Regresaba el fútbol. Tras el punto y seguido que ponía el parón por selecciones, y una decepcionante Italia (sumó tres de los seis puntos que jugó) los campos del Calcio volvían a rebosar de tifosi.  En esta ocasión, lo hacía el Renato Dall'Ara de la ciudad de Bolonia, situado en la capital de la región de la Emilia-Romaña. Sin duda, uno de los estadios que más encanto esconde del panorama futbolístico en Italia. En parte, por esa Torre di Maratona, un edificio de ladrillo rojo colocada en el centro de una de las tribunas laterales -en principio quedaba fuera del estadio hasta la última remodelación-.

Torre di Maratona (Renato Dall'Ara). / Foto: Calcio e Finanza
Torre di Maratona (Renato Dall'Ara). / Foto: Calcio e Finanza

El equipo encargado de defender este templo cada dos fines de semana en la Serie A es el Bologna. Esta vez, los rossoblù les tocaba bailar con una de las más 'feas': el Napoli de Sarri. Quienes sin ir más lejos, la pasada edicións les endosaron un doloroso 1-7. Para tratar de generar problemas a los partenopei, Roberto Donadoni (ex entrenador precisamente de sus rivales esta noche) introducía tres variantes con respecto al partido que ganaron ante el Benevento. Poli retrasaba su posición hasta el mediocentro -en detrimento de Donsah-, haciendo pareja con Pulgar. Así, Palacio entraba en la de mediapunta, por detrás de Destro, y Di Francesco junto con Verdi en las alas. Atrás, cambiaba la parte derecha de la zaga. Entraban los suecos Helander y Krafth. La zona izquierda seguiría siendo para Maietta y Masina. El portero, el indiscutible Mirante.

En el otro bando, había muy poco que analizar. Maurizio Sarri salía 'casi' con el once de gala, ya que entraba Chiricheș en el lugar de Albiol, que se quedaba en el banquillo. El resto, lo conocido: Reina en el arco. Hysaj, Koulibaly y Ghoulam completaban el resto de la defensa. En la medular, Jorginho como 'regista' después de recuperar ese brillante nivel que demostró hace dos campañas. Sus fieles escuderos, Allan en el flanco derecho, y en el izquierdo il capitano Hamšík, quien se encuentra a dos goles de igualar a Diego Armando Maradona como máximo artillero del Napoli. Arriba, el ya conocido como 'tridente ligero': Insigne, Mertens y Callejón

Efecto champagne rossoblù

El partido arrancaba con una peculiaridad. Y era la del Bologna, que estrenaba su nueva segunda equipación (blanca con dos franjas roja y azul marino), por lo que no lo hacía con su indumentaria habitual, la zamarra azulgrana. Mientras que en las gradas había un gran ambiente, pero especialmente en la curva visitante, plagada de tifosi napolitanos (unos 7.000). En el verde, Mertens solamente tardaba tres minutos en hacer su primera diablura, forzando la amarilla de Helander con un rápido giro del cuerpo. Pero el primer aviso claro llegaría por el bando del Bologna. Verdi encaró a Hysaj, y tras hilar varias bicicletas, se sacó un disparo con la pierna izquierda que pasó rozando el palo largo

Y a los diez minutos, la ocasión más clara. De nuevo Verdi como protagonista. El '9' rossoblù ejecutaba una falta desde el balcón del área, y cuando parecía que el cuero entraba por la escuadra izquierda, aparecía la mano salvadora de un Pepe Reina que hace apenas una semana estaba más fuera que dentro del Napoli. Los de Donadoni salían con efecto champagne en este inicio. Unos azzurri, en su caso, que parecían desactivados del duelo, incapaces de penetrar la muralla que se formaba cada vez que les tocaba atacar. Solamente despistes defensivos del Bologna provocaban sus llegadas. En los locales, era clave la verticalidad de Verdi -cual martillo pilón- y Di Francesco por las bandas, con Palacio y Destro picando piedra por dentro. 

Di Francesco roba un balón a Jorginho. / Foto: sscnapoli.it
Di Francesco roba un balón a Jorginho. / Foto: sscnapoli.it

Y, por fin, aterriza el Napoli

El primer disparo del Napoli entre los tres palos llegó a la media hora de partido -disparo de Hamšík que atajó Mirante-. Por primera vez, se dejaba ver ese juego armónico napolitano que tanto gusta y está gustando por toda Europa. Y, justo después, Helander cometía un penalti clamoroso sobre Mertens, pero Piero Giacomelli le decía al belga que no había nada. ¿Y el VAR? Le respondía el delantero con el gesto, lo mismo que se preguntarían los aficionados partenopeos. 

