Partido emocionante como solo la Premier League sabe dar. Una parte para cada equipo con desenlace en los últimos minutos. Un héroe, Gabriel Jesús, y un villano, Lukasz Fabianski.

El encuentro comenzó con un amplio dominio del conjunto local, que tuvo la posesión del balón desde el primer instante y que fue muy vertical y desequilibrante en sus combinaciones. Atacando por todos los frentes y profundizando con gran facilidad por ambos costados, aunque en especial por el izquierdo, donde Silva y Sané se estaban asociando a la perfección y estaban creando un enorme peligro. Enfrente el conjunto galés tenía dificultades para recuperar el balón, aunque tenía aún más a la hora de mantenerlo y adquirir una cierta continuidad con él pues estaba sucumbiendo ante la gran presión sin balón que estaban realizando los locales desde la línea de 3/4 de campo. El 1-0 llegó por medio de Gabriel Jesús que empujó un balón rechazado tras un remate fallido de Silva en área pequeña, tras un centro de Sané desde la izquierda.

Foto: Premier League
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Dominio abrumador del cuadro citizen

Después de los primeros minutos, el conjunto dirigido por Pep Guardiola siguió dominando el encuentro, aunque empezó a reducir el nivel de intensidad en la presión y la altura a la que la realizaba, y además, ralentizó la circulación de balón y empezó a jugar más en horizontal. Este factor redujo notablemente el número de remates a portería aunque no el de llegadas al área pues estaba gozando de uno de sus mejores días a nivel de creatividad, ya que de Bruyne y David Silva estaban participando mucho tanto por dentro como entrelíneas y además estaban colaborando en la labor defensiva, de recuperación.

Por su parte el conjunto dirigido por Paul Clement veía como se había liberado del problema que le proporcionaba el rival con su intensidad y su ambición, pero se veía obligado a enfrentarse al suyo propio: la falta de creatividad. Una circunstancia propiciada en parte, por la gran irregularidad de Gylfi Sigurdsson, tanto a lo largo de los partidos, como en global, que dejaba al descubierto que la labor de creación estaba focalizada sobre el talentoso jugador islandés. Los últimos instantes de juego, fueron de menor calidad futbolística, y de más lucha, pues el Swansea asumió un mayor protagonismo y empezó a jugar con balones largos hacia Fernando Llorente, un estilo que contagió al conjunto inglés, que en las pocas ocasiones en las que le fue posible, buscó a Gabriel Jesús, que estaba realizando un gran debut, aportando movilidad en ataque, bajando a recibir, asociándose bien con sus compañeros, y además aportando lo único que en teoría se les pide a los delateros: gol.

Foto: Premier League
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Jugó con fuego, pero esta vez no se quemó

El segundo tiempo comenzó con dominio de balón del Manchester City, que con el paso de los minutos se iba estabilizando con el 4-3-3, con Fernandinho ejerciendo de Phillip Lahm. Posicionándose de mediocentro con balón, y de lateral derecho sin él, participando de lleno en la creación del juego, y revitalizándola con acertados cambios de orientación hacia las bandas, para darle un nuevo horizonte a la creación. Mientras tanto, el conjunto visitante que veía como había cambiado la situación con respecto al primer tiempo, optó por adelantar las líneas, y por buscar el empate con balones aéreos hacia sus atacantes, y por forzar jugadas a balón parado. Aunque ese estratagema conllevaba un riesgo: los espacios en defensa y por consiguiente las salidas al contraataque del conjunto local, que trataba de explotar la banda derecha con de Bruyne y Sterling para tal fin, con bastante insistencia.

Después de unos minutos, el equipo de Guardiola retomó la presión sin balón, y tuvo un tramo de dominio más intenso, en el que rodeó la portería contraria con más continuidad gracias a que recuperaba el esférico con mayor rapidez. El Swansea se replegó con un 4-1-4-1, dejando a Fernando Llorente descolgado en ataque, pero aún así fue incapaz de frenar el juego interior del City con combinaciones vertiginosas entre líneas, que habitualmente terminaban con un jugador de segunda línea concluyendo la jugada. El ritmo de intensidad estaba siendo elevado, y a pesar de todo, el claro dominio citizen con el esférico, no se estaba traduciendo en control del juego, por lo que estaba jugando con fuego en un partido en el que tenía una ventaja mínima. Estaba concediendo mucho sin balón a un contrincante que a pesar de que no sabía aprovecharlo hasta el momento, conseguía crear una sensación de inestabilidad e incertidumbre en los locales y en su hinchada.

Foto: Premier League
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El empate a uno de Gylfi Sigurdsson tras un zurdazo raso desde la frontal del área puso la guinda a un tramo de descontrol en el que el conjunto galés se hizo con las riendas del juego frente a un equipo local que se dejó llevar por una ventaja de un gol. El City había perdido toda continuidad, había dejado de presionar, y había perdido precisión en la entrega fruto del nerviosismo y de la presión de los rivales. Se dedicó única y exclusivamente a replegarse y a salir en velocidad.

Tras el empate, intentó reaccionar, adueñándose del balón, presionando arriba, siendo vertical, pero la desesperación le impidió elaborar las jugadas correctamente. En la otra cara de la moneda, veíamos a un conjunto dirigido por Paul Clement que se mantenía bien posicionado en defensa, y que además estaba aprovechando bien la posesión del balón, para alejarse de su área. Finalmente, el equipo de Guardiola se terminó imponiendo gracias a un tanto de Gabriel Jesús, que marcó tras rematar un cabezazo suyo rechazado por Fabianski.

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Sobre el autor
Tarek Guerrero
Redactor de fútbol inglés en VAVEL España.