Duelo de estilos en Stamford Bridge. Roma y Chelsea se enfrentaron en la disputa por el primer puesto del grupo C de la Champions League en vistas a poner tierra de por medio con su máximo oponente en el grupo; el Atlético de Madrid. En una noche menos londinense de lo habitual para estas fechas del año, los dos técnicos italianos, Conte y Di Francesco, dispusieron dos ideas de juego bien diferenciadas sobre el césped de the Bridge. Curiosamente, dos técnicos italianos que doblaban el número de transalpinos que había sobre el verde, y es que solo Davide Zappacosta representaba a este país vestido de corto.

Anécdotas a un lado, pudimos ver una primera mitad de ritmo decreciente hasta la primera media hora, en la que la Roma de Di Francesco era la portadora de la pelota, aunque era el equipo de Conte el que sumaba las mejores oportunidades. Con su sólido bloque bajo formando un 5-3-1-1 en fase defensiva en el que solo Morata quedaba descolgado, el Chelsea frenaba con relativo éxito las intentonas romanas que en la mayoría de ocasiones finalizaban con un disparo desde fuera del área que no inquietaban la meta de Courtois.

Curiosamente solo en transiciones rápidas, recuperando el balón arriba y cogiendo descolocada a la defensa blue, la Roma fue capaz de generar las ocasiones de mayor peligro abriendo sus contras a las bandas y haciendo trabajar al meta belga. Sin embargo ésta fue la principal arma de la escuadra londinense. Los de Di Francesco no fueron capaces de jugar cómodamente en campo propio y propiciaron que las mejores llegadas del Chelsea vinieran a raíz de esos robos arriba con un Hazard tan vertical como es habitual y que conducía junto a Morata las contras más peligrosas de los locales.

Así llegaron sus dos goles en esta primera mitad. Recuperación en campo rival, jugada por potencia de David Luiz que, tras su segundo intento de remate desde fuera del área hacia la meta de Alisson, consiguió definir de manera exquisita con el interior de su pie derecho buscando el palo largo con un efecto de fuera hacia dentro que hizo inútil la estirada del portero brasileño.

David Luiz celebra el primer gol del encuentro | Fuente: Chelsea.com
David Luiz celebra el primer gol del encuentro | Fuente: Chelsea.com

Tras el gol de David Luiz en el minuto 10, el partido entró en una fase más lenta de juego, con menos ocasiones pero el mismo guion: dominio romano de la posesión de balón, aunque con ocasiones a cuentagotas, y un Chelsea que generaba más peligro a través de contraataques dirigidos por la dupla Hazard-Morata. Fue precisamente este dúo el protagonista del segundo gol del encuentro. Recuperación de un omnipresente Bakayoko, conducción de Hazard que abre para el internacional español, remate de éste rechazado por Juan Jesus que se acaba convirtiendo en una asistencia perfecta para que el belga pusiera el 2-0 en el luminoso. Corría el minuto 36. Y ahí se desató la locura para los minutos finales de la primera parte.

Parecía que el partido quedaría cerrado para el Chelsea viendo el devenir del mismo y con la ventaja que tenían en el marcador, sin embargo, la Roma reaccionó de manera inmediata a través de una genialidad de Kolarov que en una jugada sin aparente peligro por la correcta alineación de la muralla blue, él mismo se guisó la jugada con un autopase y definición desde la esquina derecha del área del Chelsea. A partir de este momento los equipos se estiraron más y pudimos ver más ocasiones en los últimos minutos que en los veinte previos, aunque con menos puntería en este caso hasta que llegó el momento en que Skomina decidió poner punto final a la primera parte.

La Roma fue aún más superior en la segunda parte

La segunda mitad partió prácticamente con el mismo guion de partido. La posesión era para la Roma mientras el Chelsea esperaba su oportunidad a la contra. Y en ese contexto ambos equipos se mostraban muy cómodos. Los de Di Francesco movían el balón de lado a lado y capitalizaban la posesión de balón, aunque ciertamente con mayor profundidad pero con la misma incapacidad para acabar rematando las jugadas que tanto rumiaban y trabajaban. Sobre todo a partir de un Kolarov muy participativo que continuaba poniendo en problemas con sus incorporaciones al flanco derecho del conjunto blue.

Pero al final el fútbol siempre nos depara sorpresas. Pasada la hora de encuentro, concretamente en el minuto 63, la Roma consiguió igualar un encuentro que se le ponía muy adverso media hora antes. Y curiosamente lo hizo de una forma completamente opuesta a su fútbol habitual. Un balón perfecto de Fazio, que pudo conducir sin oposición alguna superando la línea de la medular y cuyo pase largo al espacio remató al primer toque de manera espectacular un Edin Dzeko inspirado, potenciando su mejor atributo; el remate. Llamativa la pasividad defensiva de un Chelsea al que le costó mucho volver a meterse en el partido en esta segunda mitad. No fue hasta que la necesidad era imperiosa. Y es que de nuevo Dzeko, con un preciso remate de cabeza en el minuto 69, dio la vuelta al marcador y puso en cuestión la solidez atrás del conjunto de Conte.

No fue hasta este momento cuando pudimos ver algo del equipo londinense en campo contrario. Y a la primera que tuvo, consiguió el empate, aunque también de manera muy atípica, y es que fue de nuevo Eden Hazard el encargado de igualar por última vez el encuentro tras un preciso testarazo cruzado imposible para Alisson. Algo poco habitual en el extremo belga de apenas metro y setenta y tres centímetros de estatura. Desde este momento, el paso de los minutos evidenciaron que este partido acabaría en empate, aunque ambos equipos dispusieron de alguna ocasión más basadas principalmente en centros desde los costados. Uno de ellos de gran peligro que Edin Dzeko terminó rematando fuera desde la frontal del área pequeña.

Dzeko y Perotti celebran el segundo gol romano | Fuente: asroma.com
Dzeko y Perotti celebran el segundo gol romano | Fuente: asroma.com

Partido de mucho ritmo y con dos propuestas diferenciadas que dejan el grupo comprimido y con opciones aún para un Atlético de Madrid que no fue capaz de pasar del empate en Bakú frente al Qarabag. Al final puede ser que la Roma mereciese más por su capacidad para llevar el peso del partido y tener una segunda mitad primorosamente superior a su rival, pero lo cierto es que el Chelsea potenció muy bien sus armas y fue realmente efectivo. Sea como fuere, lo cierto es que con estos ingredientes nos quedó un partido de lo más vistoso para un espectador neutral, aunque seguramente ambos técnicos italianos no estarán muy contentos de conceder tanto a su rival en defensa. Al final, 3-3 en Stamford Bridge con el fútbol al servicio del espectáculo.