Tanto Leicester como West Brom llegaron al King Power con la enorme responsabilidad de ganar, puesto que ninguno de los dos conocía la victoria en los últimos cinco partidos del campeonato liguero. Tal fue el ansia de ambos, que el empate final tras los goles de Chadli y Mahrez pareció justo, aunque nada útil.

Tras el intercambio de golpes que no trajo un dominante claro, apareció Jamie Vardy para crear los primeros problemas sobre el área rival, y por consiguiente, Hegazi cada vez se vio más desquiciado tratando de parar al ariete británico. Imperó el respeto en grandes cantidades, ya que no fue hasta bien pasado el cuarto de hora cuando surgió el primer disparo en las botas de Chadli, aunque tampoco con una trascendencia demasiado destacada.

La posesión tuvo un claro dominio azulón. Los pupilos de Shakespeare no dudaron en hacerse con el control del esférico, echarle paciencia, y crear jugadas que para su mala fortuna, acabaron una y otra vez rechazadas por la defensa contraria. De esta manera se sintió muy cómodo el West Brom, sabiendo achicar espacios y dejando en nada las continuas internadas en su contra gracias a la eficacia táctica. Los cuatro defensas y los tres centrocampistas se metieron en el mismísimo área para crear todo un muro infranqueable.

Primeros cuarenta y cinco minutos sin mucha gracia

Hasta que Danny Simpson con un derechazo desde fuera del área pudo hacer el primer gol, pero Myhill supo tirar muy bien de reflejos para mantener un empate condenado a quedarse hasta el descanso, pues la ocasión del lateral fue la más importante del poco entretenido primer tiempo.

Arrancó espectacular el duelo tras la salida de vestuarios. Un choque entre Myhill y Vardy fuera del área supuso la amonestación del guardameta y una fantástica oportunidad para hacer el primer gol del Leicester, pero el mismo portero intervino sobresalientemente para evitarlo. Se activaron los soldados azules a raíz de ello. Y a continuación Mahrez envió el balón a las nubes tras numerosas triangulaciones que metieron el miedo en el cuerpo a los visitantes.

Pero por poco tiempo, ya que Chadli hizo el primer gol del encuentro mediante una falta directa desde treinta metros. Su tremendo disparo fue directo a la esquina derecha del poste defendido por Kasper Schmeichel.

Tuvo que salir Slimani a escena por un desaparecido Iheanacho para tratar de dar la vuelta al marcador a falta de veinte minutos por jugarse. Adelantaron líneas unos desesperados zorros que se volcaron al ataque. Sin embargo, las imprecisiones debidas a pases rápidos, demasiado directos y sin un destino claro, complicaron muchísimo el objetivo de la remontada. Pero no hay nada imposible para el heroico campeón de liga de hace dos temporadas. Ryad Mahrez tomó galones y resolvió dentro del área una fantástica jugada que sirvió para volver a poner las tablas en el electrónico.

Y hasta ahí se llegó. A pesar de los cinco minutos de tiempo añadido y un sinfín de balones colgados sobre ambos rectángulos, el marcador no se movió en la ciudad de Leicester. Reparto de puntos que deja muy insatisfechos tanto a los hombres de Shakespeare como a los de Pulis, ya que ninguno se ha hecho con una victoria que parece lejana de llegar.

Son seis así los partidos que encadenan sin conocer un triunfo los zorros, los cuales continúan en puestos de farolillo rojo encendiendo las temibles alarmas del descenso. Aún queda mucho. Treinta jornadas. Pero lo que es seguro es que el West Brom ha asentado las bases a través de la táctica de los tres hombres en la medular, a pesar de todos modos de no ganar desde mediados del mes de agosto. Mucho trabajo por hacer en ambos conjuntos que están a tiempo de conseguir los objetivos planteados.