El 8 de abril de 2013 falleció Margaret Thatcher. ¿qué tiene ello que ver con Hillsborough? El desastre de Hillsborough fue una tragedia evitable en gran medida por los mismos que luego echaron las culpas del drama a las víctimas. Tuvieron que pasar 23 años para conocerse la verdad, 23 años para que los familiares de las víctimas de aquel día sintieran que se había hecho justicia. Como acto simbólico, la dirigente que en 1989 permitió manchar una afición no lo leyó el perdón -Margaret Thatcher sufría demencia senil desde hace casi un lustro-, pero sí lo hizo otro primer ministro de su mismo Partido Conservador. Un torie leyó la justicia con dos décadas de retraso, y un torie pidió disculpas.

Punto de partida

El 15 de abril de 1989 estaba programada una de las semifinales de la FA Cup, en el estadio Hillsborough en Sheffield. Un aforo cercano a los cincuenta mil espectadores. Como es habitual, la grada se dividió en dos zonas. Una para el Forest y otra para el Liverpool. A pesar de tener una afición más numerosa, los 'reds' recibieron la división menor por un análisis sesgado de la organización logística para la tarde de ese sábado: cada afición llegaría al estadio desde direcciones diferentes, y entrarían al estadio por accesos diferentes para que ningún aficionado se cruzara. Sin embargo, no se tuvo en cuenta que la afición 'red' era mayor y eso empezó a marcar el desastre.

Basándose en la política establecida de mantener la segregación de los aficionados en el estadio y sus accesos, en particular en la semifinal de la FA Cup, los documentos desclasificados para conocimiento del Grupo Especial demuestran que la Policía de South Yorkshire determinó la asignación de la gradas estadio de cada club. Las entradas asignadas al Nottingham Forest fueron significativamente superiores a las del Liverpool, cuestión planteada por el Liverpool y la Federación de Fútbol (FA).

Punto de ruptura

El segundo aspecto clave son los puntos de acceso. Dentro de la grada reservada al Liverpool había mucha gente dentro mientras otra multitud se iba acumulando a las puertas del estadio que dirigían a esa grada, separada en jaulas. El nerviosismo de los aficionados se propagó y la policía no supo mantener la calma necesaria frente la masa que empezaba a ser incontrolable ante la inacción de las fuerzas de seguridad. Y la peor decisión llegó: entrada libre, aficionados con y sin entrada no encontraron a ningún policía en el corto trayecto que va de la calle al túnel que dirige a la jaula central.

Mapa de la entrada por la puerta por donde entraron los aficionados 'reds' (Vía: Informe del Panel Independiente)

Fotograma de Fiebre Maldini, 12/04/2012

Poco a poco la inmensa mayoría de aficionados desorientados por la falta de diligencia policial se dirigieron al túnel, lo que supuso el preludio del drama de Hillsborough. La masa que llegaba se unía a la que ya estaba, pero eso lo sabían cuando ya estaban enjaulados en las gradas, los más rezagados solo tenían en la mente el objetivo de llegar y ver el partido. Al final, muchos llegaron, pero no vieron ningún partido porque en el minuto 7 de aquel Nottingham-Liverpool se suspendió el juego. La más que solvente sospecha de una grada insuficiente para acoger a toda la afición se mostró evidente de una forma muy macabra.

El caos se presenta en Hillsborough, 1989 (Foto: The Telegraph)

Ansiedad, asfixia, caos, miedo. La gente se amontona y mientras la Policía sigue sin advertir el grave problema que tiene ante sí, los aficionados siguen alejándose entre sí con el grave problema de que no hay casi espacio entre ellos por lo que se convierte en una huida hacia adelante. Finalmente, cuando apenas se llevaban seis minutos del partido ya empezado, no sin antes suponer que se trata de un caso más de hooliganismo, las fuerzas de seguridad abren las puertas y los supporters del Liverpool van entrando en el césped.

