El Peñíscola Bodegas Dunviro prosigue su idilio con el nuevo pabellón, emplazamiento talismán, para acumular tres puntos más en el casillero. Los locales, que anduvieron erráticos en el primer tiempo, tuvieron la fortuna de cara con hasta tres balones a la madera de los granotas. Los azules, acto seguido y cerca del ecuador del primer tiempo, se pusieron por delante con una genialidad de Juanqui.

El pivot extremeño definió con la espuela en el aire, un mágico recurso que consiguió superar a un inspirado Yeray. Sin embargo, la alegría les duró poco a los castellonenses, ya que Pedro anotó el empate tras una pérdida en la salida de balón.

Con el marcador, de nuevo, igualado, los de Carlos Sánchez reanudaron las máquinas y volvieron a generar peligro con rápidas transiciones y jugadas de estrategia. Precisamente, en una de esas, Míchel recibió solo ante el portero del Levante UD DM y picó su remate para, después de golpear en el larguero, que el balón traspasara la línea de gol.

Tras el descanso, el Peñíscola Bodegas Dunviro continuó monopolizando el esférico, sin sufrir excesivos apuros en defensa. Fue entonces cuando Constantino Vaporaki entró en acción. El argentino, eléctrico, perdonó la primera que tuvo pero no la segunda, subiendo el 3-1 al electrónico en el que fue su estreno como goleador en la LNFS.

Chema, decisivo una vez más en las llegadas blaugranas, sacó dos grandes manos a tiros de Kiko y Jordi y, precisamente él, asistió a Yeray para que cabalgara la banda, apurara línea de fondo y le regalara el tanto a Javi Alonso. El madrileño consiguió romper así su periodo de sequía goleadora de ocho encuentros.

La tarde pudo ser redonda si Gonzalo, en su aniversario, no se topa con el palo, pero la fortuna no estuvo del lado del valenciano y el 4-1 resultó, a la postre, definitivo. El Peñíscola Bodegas Dunviro suma 31 puntos, supera a Magna Navarra en la clasificación y acaba con la maldición de los derbis regionales, donde siempre había vencido el equipo visitante.

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