Duelo de dinámicas enfrentadas. Ambos conjuntos llegaban al Amex Stadium con sensaciones del todo distintas tras los últimos resultados cosechados en la Premier League. En el caso de los seagulls, una racha de seis partidos sin conocer la victoria les había dejado a tan solo tres puntos de los puestos de descenso. Mientras tanto el Burnley, una de las revelaciones en lo que va de campaña, visita la casa del Brighton con la moral muy alta, habiendo ganado tres de los últimos cinco encuentros. Y es que los pupilos de Sean Dyche habían perdido tan solo cuatro encuentros este curso, los mismos que grandes equipos como Chelsea o Tottenham.

De cara a este partido, Chris Hughton tampoco podría contar con Steve Sidwell. El veterano centrocampista del Brighton todavía no ha debutado esta temporada por lesión. Quien sí estaría hoy en el Amex Stadium pero empezaría el partido desde el banquillo sería el flamante fichaje de este verano, José Izquierdo. En el caso de los visitantes, seguirían causando baja Tom Heaton, Jonathan Walters, Dean Marney y Robert Brady. En cambio el técnico inglés sí pudo alinear finalmente a Ben Mee, duda hasta última hora junto con Matt Lowton y Stephen Ward.

Entre palos y penaltis

Cada uno de los dos equipos tuvo claro desde el primer minuto cual iba a ser el plan que deberían acometer para este encuentro. Los locales, de más a menos, trataban de aproximarse a las mediaciones de Pope a través del toque y jugadas más elaboradas. Mientras tanto el Burnley, con su inconfundible estilo de juego (que tan buenos resultados está proporcionando el cuadro de Sean Dyche), se limitó a jugar en largo, intentando generar ocasiones de peligro con la menor cantidad de pases posible. Fruto de estos dos guiones, el Brighton se hizo desde bien temprano con la iniciativa del juego durante unos primeros 10 minutos de tanteo en los que apenas hubo aproximaciones peligrosas para ninguno de los dos equipos. Las segundas jugadas marcaron el primer tiempo de los clarets; balones en largo del guardameta hacia los hombres de ataque, que trataban de hacerse con la posesión del cuero cerca del área rival y combinar con sus compañeros.

La primera ocasión del encuentro llegó al cuarto de hora y sería para los locales; un gran centro de Saltor al segundo palo encontró la cabeza de Murray, pero su remate centrado acabó en las manos del guardameta del Burnley. El ritmo de partido y la circulación del balón seguían siendo muy lentos. Ambos equipos dejaban muy pocos espacios en el medio y ambos equipos optaban finalmente por jugar en largo con pases del todo imprecisos.

En cambio, con el paso de los minutos, el Brighton se fue sintiendo más cómodo sobre el terreno de juego y a partir de ahí comenzaron a imponerse a su rival. Ante la presión de las gaviotas, los defensores visitantes se veían obligados a rifar el balón. Por otra parte, los locales, vista la dificultad de combinar por el centro, intentaba atacar por los flancos, sobre todo el derecho, aprovechando los movimientos hacia dentro de Knockaert y las incorporaciones al ataque del capitán. Y a punto estuvieron los seagulls de materializar el dominio si no fuera porque, a los 21 minutos de partido, el palo repelió el disparo desde el interior del área de Knockaert. Prácticamente cada vez que el francés entraba en contacto con el balón era señal de peligro.

Tras esta gran ocasión, y habiendo encerrado en su campo a los pupilos de Dyche, el Brighton volvería a estar a punto de adelantarse en el marcador, esta vez por mediación de Dunk. Un defensor del Burnley salvó sobre la línea el remate de cabeza del jugador local tras un saque de esquina. Las llegadas del Brighton sobre la meta defendida por Pope eran cada vez más peligrosas.

