Acabó mal el partido, llovieron las cartulinas amarillas, y alguna roja, al final de una prórroga que no pudo ser más tensa. Y es que, cuando uno pasa una eliminatoria con un hombre más sobre el campo, marcando el 1-2 en el 118' de juego y en campo rival, no puede provocar a la grada contraria, sobre todo en un partido que fue tenso en todo momento. Esto fue lo que hizo Miguel Silva, guardameta del Vitória, y lo que provocó una tangana en el campo que pudo acabar mucho peor.

Los de Guimarães logran llegar a octavos y siguen enrachados, sin embargo, Boavista mostró su enorme corazón aguantando más de media hora de infinita prórroga con un hombre menos sobre el campo, sin perderle la cara al partido.

Tras el parón de selecciones, ambos técnicos optaron por mantener el bloque utilizado en la mayoría de jornadas ligueras y no hacer demasiadas rotaciones. En el Vitória destacó la obligada ausencia de Moussa Marega, máximo goleador de su equipo y que, en esta ocasión, no podría ayudar a los suyos por su sanción.

Poco fútbol con un Guimarães de menos a más

Arrancó el partido en el Estadio do Bessa con un Boavista bastante seguro de sí mismo, dominando la posesión en los primeros instantes de partido y poniendo a prueba al guardameta visitante, por ejemplo, con una gran ocasión de Talocha cerca de la décima fracción de juego. 

Sin embargo, el favoritismo estaba claro, el Vitória de Guimarães llegaba a este partido enrachado, marcha cuarto a un solo punto de la segunda plaza, y los Ángeles Blancos empezaron a incomodar a la defensa ajedrezada con rápidas transiciones que les ponían en apuros.

Fueron las áreas las que decidieron de qué lado caía el primer gol del partido. Tan solo un minuto después de que el colegiado no señalara un supuesto penalti sobre Iuri Medeiros, en una jugada de balón parado, Carraça golpeó el esférico con el brazo, dejando en bandeja a los guimaraenses el ponerse por delante en el electrónico. Así fue, Soares no falló, anotando con mucha tranquilidad la pena máxima para delirio de los muchos aficionados visitantes que recorrieron los poco más de 50 kilómetros entre Guimarães y Porto. El Vitória ya mandaba en do Bessa gracias al 'Tiquinho'.

Soares hizo el 0-1 en la primera mitad del partido | Vitória SC
Soares hizo el 0-1 en la primera mitad del partido | Vitória SC

Con la consecución del gol, los de Pedro Martins mejoraron en su trato con el balón, lo único que le había faltado en la primera media hora. De todas, formas, Boavista no iba a dejar escapar la eliminatoria tan pronto y recuperó el dominio de la pelota, sus ocasiones más claras para lograr la igualada estuvieron en las botas de Iuri Medeiros, que obligó al meta visitante, Miguel Santos, a hacer una gran parada, y Schembri, en los últimos minutos de la primera parte. Así se llegó al descanso del partido.

Dominio local, directos a la prórroga

Arrancó el segundo tiempo con el Boavista buscando el gol, y lo consiguió. Pero Jorge Sousa, aunque puede que finalmente actuara correctamente, no estuvo acertado en los tiempos. Primero, y antes de que Schembri anotara el 1-1, señaló penalti para Boavista por falta sobre el propio delantero local al controlar el balón; sin embargo, y tras deliberar con sus asistentes, acabó pitando falta en ataque de los ajedrezados por mano de Schembri en su control, provocando las lógicas protestas de la afición local.

Merecía el empate Boavista y lo acabó consiguiendo por las buenas o por las malas. En el minuto 55 de partido, el Estadio do Bessa enloqueció tras el gol, que vino por un rechace en el área después de un centro desde la banda derecha del ataque local. Fue precisamente Schembri el que puso las tablas y celebró el empate, como no podía ser de otra manera, con mucha rabia.

Botaba la grada ajedrezada tras el gol del delantero maltés, no era para menos. Su equipo estaba siendo claramente superior al Vitória Guimarães, demostrando su condición de local en la eliminatoria y yendo a por el segundo que les abriese el camino a los octavos de final de la Copa.

Está claro que en fútbol puede pasar de todo y, cuando se cumplía el tiempo reglamentario, Lucas Tagliapietra recibía la segunda amonestación, obligando a su equipo a jugar toda la prórroga con diez futbolistas. El Vitória, que estaba buscando crear peligro en la meta local mediante contras y transiciones rápidas, vio la oportunidad para llegar a octavos dominando lo que restaba de partido.

Agónico triunfo guimarãense con tangana final incluida

La expulsión de Tagliapietra en el descuento del tiempo reglamentario obligaba a los de Pedro Martins, con un hombre más sobre el césped, a asumir el control del juego, y lo hicieron, aunque siempre ante un Boavista que no perdía la cara al partido y que también contó con alguna opción para resolver el empate y evitar unos penaltis que, inexorablemente, parecían llegar.

Sin embargo, cuando todo parecía visto para sentencia, Paolo Hurtado hizo el 1-2 en un lanzamiento de falta muy cerca del área del Boavista. Hurtado, que había ingresado al campo en el minuto 90, puso el balón al palo del portero, aunque este no lo vio tapado por varios jugadores y la fuerza del chut hizo el resto. No hubo tiempo para más, el Vitória Guimarães se metía en octavos de final.

No acabó ahí la cosa. Miguel Silva, guardameta visitante, se volvió contra el fondo del Boavista con mirada desafiante y provocó la actuación de medio equipo local, que se le echó encima en una tangana que pudo acabar muy mal. Mandiang se llevó la segunda amarilla por encararse y presuntamente agredir a Silva. Esta fue la guinda negativa a un partido que tuvo de todo.