El Barcelona sigue a la caza de un lateral derecho tras la marcha de Dani Alves a la Juventus, y mientras Sergi Roberto está cumpliendo con creces, nadie duda que en los partidos de máxima exigencia se puede notar el cambio de posición del jugador.
El principal objetivo para reforzar a los blaugranas parece ser Héctor Bellerín, y hace no mucho el vicepresidente del club, Jordi Mestre, declaró ser un gran admirador del juego del de Badalona, aunque Arsene Wenger no parece estar por la labor de vivir otro caso Cesc Fábregas.
"Aún le quedan tres años de contrato y está muy contento con nosotros. Siempre intentamos llevar a los jugadores al nivel económico en el que merecen estar así que intentaremos extender su contrato porque su futuro a largo plazo está en Londres", dijo el técnico francés.
El lateral es una pieza clave en el juego exterior del Arsenal y no dudó en alabar en público al español: "Ha estado magnífico aunque su primer gol fue una absoluta pesadilla. La temporada pasada estuvo un tiempo en el Watford porque apenas jugó. Su progresión desde entonces ha sido extraordinaria porque tiene una fortaleza mental por encima de la media".
"No creo que a día de hoy tengas que jugar necesariamente en tu lugar de nacimiento"El medio centro español se crió futbolísticamente en el Arsenal pero no dudó en pedir el traspaso cuando el Barcelona llamó a su puerta, aunque Wenger no cree que en esta época que vivimos alguien necesite jugar en su ciudad de origen. "No creo que necesariamente todo el mundo quiera jugar en el sitio donde nació. La vida moderna no es exactamente así y lo importante para un jugador es él y sus valores, y Bellerín está plenamente integrado aquí y ha hechos suyos nuestros valores. Vino muy joven a Londres, con 15 o 16 años y ha ido evolucionando hasta convertirse en un verdadero jugador del Arsenal", explicó el francés.
Resulta curioso sin embargo este último argumento del alsaciano, pues hace unos días declaró no estar interesado en el puesto de seleccionador inglés, pues tan solo un nativo podría entender la cultura de la selección y sería capaz de liderar a los suyos. En este caso esperará que Héctor Bellerín sienta lo mismo que él y no escuche los cantos de sirena que le lleguan desde el nordeste español.
