Inglaterra llegaba invicta la semifinal tras haber ganado el grupo A con siete puntos, mientras que Alemania con algunas dudas por la sorpresiva derrota ante Italia el sábado pasado.  Ambos apuntaban alto en un choque de alto calibre.

Mucha intensidad y poco fútbol

El encuentro empezó intenso por parte de los teutones que buscaban dar un batacazo sorpresivo, mientras que los tres leones tampoco se quedaron atrás, se aferraban a su estrategia defensiva y capitalizar algún error del rival.

A  los 2 minutos, la tónica no cambió; Inglaterra mantuvo firme su plan inicial. Alemania estuvo cerca de complicarle el panorama. El encuentro fue dinámico en ambas áreas y no hubo dominador absoluto. James Ward Prowse, Will Hughes y Demarai Gray se mostraron muy participativos y generaron ocasiones clarísimas respectivamente.

Serge Gnabry fabricó una inmejorable oportunidad, la selección alemana avisaba sin trascender demasiado en el desarrollo del encuentro. Davie Selke lo intentó al borde del área y tampoco pudo batir la portería de los tres leones.  Ninguno de los dos se animaba a arriesgar más de la cuenta.

A los 23 minutos,  Inglaterra tuvo algunas complicaciones, le costaba recuperar la posesión del balón y la elaboración de juego asociado.  Los teutones aprovechaban las falencias defensivas de la selección inglesa, la dejaban expuesta en cada ataque y se asentó mejor con el correr del tiempo.

Los tres leones estaban en serios problemas, constantemente le ganaban las espaldas y daba muchas licencias cuando no recuperaba el balón.  Alemania fue más directo, a través del juego asociado apuntaba a trascender en el primer tiempo,  aunque el empate transitorio no reflejaba las diferencias entre ambas selecciones.  En el momento más inesperado, Davie Selke anotó el primero y el encuentro dio otro giro sorpresivo.

A los 41 minutos,  Demarai Gray aprovechó una serie de rebotes y equilibró las acciones para Inglaterra.  El encuentro fue muy parejo en ambas áreas, aunque en algunos tramos los tres leones quedaron descompensados defensivamente.  Inglaterra tuvo dos ocasiones más y los desaprovechó.   Fue un primer tiempo muy disputado, Alemania dominaba tácticamente  e Inglaterra apostaba por el contragolpe.  De cara al segundo tiempo, alguno de los dos deberá corregir pequeños detalles para concretar el paso definitivo.

La tanda de penaltis fue determinante

En el complemento, Inglaterra ingresó más decidida,  aunque le cedió la posesión a Alemania. Los teutones anhelaban ponerse rápidamente en ventaja y estuvieron imprecisos en definición. Los tres leones eran conscientes de que no tendrían margen de error y apuntaban avanzar hacia una nueva final en el presente año.

El desarrollo del partido no cambió, ninguno se dio tregua, ambos buscaban constantemente desequilibrar con argumentos. Tammy Abraham remató, estuvo cerca aunque los defensores alemanes lo interceptaron a tiempo,  la selección inglesa se animó y en el momento oportuno remontó.   Alemania recibió un baldazo de agua fría, un error puntual le costó y el encuentro se tornó más emocionante.

Los teutones replantearon su esquema, fueron con todo por equilibrar las acciones.  Inglaterra mejoró, fue paciente y golpeó en el momento clave.  Veinte minutos más tarde, tras varios intentos Félix Platte anotó el empate y restauró la calma.  La selección alemana tomó como impulso el empujón anímico y encaró con mayor determinación el tramo final.

Inglaterra exhibió un rendimiento colectivo irregular,  cuando la gran mayoría se ilusionaba con un resultado diferente.  Serge Gnabry elaboró circuitos de juego, Alemania dejaba en jaque a los defensores ingleses.  Ambos brindaron una semifinal de lujo,  el encuentro estaba muy parejo y el resultado reflejaba la intensidad de ambos conjuntos en su búsqueda por dar el paso crucial hacia la final.

Nathan Redmond estuvo cerca de anotar el tercero, Inglaterra insistió por todas las vías. Alemania tampoco quedó relegado,  respondió a través de sus individualidades. Los teutones propusieron un estilo más directo,  Serge Gnabry fue uno de los más participativos.  El encuentro entró en limbo, el cansancio y la rapidez por definir la situación influyeron en ambas selecciones.  A falta de siete minutos para el final, ninguno trascendió. En el tiempo regular fue muy intenso en ambas áreas, la espera se extendió hasta el alargue.

En el tiempo extra la situación no cambió, ambos generaron ocasiones clarísimas y apuntaban a desequilibrar a través de sus individualidades y  no les resultó.  La incertidumbre por saber quién daba el paso decisivo se mantuvo, treinta minutos no bastaban y la tanda de penaltis nos esperaba. Los tres leones y los teutones estaban extenuados, era a todo o nada.  Inglaterra se llevó una gran decepción, perdió 4-3 y Alemania se enfrentará en la final el viernes 30 de junio ante España o Italia en Cracovia.

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Sobre el autor
Luis  Carbajal
Egresado de la carrera de Periodismo Deportivo del Instituto San Ignacio de Loyola. Redactor de la MLS y la selección española.