Por  fin va a llegar. El encuentro futbolístico de mayor importancia en Estados Unidos. La Copa de la Major League Soccer. Han pasado nueve meses desde que la temporada comenzase y aquí estamos, a nada de que dé lugar la gran ceremonia que pasará a los anales de la historia.

Los equipos se concentran para desempeñar un papel que demuestre que merecen pisar el césped. A este tipo de citas se acude para desfondarse, no vale con dar el 100%, no vale racanear con esa impresionante cifra. Hay que dejarse la piel en el campo, correr hasta que los pies sangren. Los jugadores deben salir al terreno como si se tratara de sobrevivir en una batalla de gladiadores. Todo por un escudo, una historia.

Ha llegado la hora de destacar. Toca poner en práctica lo aprendido durante la temporada. Cada entrenamiento, cada minuto de esfuerzo puede ser al fin recompensado. Solo queda un paso para alcanzar esa meta que fijaste al comienzo del año y que te ha hecho avanzar, levantarte de cada tropiezo. Vas a enfundar tus valiosos pies en tus botas de la suerte, no las nuevas que te han regalado para la ocasión porque sabes que con ellas no eres el mismo, y vas a demostrar quién manda. Darás todo por la camiseta que luces orgulloso cada jornada representando a miles de personas que confían en ti, que corean tu nombre. Sal ahí y haz historia.

A veces solo importa el fútbol

No deja de ser un deporte por lo que, como tal, normalmente gana el mejor. Ya por sea el ánimo con el que se afronta la competición, por el espíritu de superación o porque hay una lesión importante, pero de vez en cuando se alinean los astros y el peor, el que es infravalorado por todos, se erige sobre los demás. Como es lógico, ambos equipos llegan por la moral por las nubes. Pero ¿están ahí de chiripa o han jugado un fútbol espectacular?

Toronto acabó la temporada regular en tercer lugar. No está nada mal si además se tiene en cuenta que acabó siete puntos por encima del cuarto posicionado y ocho por encima de Montreal Impact, su rival en la final de la conferencia este. Eso sí, insuficientes para quedar por encima de Nueva York. Tanto del New York City  (54 puntos) de David Villa (recién nombrado mejor jugador de la MLS) como del New York Red Bulls, campeón de la fase regular (57 puntos).

En los PlayOff’s la escuadra liderada por el italiano Sebastian Giovinco ha sido realmente contundente en los momentos cruciales. Primero tuvo que jugar la eliminatoria a un partido que primer y segundo clasificado tienen la suerte de evitar. En las ‘semis’ dieron un golpe en la mesa. Pero no un golpe cualquiera, uno de estos que la parten en dos. Primero derrotaron fuera de casa a New York City por 0-2 y en la vuelta, en la que muchos especulaban con la remontada liderada por Pirlo (ausente en el primer partido), le colocaron una manita al marcador, siendo tres goles de La hormiga atómica.

En la final ocurrió algo parecido y que Seattle tiene que tener en cuenta para la final. Montreal, en la ida, se puso 3-0, pero a base de coraje, los de la zamarra escarlata se llevaron un pellizco en forma de dos goles que mantenían vacante la plaza en la MLS Cup. 5-2 quedaron en la vuelta y campeones de conferencia con todas las de la ley.

Si conoces a alguien que apostara mucho dinero antes del seis de marzo por Seattle, estate atento a las noticias porque lo mismo sale en ellas. Es un equipo que ha vivido una montaña rusa esta temporada pero, como en toda atracción, al final se lo han pasado en grande. El entrenador de los campeones de la costa oeste no es el mismo que comenzó la campaña con el conjunto esmeralda. Y no porque haya cambiado su estilo de juego, si no porque Brian Schmetzer llegó para sustituir a Sigi Schmid. Junto con la llegada del mediapunta Lodeiro, líder de la plantilla a fuerza de goles y asistencias, Seattle ha practicado un fútbol realmente envidiable.

Que los Sounders no se asusten porque Toronto parezca una fiera desencadenada, porque ellos parecen el Increíble Hulk. El día que golearon tres a cero en CenturyLake Field a Dallas FC (campeón de la Supporters’ Shield) la bestia verde apareció para arrasar hasta la final.

Factor campo

La final se jugará en Canadá, en casa de Toronto, en BMO Field. Algo que muchos considerarían una ventaja. Contarán con el apoyo y ánimo de sus aficionados en una mayor proporción que los estadounidenses. Lo cierto es que esto realmente se puede volver un elemento en contra cuando se trata de una final, pues muchas veces ese ánimo se vuelve en una presión adicional para los jugadores.

En cualquier caso, esto es una final, todo esto son pamplinas, no vale para nada. Es la primera vez que ambos equipos llegan al último partido que se disputa en toda la temporada. Al acabar de la noche, la MLS tendrá el estreno de un campeón.  Una vez ruede el balón, como aficionado al fútbol y a la MLS, solo queda una cosa: disfrutar.

Posibles onces