Punto de no retorno

Cuando parecía que las fuerzas de seguridad, comandadas por la SYP (South Yorkshire Police), habían recapacitado sobre la gravedad del asunto, llegó el segundo gran error. La atención médica y sanitaria a las víctimas no cumplió con los planes establecidos para estas situaciones, según revela el informe leído por el primer ministro David Cameron. "No sólo hubo demora en el reconocimiento de la existencia de un gran número de víctimas, sino que el plan de incidente mayor no se ejecutó correctamente y sólo una parte pequeña entró en acción. Como resultado, los esfuerzos de rescate y recuperación se vieron afectados por la falta de liderazgo, la coordinación, la priorización de las bajas y el equipo".

"Los esfuerzos de rescate y recuperación se vieron afectados por la falta de liderazgo, la coordinación, la priorización de las bajas y el equipo"

El retrato general muestra el estado de unas fuerzas de seguridad que no estaban preparadas para hacer frente a un incidente de esta envergadura. El informe presentado en el Parlamento inglés en el último septiembre revela que "los agentes de policías, especialmente los altos funcionarios, interpretaron los disturbios de Leppings Lane como un posible desorden y por consiguiente tardaron en advertir que los espectadores estaban siendo aplastados, heridos y muertos". La atención médica tampoco actuó mejor. "La sala de control de transcripciones del Servicio de Ambulancias, presente específicamente para responder a incidentes mayores, estuvo más lento que la policía para comprender la gravedad" y el "servicio metropolitano de ambulancias de South Yorkshire tampoco activó correctamente el procedimiento". El informe concluye que "la comunicación entre los servicios de emergencia fue imprecisa y redactada incorrectamente, lo que lleva a retrasar, a interpretar mal y a la falta de despligue de oficiales para tomar el control y coordinación de la respuesta de emergencia". Sólo "los dos principales hospitales de Sheffield activaron correctamente los procedimientos de incidentes mayores, confiando en el juicio personal y la información recibida de un miembro del personal de la ambulancia sobre el tráfico de radio que había oído por casualidad".

La verdad y la verdad

El desastre de Hillsborough tiene dos vertientes. El desastre por la pérdida de 96 de vídas y el desastre por la absolutamente equivocada y descoordinada actuación policial. Para tapar la segunda dimensión del asunto, desde las altas esferas políticas, empezando por el Gobierno torie de Margaret Thatcher, se difundió la idea de que la culpa era de los propios aficionados 'red', que además iban ebrios y con un alto índice de alcohol en sangre. Tanto es así que ya desde el momento de la identificación de los cadáveres, se preguntó a los familiares por los hábitos de consumo de los fallecidos, según revela el informe que analizó la situación en 2012. No solo no fue culpa de los aficionados, sino que los propios espectadores llegados desde Liverpool colaboraron en la ayuda y atención.

"A pesar de la falta de dirección, muchos miembros del personal subalterno de ambulancias y policías intentaron reanimar a los heridos y trasladarlos al gimnasio. Fueron ayudados por el esfuerzo de muchos aficionados, algunos heridos también. Los médicos y enfermeras que había entre los aficionados hicieron una contribución a la atención". Sin embargo, la ayuda con la voluntad sin organización no terminó de resultar eficaz por la falta de "evaluación sistemática de las prioridades para su tratamiento o traslado al hospital. Las personas incluyendo personal de la ambulancia y dos médicos entre la multitud intentó compensar la falta de un sistema apropiado, con resultados variables". Es más, los equipos de ambulancias permanecieron fuera del estadio durante el tiempo en el que no fueron avisados.

