West Ham y Manchester United afrontaban el trigésimo tercer partido de la temporada, choque que fue aplazado ya que los visitantes debían jugar una eliminatoria de la FA Cup. La situación de ambos hoy no era la misma que si el partido se hubiese jugado cuando marcaba el calendario sorteado a principio de temporada. Los locales han llegado al partido algo más desahogados con respecto a la zona caliente de la clasificación y los visitantes con la Premier prácticamente sentenciada. Puede que eso marcase el ritmo del partido.

Poco ritmo pero el West Ham se adelanta

El United salió al césped con la idea de mantener un ritmo pausado para cansar poco a poco al rival y asestar un golpe definitivo cuando no hubiese tiempo para la reacción. Nada nuevo bajo el sol. Pero la idea no le salió bien del todo ya que en el minuto 17 Vaz Tê adelantó a los Hammers. El West Ham no quiso entrar en el juego del conjunto que casi seguro será campeón y una internada de Jarvis por la banda izquierda consiguió el objetivo de lanzar un balón exquisito al área. Carroll se adelantó a los centrales y cedió una magnífica pelota a Vaz Tê que, de cabeza, no perdonó. El experimento no le funcionaba a Sir Alex.

El gol del West Ham pareció espolear al United, que metió una marcha más. Fue entonces cuando empezó a dominar, poco a poco, el partido. Los acercamientos a la meta de Jääskeläinen eran cada vez más peligrosos y más continuados pero la defensa rival conseguía desbaratar, de una y otra manera, las internadas. Sólo una genialidad de Kagawa derribó la muralla. El mediapunta japonés, sin tocar el balón, se deshizo de Reid y sirvió un balón de oro que Valencia sólo tuvo que empujar. Minuto 31 y el partido volvía a comenzar y volvía a mostrarnos lo mismo que nada más empezar.

Tras el empate vuelta al ritmo lento y el West Ham se vuelve a aprovechar

El United volvió al juego tranquilo y pausado del inicio pero rápidamente llegó el descanso y hubo poco tiempo para disfrutar de ocasiones claras. Ya en el segundo acto, los de fuera avisaron a los 20 segundos pero Jones no consiguió rematar un pase atrás de van Persie y el West Ham se lo hizo pagar. El equipo de Allardyce se fue haciendo con el dominio del partido gracias a un Carroll imperial que volvió loco a Vidic y fruto de ese dominio llegó el segundo. Un golazo. Diamé recibió en el pico del área, quebró a un rival y disparó un zurdazo descomunal ante el que poco podía hacer De Gea.

La historia se repetía y el West Ham se volvía a poner por delante. Y no sólo eso. El United volvió a espabilar. El dominio, antes de los de casa, pasó paulatinamente a los Red Devils y comenzaron a llegar las ocasiones claras pero ahí estaba Jääskeläinen. El meta finlandés, a pesar de sus 37 años, está terminando la temporada a un nivel altísimo. Se está haciendo acreedor de una renovación por un año más pero, bueno, eso es labor del técnico.

Vital Kagawa, empate y todos contentos

A pesar de las dos paradas fundamentales de Jääskeläinen el United no cejó en su empeño y, otra vez, volvió a aparecer Kagawa. Un disparo suyo pegó en un palo, luego en el otro y tras dos rebotes, quién sino, van Persie alojó el balón entre las mallas. Enfado del respetable ya que el holandés estaba en clara posición antirreglamentaria pero el auxiliar de Lee Probert no vio nada punible. El resultado volvía a marcar empate. Un empate que no se movería y que repetiría el mismo marcador que en el partido de FA Cup entre ambos equipos.

El desenlace del partido contentó a unos y a otros. Los de casa hubiesen firmado el punto antes de comenzar el encuentro y los de fuera se acercan un poco más al título de liga. Todos contentos (sino llega a ser por el gol ilegal de van Persie).

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