No era una tarde más para los aficionados que acudieron al Stadion Galgenwaard, donde se respiraba fútbol con un lleno casi absoluto. Era una oportunidad para los de Utrecht de demostrar dónde podía llegar su prometedor equipo esta temporada ante nada menos que el líder de la competición, un Feyenoord que venía obligado a ganar si quería mantener su ventaja al frente de la clasificación respecto a un Ajax que había hecho los deberes el sábado.

Ambos equipos llegaban a la cita con sus onces de gala, con Zivkovic y Haller en los locales como principal amenaza y con Elia y Jorgensen comandando el ataque visitante. Sobre el papel, se esperaba un gran partido con dos de los equipos más atractivos del país frente a frente.

Un comienzo frenético

Y efectivamente, nada más empezar el partido, antes incluso de que algunos aficionados ocupasen sus asientos, ya se habían anotado dos goles, uno por cada conjunto. Parecía como si los atacantes hubieran empezado el partido dos o tres marchas más por encima de los defensores, y a los dos minutos Haller, que había recibido un gran pase al espacio de Barazite, consiguió batir a Jones un un disparo raso cruzado. En la siguiente jugada, el Feyenoord sacaba de centro para iniciar una posesión que acababa en un tiro de Jorgensen que rechazó la defensa, y éste no lo iba a desaprovechar un inmortal Dirk Kuyt que se encargaba de empalar la pelota de volea e introducirla en la red. 1-1, minuto 5, y ambos equipos que parecían haber empleado esos minutos en mostrar al contrario su carta de presentación. Volvía así a empezar un partido de fútbol, de 85 minutos esta vez.

El Feyenoord, el balón, el Utrecht, las ocasiones

Después de este inicio el partido volvió a los cauces que podían esperarse y el resto de la primera parte estuvo mucho más calmado, sin ocasiones demasiado claras y con un Feyenoord que movía el balón por las proximidades del área rival pero que se mostraba muy impaciente y partidario de un juego demasiado directo que la defensa local no tenía problema en repeler. El Utrecht no tuvo apenas dominio de la pelota en este tramo pero las pocas veces en las que disponía de ella conseguía avanzar con facilidad, sobre todo por la banda derecha donde Zivkovic puso en serios aprietos a Nelom todo el partido, y gozó de la ocasión más clara, un potente disparo de Barazite que despejó bien Jones. Por los rojiblancos, únicamente destacó un intento lejano de Karsdorp que se marchó alto.

Un giro de 180 grados

Así se llegaba al descanso, con un encuentro que había prometido mucho pero que se estaba volviendo un tanto espeso por momentos, con el equipo que poseía la pelota sin un patrón de juego definido y con el equipo que tenía un estilo claro de juego sin opción de desarrollarlo por no tener el balón. Pero al volver de los vestuarios se pudo apreciar un claro paso al frente del Utrecht, que pasó a dominar más el esférico con una presión adelantada que resultó más que efectiva y a volcar sus ataques en esa banda derecha donde estaba consiguiendo hacer bastante daño con acciones de calidad individual. Y ese dominio no tardó en fructificar ya que en el minuto 51 consiguieron ponerse por delante gracias a un remate a bocajarro del lateral Troupee tras un tiro de Amrabat que había parado el portero del Feyenoord.

Y tras este gol, el nerviosismo no hizo más que incrementar en las filas del líder, que veían como la necesidad de ganar era mayor que los méritos que estaban haciendo para llevarse el partido. El Utrecht supo manejar el encuentro sin pasar apenas apuros, robando muchos balones en el centro del campo y saliendo a la contra con rapidez, incluso con la sensible baja de su portero titular, Ruiter, que tuvo que ser sustituido por una aparatosa caída en la que el peso de su cuerpo recayó sobre su hombro, haciendo que tuviera que abandonar el encuentro en camilla.

Todo el estadio estalló de júbilo cuando, en el minuto 84, el Utrecht parecía sentenciar el encuentro, otra vez por mediación de Haller, que estuvo atento a un balón suelto que quedó tras una parada de Jones a un disparo de Ayoub. Eran claros merecedores de la victoria por lo visto sobre el campo y parecían haberla finiquitado.

El Feyenoord apeló a la épica

Pero fue entonces cuando el equipo de Rotterdam empezó a apretar, conscientes de que con la derrota hubieran dejado de ser líderes en detrimento del Ajax. Con más corazón que cabeza, asediaron la portería del recién entrado Jensen hasta que recién cumplido el minuto 90, su máximo goleador, el danés Jorgensen, aprovechaba un barullo en el área pequeña para conseguir el 3-2. Ese gol, unido a los nada menos que 10 minutos de descuento que decretó el colegiado, debido a la lesión del portero local que obviamente detuvo el juego, dio alas a los visitantes, que durante el resto de minutos fueron una tromba de ocasiones ante un Utrecht que se defendía e intentaba perder todo el tiempo que podía y una grada que se dejaba los pulmones animando.

Y cuando parecía que ya el marcador no iba a moverse a pesar de las muchas tentativas, un córner en el minuto 98 al que incluso había subido a rematar Jones, lo prolongaba un delantero y le llegaba la pelota a Kramer para que éste la empuje de cabeza. 3-3, la desolación en el estadio Galgenwaard y el delirio entre la expedición de Rotterdam. Sin prácticamente tiempo para más, acabó este vibrante partido, que deja al Feyenoord líder pero ya sin margen de puntos respecto a su perseguidor, el Ajax, y al Utrecht séptimo a las puertas de Europa.