Los globos inundaban Wembley, el color blanco y rojo predominaban en las tribunas. Una especie de dirigible elevaba una pancarta con el escudo del Manchester United, lo mismo sucedía en la otra mitad del campo de juego con el emblema del equipo del sur de Inglaterra: el Southampton. Los dos entrenadores miraban cómo ingresaban sus dirigidos al terreno, pero mas aún miraba ella, la copa, expectante y esperando tener nuevo dueño en un par de horas. La televisión enfocaba a aquel tan preciado metal, teniendo de fondo al once del equipo de Manchester, de alguna manera o otra, ya lo sabían, o tal vez solo ella.

Dusan Tadic esperaba en el centro de la cancha, solitario, aplaudiendo y mirando hacia la parcialidad de los saints, pidiendo ánimos para el resto del encuentro, mientras que un ramo de globos blancos y rojos dejaba notar su presencia como diciendo: "Aquí estoy, cuenta conmigo". El globo no era el único que miraba atentamente el partido desde una altura privilegiada, sino que en la tribuna vip se encontraba él, la leyenda viviente del Manchester United, Sir Alex Ferguson, que desde su retiro como entrenador del primer equipo acompaña a los Red Devils en todos los encuentros en los que la camiseta Red se hace presente. 

La disputa por la copa comenzó reñida, pero de cierta manera favoreciendo al Southampton, que gracias a su capacidad inmensa de control de balón y con un Yoshida muy duro en el fondo se hacia cada vez mas fuerte, hasta que sucedió. Apenas diez minutos de comenzado el partido ocurrió una acción que lo iba a marcar hasta el final, un gol totalmente mal anulado al flamante nuevo fichaje del Southampton, Manolo Gabbiadini, que repudió tomándose la cabeza y su dedo índice señalándole al colegiado que no, que se ha equivocado.

Foto: Southampton
Foto: Southampton

Después de el condicional del gol anulado sucedió lo que nadie hubiera pensado para cómo se estaba desarrollando el encuentro. Falta cerca de la medular para el Manchester United y amarilla para Oriol Romeu, y él no dudo en tomar el balón y mirar al portero fijamente. Zlatan lo ha hecho de nuevo, golazo por todo el lado derecho del guardameta y 1-0. Un tiro libre estupendo del sueco, de esos que tienen su firma, tiro muy potente y sácala como puedas, Forster.

Terrible golpe anímico para el equipo del sur, que se vio apagado en los minutos que le restaban a la primera parte, y Puel lo sabía. Aunque diez minutos más tarde de aquel golazo de Zlatan, Romeu vio como su compatriota David De Gea le quitaba el empate a su equipo con un trallazo que saco lo mejor del guardameta español con un reflejo felino, casi similar al de una pantera cayéndose. Los minutos pasaban y los suplentes de cada equipo calentaba en el mismo costado del campo de juego, a su vez los abucheos caían sobre los jugadores cada vez que se acercaban a la afición de su rival, al igual que un cartel de una popular bebida energética cerca del banderín de córner, que vaya uno a saber porque se desvanecia con cada abucheo generado.

Entre abucheos y tiros lejanos la primera parte del encuentro se iba hasta que Jesse Lingard la pidió otra vez en la medular y firmó el segundo tanto de los Reds Devils. Parecía ser partido liquidado, hasta que en el minuto 45 hubo una devolución por parte del árbitro para con Gabbiadini, ya que ocurrió una copia del primer gol no concretado por el juez, lo único que esta vez, el esférico hizo sonar las mallas de la valla roja y el gol fue otorgado. 2-1 y al entretiempo.

Comenzó el segundo tiempo y la zona de prensa y vip del Wembley se encontraban vacías, solo se veían asientos rojos, no al igual que el color del partido, que empezó con un Southampton con mucha posesión que acorraló con base en tiros de esquina a los diablos rojos. Tanto fue el cántaro al agua que en el minuto 48, otra vez Gabbiadini, ¡Manolo Gabbiadini! Como el niño nuevo en el colegio, se fue haciendo un lugar de a poco y metiéndose en el podio del partido, otro gol más para el italiano y el delirio en la tribuna de los saints que revoleaban sus bufandas sin cesar. En tres minutos ( sin contar el entretiempo) el Southampton le empató el partido al Manchester de atrás, con un gran Manolo Gabbiadini. Y en dos minutos se llenó la tribuna vip de personas ,al igual que el encuentro de goles.

Pasaba el encuentro y el Manchester a pesar de haber recibido el gol, iba en busca de marcar sobre la valla del Southampton, cosa que hizo que Claude Puel entre en modo “Cholo” Simeone y alentase en cada pelota a sus dirigidos, elevando los brazos y sobre todo la voz, que se sentía gracias a los micrófonos puestos por la prensa en el área técnica. Ese constante aliento de Puel produjo que unos minutos más tarde (62) el español Romeu estallara un cabezazo en el travesaño del arco custodiado por su compatriota David De Gea. Esto produjo que el nombre Wayne Rooney empezara a sonar en el templo inglés, y también en la mente de José Mourinho. Diez minutos mas tarde de esa acción, entre idas y vueltas, una tenue y leve lluvia, trataba de incomodar a los dos equipos y también a los espectadores que sacaban sus paraguas para resguardarse, también caían los cambios , pero todavía no entraba el jugador que pedía el partido y también la tribuna del Manchester; el que sí entraba era Shane Long desde el otro equipo, pero se iba sin duda alguna la figura del partido hasta ahí, Manolo Gabbiaddini.

Hasta que en el minuto 86 sucedió, el hombre con cara de niño se sacó el chaleco y produjo el delirio de la tribuna. 

Foto: Getty Images
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Un minuto mas tarde que eso sucediera gol de Ibrahimovic con un gran pase de Ander Herrera, hizo que el sueco gritara su gol número 26 de la temporada, algo impensado para un jugador de 35 años. No se sabe si fue Zlatan o si fue el chaleco de Rooney, lo que si se sabe es que el Manchester de Mou obtiene su seguna copa en lo que va de temporada, y a su vez, la quinta copa de la liga de los diablos rojos. Vaya uno a saber por qué, pero no debe se casualidad que segundos después de que el máximo goleador del Manchester United este a punto de saltar al campo su equipo convierta el gol para salir campeón. 

Sonó el silbatazo final y el festejo fue similar al de hace una semanas de Tom Brady en el Super Bowl, teniendo en comparativa el sueco, el jugador del partido, siendo alabado y felicitado de cierta manera por colaboradores del Manchester, no tan repleto de gente ni con tantas, cámaras ni papeles de colores, pero si a la figura del partido siendo reconocido por sus propios compañeros. Zlatan, tú decidiste el partido, o tal vez que Rooney se sacase el chaleco. 

Foto: Getty Images
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