No está muy lejos, se acerca el fin del 2013, y la primera página del 2014 se acicala para ser estrenada en unos meses. Mientras tanto, hay una ilusión que se extiende por todo el mundo futbolístico, un objetivo al que todos quieren llegar pero al que tan sólo unos pocos elegidos de cada continente pueden optar: el Mundial de Brasil 2014.

En Rusia, al menos de momento, se presenta esperanzadora la posibilidad de volver a un Mundial más de diez años después de la última participación, en 2002 en el de Japón y Korea. El campeonato que reúne a las mejores selecciones del globo nunca ha sido la especialidad de los ahora entrenados por Fabio Capello, pero puede ser la hora de, definitivamente, demostrar que los mejores futbolistas del país lo son también del planeta.

Volver a un Mundial más de diez años después

Nostalgia es la palabra para definir el momento que produce echar la vista atrás y encontrar la selección que maravilló a Europa en la Eurocopa de 2008. Las genialidades de un mago en decadencia, Arshavin, y de cómo vencieron por tres tantos a uno a toda una Holanda para cuajar el mejor resultado de la etapa post soviética. Decepción el vocablo que caracterizó la eliminación en fase de grupos una edición después y redención la que puede definir, ahora, el fin de tanto tiempo de sequía mundialista.

Impecables

El camino no ha sido fácil pero la fase de grupos se ha desarrollado positivamente. A dos encuentros de su finalización, Rusia se encuentra líder a un punto de Portugal, la segunda clasificada, y con rivales por afrontar más asequibles que estos. Lusos y rusos se disputarán la clasificación directa en este tramo final.

Lusos y rusos bregarán por el liderato

El primer bache a superar para los de Capello será Luxemburgo, viernes 11 a las 20:30, algo que a priori no se presenta complicado tras la goleada en casa por cuatro tantos a uno. El segundo será Azerbaiyán, a la que también lograron doblegar como locales, aunque en este caso por la mínima, y que ahora visitarán como visitantes para cerrar, o no, una clasificación que se determinará en dos choques que aparentemente son superables, pero en los que tendrán que estar concentrados e impecables ya que Portugal amenaza desde cerca.