Es evidente que la portería es una posición que no se puede valorar igual que al resto. Se puede perder un partido por una goleada de escándalo y la responsabilidad no cae del todo en el meta. Eso sí, pocos puestos en el mundo del fútbol pueden dar tantas alegrías como el jugador que lleva los guantes. No marca goles, pero puede decidir partidos y puede garantizar una victoria. Rui Patrício es el vivo ejemplo. No tiene esa condición de estrella como Cristiano Ronaldo pero muchos apuntan a que ha sido más decisivo que el astro del Real Madrid.

Siempre en la sombra, a Rui Patrício se le ha considerado durante toda su carrera como un portero de segunda fila. Quizás haya sido porque nunca ha querido abandonar su club natal, el Sporting de Portugal. La Liga Portuguesa, especialista en servir de trampolín para futuras estrellas ha visto como uno de sus mejores perlas no ha querido abandonar el nido y se ha quedado en casa. Veterano curtido en mil batallas diferentes, Rui Patrício lleva a sus espaldas 373 partidos en el José Alvalade. Sin embargo, no tiene ni mucho menos esa etiqueta de jugador en declive. A sus 28 años, el meta portugués tiene por delante muchas guerras por librar.

Rui Patrício debutó con 22 años con la Seleção

Con la Selección Portuguesa la historia empieza a cambiar. Pese a que desde juveniles siempre fue intocable y ya empezaba a deslumbrar con el combinado sub-17, Rui Patrício tardó algo en debutar con el equipo absoluto. Lo hizo hace relativamente poco, en noviembre 2010, pero cuando debutó fue por todo lo alto. En aquella recordada tarde, Portugal goleó a la entonces campeona del Mundo, España, con un histórico 4-0.

Fotografía: Laurence Griffiths | Getty Images
Fotografía: Laurence Griffiths | Getty Images

Se pueden discutir los motivos por los que un jugador de la talla de Rui Patrício hizo su debut con 22 años y no antes como hombres como Renato Sanches. Sea como sea, en estos seis años el meta del Sporting ha defendido los colores de su país en 51 ocasiones. Ha participado, contando esta edición, en dos Eurocopas, además del Mundial de Brasil. De los convocados por Fernando Santos para viajar a Francia, Rui Patrício es el octavo con más partidos en sus espaldas.

La irregular fase de grupos que realizó Portugal no le salvó de las críticas, pero siempre fue defendido por entrenador y compañeros. Poco pudo hacer en el gol del islandés Bjarnason y en loco el empate ante Hungría (3-3), Rui Patrício vio como dos de los tres goles tocaban en un compañero y le desviaban por completo la trayectoria. Frente a Austria no tuvo bastante trabajo y logró mantener su portería a cero.

Muchos pedían a gritos que jugadores como Cristiano Ronaldo, Luís Nani o João Moutinho dieran un golpe sobre la mesa y empezaran a tirar del carro del equipo, pero pocos eran conscientes de que si Rui Patrício estaba bien, los lusos tendrían la mitad del partido ganado. En octavos Portugal se tenía que enfrentar a la potente selección de Croacia. Mario Mandzukic, Luka Modric, Ivan Rakitic o Ivan Perisic amenazaban al portero portugués. Pero fue ante el combinado balcánico cuando el cancerbero empezó a coger ese papel decisivo.

Fotografía: Matthias Hangst | Getty Images
Fotografía: Matthias Hangst | Getty Images

Poco trabajo tuvo Rui Patrício ante Croacia, la verdad sea dicha. Un partido con muy pocas ocasiones y las que llegaban nunca iban entre los tres palos. Eso sí, cuando los croatas se animaron en la prórroga e inquietaron la portería lusa, el meta apareció. Fue en un gran remate de Perisic en el corazón del área. El balón, con gran potencia y colocación, parecía que no tenía otro destino que el gol. Pero Rui Patrício apareció. Una estirada felina, un acto de reflejos al alcance de muy pocos para desviar con la punta de los dedos el balón al poste. El esférico, rechazado, le llegó a los pies de un Renato Sanches que iniciaba el contragolpe. El resto de la historia es bien conocida por todos. Transición excelente de los hombres de arriba que termina con el primer y único tanto del partido, obra de Ricardo Quaresma.

Contra Polonia, el cielo se volvió oscuro para Rui Patrício desde el minuto 1. La estrella de los polacos, Robert Lewandowski, venía de hacer una Eurocopa muy discreta. El delantero estrella del Bayern de Múnich no sólo no había marcado, sino que ni siquiera había disparado entre los tres palos. Eso sí, le bastó un solo tiro al minuto y medio de partido para batir al meta portugués. Disparo libre de marca, muy colocado a media altura y con la potencia que caracteriza al nueve de Polonia. Un gol completamente imparable.

Desde ese momento, Rui Patrício erigió un muro sobre la portería tan infranqueable que sólo cayó en la tanda de penaltis. Lewandowski empezó a diluirse conforme pasaban los minutos, pero la verdadera pesadilla la sufrió el segundo punta de los polacos, Milik. El delantero del Ajax sufrió de primera mano las paradas del portero luso, sobre todo una volea cruzada en el área pequeña donde el meta dejó perplejos a todos. El disparo de Milik no llevaba una potencia descomunal, pero sí una colocación muy buena y una trayectoria que poco a poco se iba alejando de los guantes del arquero. Pero no para él. Rui Patrício no sólo logró parar el disparo prácticamente en la línea de gol, sino que además blocó el balón con una facilidad pasmosa. De las mejores intervenciones del torneo.

Y llegaron los fatídicos once metros para decidir el ganador. Rui Patrício partía con una ligera ventaja, dado que Polonia había eliminado a Suiza en octavos en la tanda de penalti. El portero del Sporting de Portugal había reconocido que no descartaba los penales, y que había estudiado cada lanzamiento de los polacos. Y así fue. El arquero luso se tiró exactamente al mismo lado donde los jugadores de Polonia habían lanzado sus penaltis con los suizos.

La parada de Rui Patrício en el penalti de Blaszczykowski cambió el partido

Lewandowski lo engañó. Milik hizo lo propio y Glik también. Portugal tampoco había perdonado con Cristiano Ronaldo, Renato Sanches y João Moutinho. Le tocaba turno a un Luís Nani que tampoco fallaría. Rui Patrício era consciente de que sus compañeros estaban cumpliendo y que poco a poco la presión era cada vez mayor. Le llegaba su turno. Blaszczykowski se disponía a lanzar y fue en ese instante cuando el tiempo se paró. Lanzador y portero, no importaba nada más en aquel momento. El jugador polaco disparó por la derecha, con potencia y colocación. Pero allí apareció la mano antológica de Rui Patrício. Una intervención colosal, pues son esos disparos a los que más les cuesta llegar a los porteros. Si Portugal marcaba, se clasificaba para seminales. Quaresma no fallaría.

Fotografía: Alex Livesey | Getty Images
Fotografía: Alex Livesey | Getty Images

Ahora le toca el turno a Gales. Rui Patrício ya ha tomado nota del gran torneo que lleva realizando el combinado y británico y su temida delantera. Sabe que uno de los mejores porteros del planeta como Thibaut Courtois encajó hasta tres goles contra los de Cardiff en cuartos de final. El meta portugués ya va con la lección aprendida, y sabe que con una notable actuación, Portugal puede meterse doce años después en la final de una Eurocopa.