Existen porteros con magia. Aquellos únicos, irrepetibles, que vuelan por encima del verde, que saltan igual de alto que cualquier gato montés, que ganan partidos, torneos, mundiales. Puede que el bueno de Joe Hart no haya tenido tanta suerte y reconocimiento, sobre todo últimamente, durante su carrera deportiva, pero lo cierto es que la noche del martes lo ha trasladado al Olimpo de las mejores actuaciones de su vida. Sin dudas. Su partido ha sido brutal.

Después de la victoria ante Malta el sábado, Inglaterra se plantaba en Eslovenia con el objetivo de conseguir los tres puntos en uno de las campos más complicados de toda la clasificación para el mundial de Rusia 2018. Con la suplencia de Rooney como la sopresa más importante en el once, el renacido Walcott y el "red devil" Jesse Lingard ocuparían las bandas, dejando la mediapunta para Dele Alli. El jugador del Tottenham estuvo perdido a lo largo de todo el encuentro, sin capacidad para combinar, sin llegada, sin ayudas defensivas. Se nota cuando le faltan Lallana y Sterling, pero tiene calidad para más, mucho más.

El encuentro comenzaba como se preveía. La selección inglesa comandando la posesión y los eslovenos resguardados atrás, buscando la contra, esperando la ocasión. No habían pasado ni diez minutos cuando llegaría esa primera oportunidad. Pase atrás de Dier sobre Hart que aprovecha un atentísimo Bezjak para plantarse solo delante del guardameta británico. Primera llegada y primera parada salvadora de Hart. Empieza el recital.

La cara de Southgate comenzaba a ser un poema con el juego de su equipo. Salvo un activo Sturridge que lo intentaba y protagonizaba exclusivamente el juego ofensivo de los ingleses, Eslovenia seguía a lo suyo. Muro defensivo atrás y salida rápida con Ilicic y Birsa como grandes pesadillas para Cahill, Stones y compañía. Ni un solo disparo entre los tres palos de los visitantes en toda la primera parte. Un dato que resume el partido inglés en toda su expresión. Paupérrimo.

Sturridge no tuvo su noche. Foto: UEFA
Sturridge no tuvo su noche. Foto: UEFA

La llegada del descanso parecía inducir un punto de inflexión dentro de la escuadra de "Los Tres Leones", pero nada más lejos de la realidad. Cinco minutos habían transcurrido en el segundo periodo cuando Joe Hart firmó la parada de la noche, de la jornada, y de la clasificación. Córner botado por Ilicic que remata Kurtic y que termina con la volada escandalosa de Hart. Absolutamente espectacular.

La selección británica entró en shock. Stones y Cahill siendo superados por un heróico Ilicic. Rose y Walker sin proyección ofensiva, y Jordan Henderson, que portó el brazalete de capitán, volvió a cometer un fallo garrafal como el de la primera parte. Pase atrás del jugador del Liverpool que roba Ilicic y que lo coloca de nuevo solo ante Hart. Otro mano a mano, otra parada del portero del Torino. Guardiola lo echó a patadas del City, pero seguro que hoy se está echando las manos a la cabeza, y no es para menos.

Henderson estrenó capitanía. Foto: UEFA
Henderson estrenó capitanía. Foto: UEFA

A falta de veinte minutos, y con un tiro de Rooney (que había entrado con media hora por delante) como único acercamiento inglés, el seleccionador, Gareth Southgate, decició dar entrada a Marcus Rashford para que un joven de 18 años le salvara de nuevo el partido. Esta vez no fue el caso, y la ocasión más clara del partido para Inglaterra sería un disparo de Lingard a cinco minutos para el final de más de 25 metros. Final del partido y un punto que sabe a gloria. Ni Rooney, ni Townsend, ni Alli, ni Sturridge. Ningún jugador (excepto Hart, obviamente) ofreció el nivel al que nos tienen acostumbrados en sus respectivos clubes, volviendo a trasladarnos a aquella Eurocopa fatídica del pasado verano en la que las ilusiones de todos los aficionados ingleses se fueron a la palestra después de ser eliminados por Islandia en octavos. La vida sigue igual en la FA, y a pesar de la llegada de Big Sam (y su posterior escándalo) y Gareth Southgate, no parece que se vaya a producir esa escalada futbolística que tanto hace falta. Los jugadores están, pero algo falla, algo no va bien. Lo de siempre.