Desde hace un tiempo a esta parte, uno de los temas más conversados dentro del ámbito del fútbol es la relación técnico-jugador. Este vínculo va cambiando constantemente a medida que van surgiendo las nuevas generaciones de jugadores, que traen consigo nuevas formas de expresarse, de comunicarse y hasta colocan sobre la mesa distintas maneras de plantarse ante una figura de autoridad, que al parecer puede transformarse en un arma de doble filo en este último tiempo, si no pregúntenle a Mr. ‘The Special One’, que lo sufrió en carne propia y bajo el techo de una de sus casas predilectas.

Este tema, que por momentos se transforma en algo tabú dentro del ambiente futbolístico, es algo que viene de larga data, y una de sus víctimas preferidas es nada más ni nada menos que la siempre prometedora y poco cumplidora selección inglesa. Es por esta razón que la Inglaterra de Southgate, nuevo entrenador del seleccionado pirata, se ha transformado en una cuestión generacional.

La vieja guardia

¿Por qué decir esto? Sencillo. El seleccionado de los Three Lions, desde hace ya varios años, ha decidido recurrir una y otra vez a entrenadores de edad avanzada, los cuales, como mínimo, contaban con una diferencia técnico-jugadores de al menos 30 años. Los datos como referencia: Fabio Capello dejó su puesto con 66 años de edad; Roy Hodgson lo hizo cuando solo faltaban pocas semanas para cumplir 69; y por último Sam Allardyce, quien, como dice el gran Joaquín Sabina “duró lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks", abandonó su cargo tras un gran escándalo con 62 años.

Los tres entrenadores previos a Southgate superaban los sesenta años: Capello (66), Hodgson (69) y Allardyce (62) 

Pero mejor dejemos los números de lado por un momento y vayamos a un análisis más profundo. Probablemente, la elección de Capello no haya sido errónea. Un técnico de su talla y de su renombre generaría en cualquiera, y hasta en la mismísima FA, muchas esperanzas. Sin embargo, su paso por Inglaterra no deslumbró, e incluso trajo tirones por la capitanía y criticas del, en aquel entonces, presidente de FIFA Joseph Blatter, que declaró: “Diría que es un tanto sorprendente que el país donde nació el fútbol transgreda la ley o creencia de que el seleccionador de un equipo nacional debe ser del mismo país que sus futbolistas”. ¿El gol fantasma de Frank Lampard ante Alemania habría cambiado las sensaciones sobre Capello? Vaya uno a saber.

Roy Hodgson. Foto: The FA.
Roy Hodgson. Foto: The FA.

Por otro lado -y siendo éste el caso casi perfecto de este tándem player-DT, donde mientras más grande es la diferencia generacional, más cimbronazos sufre el equipo de turno- nos encontramos con el paso de Roy Hodgson por el seleccionado de los tres leones. Roy tuvo la posibilidad de dirigir a Inglaterra en tres grandes competiciones (Euro 2012, Mundial 2014 y Euro 2016) y en cada una de ellas demostró, no sólo su falta de decisión en los momentos claves, sino que también dejo en evidencia la poca llegada que tenía su mensaje sobre sus dirigidos.

La actuación de Inglaterra en la Euro 2016 fue el claro ejemplo de los problemas que trae consigo la gran diferencia generacional entre el entrenador y sus jugadores. Porque Roy, el entrenador mejor pago de toda la Eurocopa, no solo tomó malas decisiones –dejó a Jamie Vardy, el hombre del momento, en el banquillo, algo que amerita un ¡está usted loco, Roy!-, sino que se vio superado por la abundancia de talento entre sus jugadores, su ‘no’ mensaje neutralizó a los suyos, no supo responder cuando las papas quemaban y tuvo miedo al qué dirán. Un miedo que lo llevó al papelón ante Islandia. Si, papelón, porque todo aquel que sigue el fútbol inglés con cierta regularidad, sabe del potencial a futuro (y presente) que tiene esta generación de futbolistas ingleses ¿O acaso los Delle Alli, Harry Kane, Eric Dier, Adam Lallana, Raheem Sterling o Marcus Rashford no tienen el nivel suficiente para hacer soñar a los aficionados ingleses?

El barco tiene nuevo capitán

Al parecer la FA tomó nota de todo esto, decidió hacer borrón y cuenta nueva luego del escándalo de Big Sam, y le entregó el timón de su barco pirata a un capitán más joven, uno que conoce a sus tripulantes desde la categorías más jóvenes, uno que sabe lo que es vestir la remera de los Three Lions, y ese ‘uno’ es  Gareth Southgate.

Southgate jugó 57 partidos con los Three Lions. Getty Images.
Southgate jugó 57 partidos con los Three Lions. Getty Images.

Comenzó como interino con una seguidilla de cuatro partidos: Malta, Eslovenia, Escocia y España. La prueba fue de menor a mayor exigencia y Gareth fue cumpliendo en cada una de ellas. Inglaterra le ganó bien 2-0 a Malta, sacó un empate 0-0 en su visita a Eslovenia que dejó dudas en el aire, pero luego la goleada 3-0 ante Escocia en clásico regional hizo que las dudas se disiparan.

