Hay historias marcadas por un partido y partidos que pueden cambiar el rumbo de la historia, y este derbi del norte del Londres tenía todos los ingredientes para ello. Con un Tottenham persiguiendo de forma indiscriminada a un Chelsea que tampoco ceja en su deseo de convertirse en campeón de la Premier League, y un Arsenal empeñado en entrar entre los cuatro primeros para poder jugar la próxima edición de la UEFA Champions League, los resultados de la jornada dominical hacían aún más importante el duelo entre dos clubes con una rivalidad histórica a la que ya se ha puesto punto y final. Los Spurs no quedaban por encima de su rival desde hacía veintiún años, algo a lo que ya se han sobrepuesto con esta victoria por 2-0. Los goles de Dele Alli y Harry Kane en la segunda mitad echaron por tierra las esperanzas de los Gunners de seguir con esa tradición y habrá que ver si también han finalizado con las pocas esperanzas de los dirigidos por Wenger de dar caza a los dos clubes de Mánchester o al Liverpool de Jürgen Klopp.

La defensa del Arsenal era más de cinco que de tres centrales y dos carrileros

El técnico francés, perjudicado una vez más por lo mostrado por su equipo en el terreno de juego, se preguntará qué tiene que hacer para frenar de una vez por todas la hemorragia por la que su equipo se desangra en tareas defensivas. Parecía que con el esquema de tres centrales y dos carrileros ganaban algo de contundencia, pero lo cierto es que, más que esa formación, los Gunners se plantaban en White Hart Lane con una línea de cinco defensas por detrás de una pareja de centrocampistas formada por Ramsey y Xhaka, quienes también estaban más centrados en defender que en organizar a su equipo. Por delante, unos muy desaparecidos Giroud, Alexis y Özil.

Dele Alli remata desviado de la portería del Arsenal | Fotografía: Premier League
Dele Alli remata desviado de la portería del Arsenal | Fotografía: Premier League

Aunque la primera mitad tuvo poco de luminosidad y magia sobre el terreno de juego, sí se pudo empezar a ver que el equipo de Pochettino quería algo más que su rival sobre el rectángulo verde. Sin una velocidad como a la que están acostumbrados la afición de los Spurs, lo cierto es que los locales sí disponían de ocasiones claras como la de Dele Alli o Eriksen que salieron rozando la portería de Petr Cech. Un guardameta que, por cierto, ha sido el mejor de su equipo, algo que habla y refleja muy bien lo poco de los del Emirates Stadium en territorio enemigo.

Dos goles y una sentencia

El Tottenham aprovechó que el Arsenal se fue arriba para sentenciar el partido

Si faltó chispa en los primeros cuarenta y cinco minutos, una auténtica hoguera se formó en la segunda mitad, momento del partido en el que Arsenal despertó y se suicidó a partes iguales. Los Gunners se mostraron algo más combativos, como si hubieran recordado que también pueden ganar a los rivales que tienen por encima. En ese mínimo deseo de hacer algo más, llegaron las peores pesadillas para los de Wenger. Primero fue Dele Alli el que aprovechó un balón suelto tras una internada cómoda en el área de Eriksen para anotar el 1-0. Apenas un minuto más tarde, fue Harry Kane el que se encontró colocado frente a frente con el guardameta checo y con un balón situado en el punto de penalti. Él mismo se había fabricado una pena máxima que materializó a la perfección.

Los jugadores del Tottenham celebran uno de los goles | Fotografía: Premier League
Los jugadores del Tottenham celebran uno de los goles | Fotografía: Premier League

Parece muy complicado pensar que con este nivel defensivo el Arsenal pueda aspirar a algo más en lo que a la competición liguera se refiere. En un torneo en el que la regularidad es la premisa principal, es muy difícil sacar algo positivo de unos errores que condenan a los Gunners temporada tras temporada. Hay partidos, como la semifinal de la FA Cup ante el Manchester City, en los que, bien por la poca efectividad del rival, bien por el acierto propio, se consigue la victoria, pero a la larga esa es una racha difícil de mantener.

En los minutos restantes, solo quedó tiempo para ver la condena pública de un Arsène Wenger que juega con la baza de que a él nadie le va a señalar ni dentro ni fuera del terreno de juego. Pesa más un cambio suyo que una opinión generalizada de una afición ya cansada de este ritmo del equipo, aunque el francés sí creyó oportuno cambiar a Gabriel, Xhaka y Giroud por lo desacertado de sus partidos. Mientras, en el banquillo rival, un tranquilo Mauricio Pochettino lamentaba que el Everton no hubiera hecho su trabajo horas antes, pues el Chelsea sigue con su ventaja sobre los Spurs gracias a su victoria por 0-3 frente a los Toffees.

Así pues, Harry Kane, quien, por cierto, lleva seis goles en seis partidos frente al Arsenal, y Dele Alli, pusieron nombre a la horrorosa temporada de un Arsenal timorato y falto de motivación ante los grandes rivales de la Premier League. Ahora, los de White Hart Lane se centran ya en su partido del próximo viernes frente al West Ham en la que será la jornada 36 del campeonato liguero. Dos días más tarde, el Arsenal ultima sus aspiraciones europeas con un duelo trascendental ante un Manchester United que llegará en medio de la eliminatoria de la UEFA Europa League frente al Celta de Vigo.

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