Goleada de los canadienses que les sirve para coger moral y seguir afrontando una temporada en la que el equipo parece haber dado un cambio de rumbo con respecto a los primeros partidos. Desde los primeros minutos del partido, este se vio decantado para los locales, ya que en un par de acciones consiguieron adelantarse en el marcador, además de verse con un jugador más. En os últimos minutos volvieron a poner distancia en el luminoso pero los visitantes se encargaron de recortarla. La segunda mitad pronto quedó definida para los locales con un gol inicial que tuvo las esperanzas de su rival. El resultado se vio reforzado en los últimos minutos con un tanto de Oyongo que redondeaba así la goleada.

Locura final

Claro inicio de los locales desde el pitido inicial, consiguiendo tener el control de la pelota y tratando de aprovechar la superioridad en el centro del campo para generar acciones de peligro. Aunque estas apenas llegaron, ya que la defensa que tenía planteada los Timbers, les dificultó el poder profundizar en sus acciones.

Pero pronto, la insistencia y el dominio de los canadienses lograron la recompensa del gol. Fue en forma de penalti, en donde Ignacio Piatti transformó una pena máxima realizada sobre un compañero. Pero las malas noticias no acabaron ahí para los visitantes, ya que minutos después se quedó con un jugador menos por una expulsión de Chará en donde el jugador agredió a un rival con un manotazo.

Piatti anotó un doblete para su equipo (Imagen: @impactmontreal)

Tras esta sucesión de hechos negativos para los visitantes, comenzaron a tener mayor presencia en el ataque, aunque la ausencia de un jugador generaba que encontrasen muy pocos espacios y sólo tuviesen peligro en acciones a balón parado.

Mediada la primera mitad, el ritmo del partido disminuyó de manera considerable debido a los parones que hubo en el juego. Uno de ellos fue algo más extenso, ya que tuvieron que atender a un jugador local por una herida en la cabeza.

En los minutos finales, este ritmo que había parecido recaer, aumentó de manera descontrolada, viéndose esto reflejado en el marcador. Primero fue Kyle Fisher para los locales el que remató al fondo de la red un saque de esquina, lo que ponía el encuentro muy de cara para sus intereses.

Aunque prácticamente en la siguiente jugada, ya en el tiempo de descuento, una acción que comenzó con el propio Valeri, terminó con el futbolista argentino mandando a guardar el balón y recortando distancias con su rival, con la clara esperanza de lograr sacar algo positivo de su visita.

Portland se desvanece

Con el inicio de la segunda mitad, el partido quedó casi visto para sentencia. Una acción combinada en la que participaron todos los jugadores de ataque del Montreal Impact, acabó con el balón en los pies de Piatti en la frontal del área que definió con el tercero de su equipo.

A pesar de ello, los Portland Timbers no cejaron en su intento de buscar un gol que les abriera los caminos de la heroicidad, pero la gran mayoría de sus acciones no eran definidas con éxito. Estas acababan en manos del portero o lejos de la portería. Sin embargo los canadienses, con el partido de cara buscaron elaborar la jugada con tranquilidad y sin apenas riesgo. De esta manera consiguieron tener un par de jugadas de peligro que a punto estuvieron de hacer crecer la goleada.

Sorprendentemente, mediada la segunda parte, era el equipo que tenía un jugador menos el que estaba consiguiendo tener el control de la pelota, aunque esto no significó que sus acciones de peligro fueran eso. Era su rival sin embargo el que en cada ocasión en la que pisaba área rival, generaba peligro.

Bajo esta circunstancia llegó el cuarto tanto de la franquicia canadiense. Una jugada por banda derecha de Tabla en la que centró un balón pasado al segundo palo, en donde apareció Oyongo para con un disparo raso superar al portero.

Los minutos finales apenas tuvieron influencia en el juego y llevaron al equipo local a conseguir una victoria que estuvo cerca de ser más abultada sino llega a ser por un par de paradas del portero que cortaron la sangría goleadora.