Uruguay Tenerife es ya, matemáticamente, equipo de la Segunda División del fútbol sala nacional. Los canarios comenzaban la temporada con altas expectativas y con una plantilla que aspiraba a Copa de España con jugadores como Carlos Corvo, Lolo Suazo, Jesús Murga, Javi Rodríguez o Iago Barro. Sin embargo, el 26 de octubre de 2014 la historia del club cambió radicalmente. El que, por entonces, era su presidente, Andrés Pedreira, era detenido por una supuesta malversación de fondos públicos. 

Días más tarde, Pedreira dimitía dando paso a la desbandada de jugadores que, prácticamente, se anunciaban a diario. La plantilla que tanto juego vistoso daba y que había plantado cara en Murcia ante ElPozo (8-6), ante InterMovistar en Tenerife (2-3), y que se fue empatado al descanso en su partido en el Palau Blaugrana, dio paso a los jóvenes del filial que jugaban en 2ªB y que a día de hoy, siguen compitiendo en los pabellones de Primera aunque no hayan conseguido sumar ningún punto.

Este acto, las ganas de seguir luchando a pesar de todas las adversidades, de no rendirse nunca a pesar de no encontrar ningún patrocinador ni recibir subvenciones del Cabildo, han arrancado ovaciones por todos los campos que visitan los chicos de Ruymán Cabello cada quince días. El Uruguay desciende a Segunda, sí, pero con el reconocimiento nacional y dando ejemplo de entrega y corazón.

A día de hoy, el club celeste no tiene seguro su futuro. Según el secretario de la Federación Tinerfeña de Fútbol, Ramón Hernández, "el Uruguay Tenerife es pasado. No tiene ni presente, ni futuro". Aún así, en el club no tirarán la toalla en su intento de que la isla de Tenerife siga disfrutando del fútbol sala de élite. Quedan cuatro partidos para despedir la Primera División y los celestes quieren marcharse al igual que han competido desde octubre: con la cabeza bien alta.