Napoli y Leipzig se enfrentaron en San Paolo en uno de los duelos estrella de la noche de Europa League. Ambos conjuntos afrontaban el encuentro de ida de los dieciseisavos de final con la ambición de seguir avanzando en la segunda competición continental, pero con unas aspiraciones muy diferentes en su campeonato doméstico, lo que propició más variaciones en un bando que en el otro. Italianos y alemanes llegaron al sorteo con la vitola de rivales a batir en el trofeo naranja, y es que ambos accedieron a este torneo al quedar eliminados de la fase de grupos de la Champions League, en sendas sorpresas dada la igualdad que había en sus respectivos grupos. Ahora en la Europa League se postulaban como dos de los favoritos para luchar por el trofeo, pero la suerte ha querido emparejarlos en una eliminatoria que, tras su primer asalto, queda muy de cara para los germanos.

Dos estilos que propiciaron espectáculo

El conjunto de Sarri es conocido en el panorama futbolístico por ser un equipo al que le gusta tener el balón, que cuida mucho la salida desde atrás pero que no renuncia a la verticalidad y las transiciones vertiginosas en ataque, evitando ser un equipo plano y excesivamente horizontal, lo que hace de los partenopeos un equipo atractivo y de un fútbol exquisito. Algo similar ocurre con los de Hasenhüttl, un Leipzig al que le gusta el buen trato de balón pero que quizá ataca los espacios de manera más incisiva y directa que los italianos, aprovechando sobre todo la velocidad de sus puntas y principales estandartes ofensivos.

Con este pretexto en el menú, el primer plato se nos antojaba delicioso, y no decepcionó a ningún comensal. La primera parte en San Paolo fue el reflejo de lo que ambos equipos querían proponer de cara a la eliminatoria. Sin miedos. Sin tapujos. El partido no parecía estar en los primeros 45 minutos de ida de cualquier cruce a doble enfrentamiento, sino que ya desde el primer segundo ambos mostraron todo su potencial ofensivo y el encuentro se convirtió en una especie de correcalles, como si alguno se estuviera jugando ya la vida, fruto de el choque de dos estilos de autor que garantizaba espectáculo para el espectador neutral. El primer tiempo, a pesar de todo, finalizó con un 0-0 en el luminoso, pero el peso de las ocasiones lo cargó sobre todo el Leipzig, que hizo sudar a Pepe Reina con disparos de todo tipo. Algo que hacía presagiar lo que a la postre se dio en la segunda mitad.

Minutos de acierto para el Leipzig

La segunda parte empezó prácticamente como lo dejó la primera, con el Leipzig lanzado arriba aunque con poca claridad a la hora de definir las ocasiones que generaba, y es que llegaba con relativa facilidad al área del Napoli. Un Napoli que se adelantó en el marcador gracias al disparo cruzado de una de las novedades en el once para la noche europea, el franco-argelino Adam Ounas definió a la perfección desde la frontal del área con un disparo pegado a la base del palo contrario de Gulácsi, haciendo inútil la estirada del portero húngaro. Todo ello al poco de comenzar la segunda mitad, en el minuto 53. Un gol que facilitaba y mucho la labor de los napolitanos que quisieron mantener más el balón en sus pies, defenderse con la posesión de los múltiples y punzantes ataques del conjunto germano.

El plan parecía bueno, puesto que el Napoli es uno de los equipos con mejor trato de pelota de Europa, pero el Leipzig no se amilanó y persistió en su idea de atacar con todo en busca del tan ansiado gol fuera de casa. Desde el 1-0, los locales se vieron desbordados por los sajones, que minimizaron al máximo el impacto de los chicos de Sarri en el partido. Las ocasiones se siguieron sucediendo para los alemanes pero con una premisa clara, ser más eficientes en la definición. Y vaya si lo lograron. Pasados tan solo unos minutos, en torno a la hora de partido, Werner igualaba el marcador con una definición sencilla pero certera a la altura del punto de penalti que evidenciaba la superioridad del ataque sajón a la defensa partenopea, pero esto solo fue el principio, pues a pesar del amago del Napoli por meterse en el partido con algún acercamiento al área de Gulácsi, fue el Leipzig el que más ocasiones dispuso para llevarse el encuentro. Dos acciones verticales, primero con un balón a la espalda de la defensa y posteriormente con una contra de libro, permitieron a Bruma y de nuevo a Werner poner el 1-3 definitivo en el marcador en un auténtico partidazo de los alemanes que deja muy de cara la eliminatoria para los de Hasenhüttl. El próximo jueves será el segundo asalto de este gran duelo, con los de Sarri buscando la revancha en tierras germanas. Otro partido que promete dar espectáculo.