Como entrenador interino enfrentó a Malta, Eslovenia, Escocia y España

Después llegó la prueba de fuego. Fue ante España en Wembley, un partido que de amistoso tuvo poco. Su Inglaterra comenzó siendo una tromba, desplegando un fútbol de alto vuelo y dejando chiquito al conjunto español, lo que lo llevó a adelantarse en el marcador por dos tantos. El encuentro terminó igualado 2-2 por un  gol en el minuto 95, pero ni aquello logró opacar la gran actuación de los Three Lions. Esos dos últimos partidos, sumados al primer puesto en la clasificación para Rusia 2018, pusieron al, en aquel entonces, improbable candidato en la firme carrera para quedarse con el puesto que más tarde obtendría.

El exfutbolista y ahora entrenador llegó al cargo de seleccionador luego de un periodo de tres años con la selección Under-21 (categoría sub-21) de Inglaterra, a la que llegó el 22 de agosto de 2013. Su comienzo fue muy positivo, ya que clasificó al conjunto inglés al Eurocopa sub-21 de 2015. Sin embargo, su actuación en aquella edición no fue la mejor. Quedó eliminado en la fase de grupos y sus dirigidos marcaron tan sólo dos goles en tres partidos disputados. Aquel fue un golpe duro para los jóvenes ingleses y para el entrenador.  

Southgate tuvo un porcentaje de victorias del 79.4% con la U21 de Inglaterra

Ya en este 2016, Southgate y sus dirigidos dispararon el torneo Esperanzas de Toulon –competencia que despierta el interés de muchas naciones para poner a prueba a jóvenes promesas para los torneos más importantes- donde el conjunto inglés levantó el trofeo luego de ganar la final por 2-1 ante el equipo francés. Algo que le permitió mirar hacia adelante y sacarse aquel gusto agrio que dejó la Euro.

Uno de los datos más relevantes de su estadía con la categoría U21 es el alto porcentaje de victorias conseguido: 79.4%, debido a sus 27 victorias, cuatro empates y tan sólo tres derrotas. Pero lo más importante del paso de Southgate no son los logros o no-logros, sino que va más allá de ello. Su experiencia con la U21 lo llevó a trabajar con muchos de los jugadores que hoy conforman la selección mayor -Harry Kane, John Stone, Jack Butland, Jesse Lingard, Marcus Rashford- y con otros que podrían hacerlo en un futuro cercano –Danny Ings, Ben Gibson, Nathaniel Chalobah, Loftus-Cheek, Nathan Redmond-. ¿Acaso esto no le da una ventaja a Southgate de cara al futuro? ¿Conocer el potencial de cada jugador y lo que éste te puede entregar no es un paso que acerca al objetivo de conformar una Inglaterra más sólida y con una idea clara de juego?

La EURO 1996, el fantasma de Southgate

Pero los fantasmas del pasado siempre están allí, molestando, haciéndote recordar los malos momentos y las decisiones mal tomadas, y el actual entrenador de los tres leones tiene uno que vaya a donde vaya, haga lo que haga, siempre lo seguirá muy de cerca. Para Southgate ese fantasma tiene nombre propio y es la EURO 1996.

Southgate se lamenta tras errar un penalti clave ante Alemania | BBC
Southgate se lamenta tras errar un penalti clave ante Alemania | BBC

Southgate tuvo una larga relación con su seleccionado. Jugó 57 partidos a lo largo de nueve años e hizo dos goles. Debutó ante Portugal en diciembre de 1995 entrando desde el banquillo y unos meses más tarde formó parte de la plantilla que disputó la Euro de 1996. En aquella competición, el entonces jugador de Aston Villa, jugó todos los minutos de los partidos de una Inglaterra que llegó hasta la semifinal, en la que enfrentó a Alemania. Aquel encuentro se definió por penaltis. Fue Southgate quien falló el sexto tiro –fue el único en errar- y de esa manera tiró por la borda la ilusión de los ingleses ¿El agravante? Su Inglaterra era el anfitrión de la competencia y el partido se jugó en nada más ni nada menos que en el mítico estadio Wembley ¿El dato de color? Existe una canción que recuerda ese momento tan duro para el ahora entrenador del seleccionado inglés.

Consolidar la generación

A pesar de aquel penalti fallado, el poco ruedo como entrenador de clubes y hasta incluso las afirmaciones de que no ha hecho nada durante su carrera como entrenador que lo amerite para ser técnico de los Three Lions, Gareth Southgate lleva una ventaja sobre el resto: conoce la materia prima con la que va a trabajar y eso hoy en día es oro puro. Sabe por propia experiencia sobre el potencial de cada jugador inglés, conoce lo que le pueden entregar y sobre qué aspectos deben trabajar. Su paso por la U21 pudo no ser muy exitoso pero lo ayudó a sumergirse en una generación de futbolistas ingleses que sorprenden cada día más, que son figuras en sus equipos en una Premier League que crece a pasos agigantados y que hoy ha tomado, gracias a la llegada de los mejores entrenadores del mundo, el rol de la liga más apasionante y competitiva del mundo.

Gareth tiene el contexto perfecto, jugadores jóvenes y talentosos que aprenden día a día de los técnicos más renombrados del mundo futbolístico, y debe sacarle el máximo jugo posible. Es por esto, por estar en una edad justa para generar una relación de camaradería-autoridad con jugadores a lo que ya conoce y por saber lo que es vestir la camiseta de los tres leones, que la Inglaterra de Southgate, es una cuestión generacional