A finales del año 2008 el entrenador Kevin Bond fue destituido dejando el equipo al borde del descenso a la quinta división, y por lo tanto al borde también de la desaparición. En ese contexto, el club decidió dar las riendas del equipo a Howe, un hombre querido por la afición, el cual había estado desde niño en el club y con el que jugó más de 200 partidos en ocho temporadas. Era un jovencísimo entrenador de tan solo 31 años pero con un gran actitud a favor: el trabajo bien hecho y el esfuerzo constante.

Cómo decíamos, el club estaba al borde del fútbol semiprofesional, lo que supondría la desaparición, pero contra todo pronóstico el equipo sureño se salvó del descenso por nueve puntos, a pesar de los problemas de la directiva para sanear el club económicamente, la dirección de la League Two le impuso una sanción de 17 puntos, es decir que si esa sanción no hubiera existido, el equipo hubiera quedado onceavo a solo seis puntos de la promoción de ascenso a la tercera categoría del fútbol inglés.

Eddie Howe se convirtió en un ídolo absoluto para los seguidores de los cherries, pero no estaba satisfecho solo con eso, que el año siguiente hizo que su equipo subiera a la League One quedando segundo en la clasificación y dando así una oportunidad de hacer algo grande no solo a un equipo de fútbol, sino a una ciudad entera. Con este ascenso, Howe decidió que era el momento de, al igual que cuando era jugador se fue al Portsmouth dos años, levar anclas y cambiar de club, esta vez decidió que su destino sería el Burnley que militaba en la Championship.

Howe volvió dos años después (igual que cuando era jugador) y en su primera temporada como entrenador del Bournemoth en la League One, el equipo de la costa del sur ascendió a la Championship como segundo clasificado, podrían haber quedado en primera posición pero un empate contra el Tranmere, que no se jugaba nada, lo dejó a un punto del que sería campeón ese año, el Doncaster.

El destino en la Championship no dejó de hacer sonreír a Eddie y los suyos, y el primer año en el que el equipo militaba en la segunda categoría del fútbol inglés, no solo salvaron la categoría (objetivo de todos los equipos al subir de categoría) sino que además acabarían la competición en el décimo lugar de la tabla. Esa misma campaña, el primer puesto de la tabla lo ocupó un club que, cómo el Bournemouth pero salvando las distancias, iba a dar la nota en el mundo del fútbol: el Leicester City.

La temporada siguiente fue quizá una de las temporadas más felices de la historia para los seguidores cherries, ya que junto a su entrenador, jóvenes talentos, y una propuesta futbolística muy bien formada y entrenada desde la cuarta categoría inglesa, lograron el tan preciado, y a veces temido, ascenso a la Premier League. La temporada fue espléndida dónde Eddie Howe ya utilizaba jugadores que hoy son titulares en Premier League en este mismo equipo como Callum Wilson, Harry Arter, Surman, Charlie Daniels, Ryan Fraser...

Vamos a poner un momento de pausa en este viaje por la historia reciente del Bournemouth, para reflexionar sobre lo complicado que es lo que hizo Eddie Howe. En poco más de seis años, un joven entrenador sin experiencia en lo que dirigir un conjunto se refiere, salva a su equipo de toda la vida de la desaparición social y económica, y les lleva de la cuarta división (League Two) a primera división (Premier League). Además, el fútbol que practicaba y sigue practicando este equipo no es precisamente del agrado de Howe, es decir, es una propuesta de fútbol combativo, vistoso y ofensivo aunque también sabe cerrase en la área pequeña. Y aún quedaba lo mejor pues tenían la oportunidad de que, una vez por todas, el mundo viera lo que el Bournemouth era capaz de hacer con una pelota entre los pies.

El Bournemouth llegó a una liga de gigantes, aunque se iguala más que otras ligas económicamente gracias al reparto de los derechos televisivos, el equipo tenía que dar el cien por cien en cada partido si quería salvarse al final de temporada. Llegaban a esta nueva etapa con todo un reto futbolístico, y eso requería reformar la plantilla. El club cerró los fichajes de Arthur Boruc (libre), Tyrone Mings (8 millones de libras), Distin (libre), Joshua King (libre), Atsu (cedido) y Gradel (7 millones de libras).

Si echamos un vistazo al valor de mercado de los clubes esa temporada 2015/16, veremos que en última posición está el Bournemouth con 68,03 mil millones de euros y penúltimo el Leicester con 91,25. Para entender esta desigualdad económicamente hablando hay que ver las primeras posiciones con el Chelsea y el Manchester City con 579,8 y 452,75 mil millones de euros respectivamente.

Con unos datos así lo más normal es que bajasen en el final de la campaña pero el equipo supo sobrevivir y hacer de Dean Court un fortín inexpugnable para acabar la temporada en la posición número dieciséis a cuatro puntos de la zona roja.  Una curiosidad sobre Dean Court es que es el campo más pequeño de la categoría, con menos de 12.000 localidades, pero por otro lado es uno de los campos donde va más gente (proporcionalmente hablando) a ver el partido.

El año siguiente fue la mejor temporada de la historia del Bournemouth acabando la campaña en la increíble novena posición y mostrando que de verdad pertenecen a esta categoría. Pese a ese gran año, no se hizo mucho eco de la gran temporada y es aquí donde reside el mayor triunfo de Eddie Howe que no es otro que conseguir que una proeza futbolística de estas características se normalice, es ahí donde realmente uno se da cuenta de que el Bournemouth ha hecho algo mucho más grande que cualquier otro equipo revelación, pasar desapercibido. Cuando un equipo que la temporada pasada luchaba por no descender y en la siguiente acaba en la mitad superior de la tabla y plantando cara al “Big 6”, normalmente se dice que son la “sorpresa del campeonato” o la “revelación de la temporada”. Pero al Bournemouth nunca se le etiquetó así por una simple razón: porque no lo son. No son un equipo revelación porque llevan ya muchos años forjando ese fútbol con el que se mantienen en la primera categoría del fútbol inglés.

El Bournemouth ha logrado algo que cuesta mucho de conseguir, que normalicen la grandeza.