Knockaert, uno de los jugadores más activos la primera parte | FOTO: Brighton
Knockaert, uno de los jugadores más activos la primera parte | FOTO: Brighton

Cuando, pasada la primera media hora de encuentro, el Burnley parecía haberse deshecho del dominio al que le había sometido las gaviotas, llegó la jugada que podría haber cambiado el rumbo del partido. En el 35' el árbitro pitaba un riguroso penalti de Tarkowski sobre Murray, cuando este protegía el balón en la línea de fondo y se trabó con las piernas del central visitante.

Sin embargo, sería el propio ariete de los seagulls quien desperdició la oportunidad para ponerse por delante en el luminoso; su fuerte y centrado lanzamiento desde el punto de penalti se marchó por encima del larguero. Durante los 10 minutos finales del primer tiempo, a pesar de que el balón fue para el Brighton, apenas hubo ocasiones como consecuencia de un juego muy plano y un Burnley demasiado encerrado atrás. Mientras tanto los visitantes no desistieron en su plan incial; Pope seguía jugando en largo buscando empezar una jugada a partir de que delanteros bajaran el balón en campo contrario.

Ryan salvó a los suyos

Parecido guión, pero con diferentes protagonistas fue el que tuvieron los segundos 45 minutos. En esta ocasión los locales fueron de más a menos y el ex portero valencianista, Mathew Ryan, se erigió como héroe de su equipo con hasta tres paradas de mérito. A los pocos minutos tras reanudarse el choque tuvo el Burnley la primera ocasión en los pies de Wood, pero su tiro raso lo atropó Ryan sin dificultades. Si bien el primer acercamiento fue de los clarets, el balón volvió a ser para el conjunto de Hughton. Este le duraba muy poco a los visitantes, sus combinaciones no superaban los dos o tres toques y las numerosas imprecisiones en el pase acababa con el cuero en poder del rival.

De esta manera, el principio de segunda parte fue muy parecido al de la primera. El ritmo de partido volvía a ser muy lento, el juego trabado en el medio y apenas se sucedían llegadas destacadas para ninguno de los dos equipos. Knockaert volvió a ser el jugador referencia del Brighton durante los primeros compases del segundo periodo, pero Dyche supo tapar al creativo futbolista francés. El técnico del Burnley, consciente de la calidad que atesora el extremo de los seagulls, le proporcionó una buena "escolta", que le impedía recibir con comodidad.

El Burnley pudo adelantarse hasta en tres ocasiones | FOTO: Premier League
El Burnley pudo adelantarse hasta en tres ocasiones | FOTO: Premier League

Pasado un minuto de la hora de partido, Ryan empezó a fraguarse un nombre en la historia de este encuentro. Tras una gran internada de Gudmundsson en el área rival, el meta australiano realizó dos grandes paradas a Arfield. Finalmente, Wood se haría con el tercer rechace pero su gol, al haber rematado en fuera de juego, no subiría al marcador.

Fruto de las últimas ocasiones generadas, los clarets hicieron menos uso del balón en largo, tratando de romper las líneas defensivas locales con juego más combinativo y apoyándose en las bandas para llegar al área, sobre todo por la derecha con las arrancadas del centrocampista islandés.

Tal fue el cambio de papeles que se produjo en la segunda mitad que, llegado el minuto 70, los de Dyche tenían más balón que las gaviotas y lo recuperaban con relativa facilidad tras combinaciones muy cortas de Brighton. El portero local aun tendría tiempo para salvar a su equipo en otra ocasión. En el 73', la zaga seagull tiró mal la línea defensiva (tras un fallo de Dunk) y Wood se plantó solo ante Ryan, pero el ariete neozelandés se topó con el hombro del portero tras intentar batirlo por arriba. A esta ocasión la siguió un último tramo de encuentro marcado por un constante ida y vuelta. No parecía haber un dominador claro y el partido entró en una fase de posesiones cortas y transiciones rápidas.

A pesar del buen trabajo del cuadro dirigido por Hughton, los clarets terminaron mejor el partido. Los jugadores del Brighton dieron claras muestras de haber realizado un gran esfuerzo físico el cual pagaron los minutos finales.

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