Termina el sueño luso en los Juegos de Rio. La Portugal de Rui Jorge, una de las grandes favoritas a medalla en el fútbol masculino, ha caído de manera contundente (4-0) ante un Alemania sólida atrás y contundente en labores ofensivas. Una goleada que deja a los portugueses a las puertas de las semifinales después de haber realizado una brillante fase de grupos.

Ya desde antes del pitido inicial, todo hacía presagiar que los lusos vivirían un partido extraño en Brasília. Rui Jorge había quitado a su delantero estrella, Gonçalo Paciência,  para poner en su lugar a Carlos Mané. Un extremo veloz, con bastante regate pero sin esa condición de nueve clásico que hacía falta. Y se hizo de rogar la entrada de Paciência porque la zaga germana la comandaban dos centrales dee la talla de Matthias Ginter y Niklas Sülle. DOs centrales altos, corpulentos y muy fiables en el uno contra uno.

Durante los primeros compases del partido, parecía que la estrategia de Rui Jorge funcionaba. Carlos Mané protagonizó la primera gran ocasión del partido con un remate de volea que logró parar Timo Horn con una intervención estelar. Apenas se había traspasado el primer minuto de partido y el delantero del Sporting de Portugal daba el primer aviso. Pocos podrían imaginar que esa sería la última ocasión del encuentro para Mané.

Y es que a medida que fueron pasando los minutos, Alemania se fue encontrando más cómoda en el terreno de juego. Sobre todo en las bandas, donde Julian Brandt y Sèrge Gnabry fueron una auténtica pesadilla para los lusos. Fueron minutos de angustia para Portugal, donde Bruno Varela se erigió como el héroe de los suyos haciendo una primera parte prácticamente perfecta.

Sin duda fue el mejor del partido el portero del Vitória de Setúbal. Varela paró balones de todos los tipos, donde destacaron dos mano a mano a Gnabry y Davie Selke. En ambas ocasiones, el portero portugués resolvió con criterio y evitó el gol germano. Selke fue el más insistente en ataque para Alemania. Tuvo las ocasiones más claras de la primera parte, pero se encontró muy poco afortunado de cara a portería a pesar de sus numerosas oportunidades.

Portugal estaba muy poco cómoda en el centro del campo. La sala de máquinas de los lusos estaba muy saturada, tanto física como mentalmente. La lesión de Sérgio Oliveira a la media hora de partido colmó el vaso, pues la entrada de Francisco 'Chico' Ramos no ayudó a los portugueses a recuperar el control del balón. Los últimos diez minutosde la primera parte fueron los de la recuperación. Alemania pedía ya el descanso y fue Portugal la que intentó tomar la iniciativa. 

El recién ingresado Ramos tuvo la más clara para los portugueses. Un remate a quemarropa desde el corazón del área y fue Jeremy Toljan el que mandó el balón al córner prácticamente sobre la línea de gol. En ese mismo saque de esquina, Tobias Figueiredo conseguía saltar por encima de las torres alemanas, pero su testarazo se fue por poco por encima de la portería.

Y justo cuándo más cómodo estaba Portugal llegó el primer golpe de realidad. Era el tiempo de descuento cuando los lusos perdieron el balón en su propio campo, Julian Brandt vio el desmarque de Gnabry y el extremo del Arsenal define a la perfección ante la salida de Varela. Un tanto que trastocó por completo los planes de Rui Jorge. Alemania cogía la delantera en el partido, no la volvería a perder.

El segundo tiempo fue una debacle para la Seleção. Los jugadores del país vecino llegaron muy mermados y los alemanes dieron el paso adelante que necesitaban para afianzar la victoria. Apareció el poderío germano en las jugadas de balón parado, donde Matthias Ginter puso el segundo del partido con un gran cabezazo tras un saque de esquina. El primer gol al borde del descanso y el 2-0 a los pocos minutos de iniciarse la segunda parte. La moral de los lusos caía en picado.

Fue entonces cua ndo Rui Jorge decidió meter a Gonçalo Paciência. El canterano del Porto causó más problemas a la zaga alemana que Carlos Mané, pero el centro del cmapo portugués dejó de existir conforme pasaban los minutos y el delantero apenas contó con ocasiones. Fueron minutos frustrantes para los portugueses. Pese a las ganas que le intentaban poner, el 3-0 siempre estuvo más cerca que el 2-1 y la sentencia definitiva llegó en la recta final del choque.

Apareció ahora sí la puntería y la suerte de cara a portería para Davie Selke. Tras 75 minutos de querer y no poder, el delantero del Leizpig se aprovechó de una sensacional asistencia de Max Meyer para cruzar el balón a Bruno Varela. A los pocos minutos Selke era sustituido por el anotador del cuarto y último gol del partido. Philipp Max cerró el marcador con un certero disparo desde lejos que se colaba por la escuadra.