Tablas en el marcador y algunos contentos. José Mourinho salió con una idea defensiva que le sirvió para impedir el gol de los locales pero se olvidó en numerosos tramos del partido de atacar. Las oportunidades más claras las tuvo el Liverpool (hasta en tres ocasiones), de no haber sido por la buena actuación del portero español, David De Gea. Decepción por parte de ambos equipos en lo que a fútbol se refiere. 

Excesivo respeto

Mourinho tenía el objetivo claro de no dejar jugar al Liverpool y lo consiguió, aunque no para toda la primera parte. Sorprende ver al Manchester United con el balón, y a un Liverpool que, desde que llegó en octubre de 2015 Jürgen Klopp, ha tenido la mayor posesión de toda la Premier. El United se presentó muy serio al partido y durante los primeros 20 minutos el equipo de Manchester tuvo el control del balón, aunque no tuvieron la pegada necesaria arriba para hacer el primer gol de la noche. 

Mourinho quiso tener a Fellaini en la media punta para recuperar el balón arriba, y a un Ander Herrera en el doble pivote con un Pogba mucho más libre que llegó más de una vez al área, pero sin tener demasiado peligro. Ya nadie echa de menos a Wayne Rooney, que de nuevo estuvo en el banquillo. Parece que el internacional inglés ya no tiene sitio en este United.

Pero cuando todo iba bien, el United perdió el balón y el Liverpool comenzaba a distribuir la pelota por las bandas con un Firmino muy activo. Sin embargo, al igual que el equipo visitante, no hubo ocasiones claras de gol o alguna atajada por parte de ambos porteros. En todo caso, el partido dejó poco fútbol para ser uno de los mejores partidos de la liga inglesa. 

Una disputa del balón. Foto: Getty Images
Una disputa del balón. Foto: Getty Images

Reacciones las justas

Después de una primera parte que dejó malas sensaciones, el espectador esperaba algunos cambios en el encuentro por parte de ambos equipos. El United salió de la misma forma que en la primera parte, con la mayor parte de los jugadores con desidia y pasotismo. El Liverpool tomó las riendas del partido en la segunda parte. El balón fue de los de Klopp y las ocasiones de gol no tardaron en llegar. En el minuto 59 Emre Can cogió un rechazo en el área y disparó a portería. Lo que no supo el medio del Liverpool es que David De Gea iba a ser el hombre del partido. El portero español hizo una gran intervención y sacó la mano para salvar al Manchester. 

Por si fuera poco, el Liverpool iba a mejorar más todavía. Klopp decidió meter en el medio a Lallana y el equipo ya tenía un referente para dar el último pase y conectar mejor con la delantera. Mientras tanto los Diablos Rojos se arrepintieron de haber tenido la más clara del partido en el 54', cuando Pogba sacó un centro espectacular desde la derecha para que rematase Ibrahimović. De forma inexplicable, el delantero sueco no logró rematar, ni tampoco aparecer en el resto del partido. 

Pero todavía quedaba una jugada para que Mourinho tuviera argumentos para valorar a De Gea en el vestuario. En el minuto 77, Coutinho se hacía dueño del balón y se perfiló para su pierna diestra para lanzar el balón a la escuadra. De Gea volvió a sacar una mano, esta vez cambiada, y dejó al del Liverpool sin palabras. Como De Gea, también estuvo bien en defensa Valencia. El lateral derecho ecuatoriano está siendo el mejor defensor del United y en el 84' cerró a Firmino, solo ante el meta, para evitar hacer el primero. 

United sin esencia y decepción de Klopp

Nuevo tropiezo en liga del Manchester United que ya empieza a notar cómo la liga se le escapa de las manos. Los resultados no están llegando y el equipo recuerda a los tiempos de van Gaal salvo en una diferencia: van Gaal llegó a estas alturas de campeontato con tres puntos más que los que tiene ahora Mourinho. Cuesta creer que el equipo que más ha gastado en la Premier en fichajes esté sufriendo de esta manera. José Mourinho tiene mucho trabajo por hacer todavía, acentuando en la parte delantera del equipo con un Zlatan Ibrahimović que se ha venido a menos. El equipo necesita mucho más del delantero sueco. 

Por otro lado, la cara de Jürgen Klopp al terminar el encuentro lo decía todo. Cara de circunstancia, de saber que el equipo ha podido hacer algo más en el partido, pese a las ocasiones que tuvo muy claras. Lo cierto es que el en la primera mitad el Manchester United fue superior y el Liverpool perdió la oportunidad de llevarse los tres puntos. Hizo falta más intensidad en la delantera.