácticamente el resto de minutos en el centro del campo, aunque se veía al Nice con ganas de anotar al menos el tanto de la honra. Y lo tuvo en sus botas Ganago, pero en el mano a mano ante Reina disparó al muñeco. Sin embargo, todavía quedaba un gol para cerrar la cuenta goleadora. Sería el segundo del Napoli, y tendría de protagonista a Insigne. Ghoulam mandaba el esférico al balcón del área, y desde allí, el capitán por aquel entonces, se sacaba un potente latigazo que perforaba las redes galas. Un último 'disparo al aire' de los de Favre lo haría Lees Melou, quien disparaba al larguero. 

Insigne anotó el segundo tanto del Napoli. / Foto: sscnapoli.it
Insigne anotó el segundo tanto del Napoli. / Foto: sscnapoli.it

Con esto, Skomina señalaba el túnel de vestuarios. El Napoli estará en el bombo del sorteo del jueves en Mónaco, donde conocerá a sus otros tres rivales en la fase de grupos de la Champions League. Mientras que el Nice se tendrá que conformar con el premio de disputar la Europa League. Lo que está claro, es que Sarri y los suyos seguirán repartiendo fútbol por Europa. 

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