De esta manera, los de Sarri empezaban a despertar de su letargo, y se sucedían cada vez más sus llegadas al área rival. Su presencia con el cuero era cada vez más asidua sobre el césped del Renato Dall'Ara. Un momento en el que también aparecían las malas noticias para los azzurriChiricheș se lanzó a por un balón, con un aterrizaje bastante malo y lesionándose del hombro izquierdo. Así, el técnico napolitano se veía obligado a realizar el primer cambio, dando entrada a Raúl Albiol en sustitución del rumano al filo del descanso.

Igualdad hasta que quiso 'Calleti'

La segunda mitad empezaba con el mismo guion con el que se cerró el primer capítulo. El Napoli manejaba la posesión a sus anchas, encerrando con el paso de los minutos al Bologna, algo que no ocurrió en la primera media hora de partido. Así es como empieza a anestesiar a sus rivales el cuadro partenopeo, para después, acabar hincándoles el diente. Sin embargo, eso no iba a suceder con los de Donadoni, quienes ya se conocían esa película. Por lo que con las indicaciones del entrenador bergamasco, los rossoblù comenzaron a discutirle el control del cuero al Napoli. Quien, precisamente, tuvo que realizar la primera sustitución por lesión de Maietta, entrando así De Maio.

Y en el ecuador del duelo, aparecía en escena la pesadilla de los azzurri en la noche de hoy: Simone Verdi. Con un giro fantástico, se deshizo de su marca, y posteriormente le filtró un magistral pase al espacio a Destro, el cual se sacó un potente chut con la zurda que sacó con la pierna Reina. Pero el peligro siguió, ya que rebotó en un defensor, y con el balón dirigiéndose dentro de la portería, lo sacó Koulibaly con un escorzo. A su vez, Sarri movía ficha y lo hacía con el cambio que se repite partido sí, partido también. Retiraba a Hamšík para que ingresara Zieliński, buscando más frescura y electricidad para romper la barrera arquitectónica que formaba el Bologna.

Callejón celebra su gol esta noche. / Foto: sscnapoli.it
Callejón celebra su gol esta noche. / Foto: sscnapoli.it

Y cuando peor se encontraba el Napoli, llegó la jugada predeterminada de los partenopeos. La recoge Insigne en la izquierda, levanta el periscopio, y envía un balón largo en diagonal para que, quien si no, Callejón en el segundo palo la empuje a gol. Enloquecía el sector poblado por los tifosi napolitanos. Un tanto de equipo grande, en un partido atascado. Algo que, posiblemente, la pasada o hace dos temporadas no conseguían hacer. Por consiguiente, Donadoni quemaba una nave: ingresó Krejčí por Destro, pasando del 4-2-3-1 a un 4-3-3, dejando a Palacio la punta de ataque, quien poco después de marchaba por Petković. Sarri respondía a su homólogo con la entrada de Diawara -por Jorginho-, visto que se venía un partido más físico y necesitaría músculo, una baza que ofrece el joven guineano. Por cierto, muy pitado al entrar (jugó en el Bologna hace dos campañas).

Llegó la hora del diablo

La afición rossoblù la tomaba con Pulgar. Primero, erró una falta peligrosa. Y segundo, perdió un balón en zona defensiva ante un pequeño diablo llamado Dries, y de apellido Mertens. Y, cuando esto sucede, el belga lo que hace es castigar a través del gol. Y dicho y hecho. No faltó a su cita con el tanto. Esprintó con el esférico pegado al pie y disparó fuerte con su pierna izquierda, colándose bajo las piernas de Mirante.  

Así, se abrió la veda. Jugada coral que hilan como una telaraña cual araña, finalizando con el pase de Callejón para que Zieliński bata a placer a un Mirante totalmente vendido. De aquí al final, un paseo para el Napoli, que encadena ya nueve partidos seguidos en Serie A ganando. Mientras que en esta temporada, se unen a Juventus e Inter como únicos equipos en sumar el pleno de puntos (9). El Bologna, por su parte, cosecha su primera derrota, por lo que se queda con las cuatro unidades.