Danny Rose y Erik Lamela están cada vez más cerca de sentirse futbolistas de nuevo. La rehabilitación, lenta, aunque muy efectiva, está llegando ya a su fase final tras pisar ambos los campos de entrenamiento londinenses del Tottenham Hotspur muchos meses después. El objetivo optimista pasa por jugar algún que otro minuto este fin de semana ante el Bournemouth, pero la paciencia ha de ser clave en el proceso de recuperación.

El lateral izquierdo inglés sufrió una gravísima rotura de rodilla en el mes de enero que le ha mantenido fuera de los terrenos de juegos diez meses. Sin duda, una gran pérdida para la entidad británica, que a pesar de ello ha sabido reconstruirse a través de una táctica formada por tres defensas centrales. He ahí ahora el problema para Rose, ya que tiene que encontrar de nuevo su sitio en el once titular y muy posiblemente, reconvertido en carrilero. Otro objetivo más para Mauricio Pochettino.

De igual modo, la perla argentina llega hasta el año completo de baja, pues su encontronazo durante el mes de octubre del pasado curso en un encuentro copero ante el Liverpool, hizo que se viese obligado a operar la cadera. Pero no solo una vez, sino dos. Por consiguiente, la recuperación de Lamela parece que puede finalizar este mismo mes al haber tenido la ansiada toma de contacto con el balón.

De este modo, el míster de los Spurs está a punto de recuperar a dos de sus piezas claves en el once inicial, puesto que nadie duda de que si Danny Rose y Erik Lamela vuelven a la capital inglesa con un nivel similar al anterior, su rol de titulares es casi indiscutible, más aún con la necesidad de rotaciones para tratar de conseguir los objetivos propuestos a principio de temporada: luchar por la Premier League y porqué no, intentar dar guerra en Europa.