Las autoridades difundieron la idea de que los aficionados eran los culpables por un supuesto alto índice de alcohol en sangre

Respecto al alcohol, el informe aclara que los "documentos recogidos no justifican la decisión excepcional del forense para tomar muestras de alcohol en sangre de todos los fallecidos", "El uso de un nivel de alcohol en sangre de 80mg/100ml como un marcador no estaba justificada, este nivel es relevante para los tiempos de respuesta rápida a cargo de vehículos de motor, pero no para asistentes a un evento de ocio". Tampoco se puede deducir correlación causal entre el momento de la llegada al estadio y el consumo de alcohol. "El foco colocado en los niveles de alcohol, especialmente en el informe forense de las pesquisas, era inapropiado y engañoso. El patrón de consumo de alcohol entre los que murieron fue normal y no excepcional para un social o ocio ocasión". Y lo que es más grave, "No hay registro de estas pruebas o los resultados de los informes médicos de los sobrevivientes, y en algunos de ellos había ninguna razón aparente médica para la prueba. El alcance de esta prueba permanece desconocido".

Las conclusiones son tajantes respecto a este tema, "no había ninguna evidencia que apoye la afirmación de que el alcohol jugó algún papel en la génesis de la catástrofe y es lamentable que quienes ocupan puestos de responsabilidad creó y promovió una imagen de la embriaguez como una contribución a la ocurrencia del desastre y la consiguiente pérdida de la vida sin aportar pruebas".

Entre los documentos desclasificados y analizados por el Panel Independiente, hay un elemento crucial para mantener la teoría de los aficionados como culpables durante más de dos décadas. 164 informes fueron manipulados y 116 eliminados, todo ello para dejar fuera de circulación cualquier crítica hacia la policía de South Yorkshire.

12 de septiembre de 2012

Cuando el primer ministro reconoció la errónea labor de la FA y la Policía, acabó una etapa de oscuras mentiras y aunque las pérdidas no se pueden reparar, en las familias de las víctimas ya no pesa el deshonor de ser los culpables del desastre, como se les catalogó. Steven Gerrard reconoció que en su momento que él mismo había perdido un primo de diez años aquel día, cuando el propio Steven aún contaba con ocho.

El 12 de septiembre del año pasado, el día de la publicación del informe del Panel Independiente de Hillsborough, que reveló la verdad sobre el desastre, una vigilia especial tuvo lugar en la escalinata del Hall de San Jorge. Ian Ayre, principal ejecutivo del Liverpool, explica en la web del club que "fue una noche muy solemne, pero también fue una noche de mucho orgullo para todos en la Academia, ya que algunos de nuestros muchachos participaron en la ceremonia. Cada uno de ellos establece un fanal en memoria de los 96 que perdieron la vida y me di cuenta de que cada uno de los muchachos tuvieron el honor de desempeñar su papel".
La lectura de cada punto del Informe del Grupo Especial, en la voz del primer ministro conservador David Cameron eran la revelación de la verdad oculta y la confirmación de las sospechas de los aficionados del Liverpool. A ellos no les hacía falta oírlo, ya lo sabían, pero era necesario para reparar su honor. Una reputación que en los ochenta ya era mala, síntoma del hooliganismo, pero que no era peor que las del resto de aficiones británicas, a pesar de su implicación en la otra tragedia de los ochenta, Heysel. Más de veinte años viviendo con el cartel de culpables por los designios de un gobierno que no fue nunca bien visto en Anfield, el odio hacia la Margaret Thatcher continuó de generación en generación e incluso se oían cánticos en las gradas y fuera de ellas advirtiendo de "cuando muera Margaret Thatcher celebraremos su muerte". El 8 de abril falleció Margaret Thatcher. Si alguien esperaba que el Liverpool guardara un minuto de silencio, Rodgers se encargó de desechar la idea. El minuto de silencio por las víctimas de Hillsborough es el único minuto de silencio que habrá.
Desde el principio, el Liverpool ha contado con el apoyo del Everton. Quien nunca escurrió el bulto y apoyó la causa que aún sigue viva para que las verdades expuestas por el Informe del Grupo Especial sobre la Tragedia de Hillsborough tengan responsabilidades y consecuencias penales, la causa ya registrada como Justice for 96 (Justicia para los 96)
Ampliamente recomendable este reportaje de Gaby Ruiz en Fiebre Maldini emitido el 12 de abril de 2012, cuando aún no se habían revelado las conclusiones del Informe pero los periodistas y testigos tenían muy claro qué pasó aquel día.