El encuentro comenzó con un ritmo bajo de intensidad, y con dominio de balón del PSV que estaba masticando mucho las jugadas, y que cuando no encontraba espacios, no tenía problemas en recular y jugar atrás. Mientras tanto, el equipo local esperaba atrás replegado para recuperar e intentar salir al contraataque o buscar alguna jugada con balones aéreos. El 0-1 del PSV llegó por medio de Santiago Arias que recibió en la frontal del área tras un gran giro de Luuk de Jong, se plantó delante del portero y le batió con un disparo raso que le pasó por debajo de las piernas.

Dominio sólido del PSV

Después del gol, el cuadro dirigido por Cocu siguió dominando el balón con un ritmo muy bajo de intensidad, en el que ambos llegaban pero no remataban las jugadas. El conjunto visitante seguía controlando el partido, y cuando perdía el balón estaba realizando una buena presión sobre los jugadores de la salida que ya de por sí se ponía nerviosos. El 0-2 llegó por medio de van Ginkel que batió al portero tras recibir un balón de Luuk de Jong que venía de ganar un balón por arriba. Tras el segundo gol, el conjunto de Eindhoven, fue ganando en confianza, y jugadores de mucha calidad que estaban pasado desapercibidos como Gastón Pereiro, estaban empezando a aparecer, y a ofrecerse. El Utrecht por su parte, intentaba mantener la redonda, y ralentizar el ritmo del rival, pero cuando perdía la pelota estaba muy lento en el repliegue.

En el último cuarto de hora de la primera parte, la cadencia de intensidad descendió mucho, y el equipo rojiblanco levantó el pie del acelerador se dedicó más a replegarse y a salir al contraataque que a dominar el cuero. El conjunto local estaba teniendo más el balón aunque no estaba consiguiendo profundizar cuando llegaba a la frontal del área. Mientras tanto, los de Cocu estaban saliendo en transición rápida, aunque lo hacían con pocos efectivos, pero a pesar de ello terminaban las jugadas gracias a las llegadas de jugadores desde segunda línea como Hendrix que se mostraba más activo a la hora de desmarcarse, que a la hora de realizar sus labores de centrocampista.

Dominio local ante la falta de continuidad de los de Cocu

El segundo tiempo comenzó con un ritmo muy lento de juego, y con el PSV controlando el encuentro, mientras que el Utrecht tenía el balón, y trataba de mantenerlo para poder progresar, aunque la presión de Luuk de Jong y Josefzoon que en algunas fases adelantó su posición de carrilero, seguía complicando mucho la salida de balón. Ninguno de los dos equipos estaba teniendo claridad con la pelota, pues los locales no estaban consiguiendo progresar jugando raso, y los de Cocu no encontraban la fluidez en el centro del campo, donde sus efectivos estaban rodeados por los centrocampistas rivales. Pasaban los minutos, y el conjunto de la ciudad de Eindhoven seguía ganando 0-2, y daba la sensación de que en cualquier momento podría salir a la contra y sentenciar el enfrentamiento. Ante la falta de fluidez, los locales encontraron una buena manera de rematar a la portería contraria: las jugadas a balón parado. Este recurso le sirvió para crear sus ocasiones más claras.

Después del primer cuarto de hora, el Utrecht empezó a dominar la pelota instalado en campo contrario, mientras que el conjunto dirigido por Philip Cocu perdió el control del encuentro, y no era capaz de mantener el balón el tiempo suficiente para salir al contraataque. A pesar del dominio, los locales no estaban consiguiendo materializar las jugadas, ya que se estaban encontrando con un Zoet muy acertado. Con la entrada de Narsingh por Gastón Pereiro que hoy no ha jugado un buen partido, el PSV consiguió recuperar el control del juego, teniendo el cuero en campo rival, y realizando circulaciones de balón muy lentas. Aún con todo esto, el equipo no recuperó la consistencia que tuvo en el centro del campo en el primer acto, aunque recuperó la suficiente para controlar el encuentro.

En los últimos 10 minutos del encuentro, el Utrecht siguió merodeando el área rival, aunque había perdido toda la sensación de peligro que creaba antes. En los últimos minutos, el PSV se limitó a despejar balones, y a mantener alguna posesión larga en campo rival, pero el duelo ya estaba sentenciado, y el líder incluso tuvo alguna ocasión para hacer el tercer gol. La cadencia de intensidad estaba por los suelos, y ninguno de los dos combinados dominó en los últimos segundos, en los que no hubo juego, ni intensidad.