El inicio de estas líneas debería estar destinado a la gesta que Serbia, país anfitrión de la Eurocopa, protagonizó este sábado tras vencer a Portugal, una de las favoritas para levantar el trofeo, que le valió para clasificarse como primera del Grupo A, evitar a España en los cuartos de final y enorgullecer a los más de 11.000 espectadores que poblaban el Belgrado Arena. Una situación histórica. Pero no sería justo obviar que en ese mismo partido, recordado con tintes históricos para un país, también se rememoraría por una de las mejores jugadas de todos los tiempos en este bendito deporte que es el fútbol sala. Ricardinho, el actual jugador más determinante del planeta, zarandeó el mundo en el que vivimos merced a un gol que destruye cada palabra que intenta describirlo. Es incalificable a un nivel tan exponencial como el talento que vierte el mago portugués sobre la pista.

No se había llegado al minuto 15 del encuentro cuando Portugal acumulaba más de seis minutos con una derrota momentánea en el marcador (Kocic había anotado un magnífico gol, "buen" gol después, para adelantar a Serbia) y Ricardinho, en banda izquierda, recibió el balón como lo llevaba haciendo durante todo el partido. Los aclarados eran constantes para el jugador de Movistar Inter, que al acabar el encuentro había disparado 19 de los 31 remates del país ibérico (61%). En ese momento, recortó una y otra vez sin conseguir desembarazarse de su defensor, sin importa quién había delante. Llegó un instante en el que pisó la bola y, casi con la mano en la cintura, como si estuviera advirtiendo al destino, trazó un regate tan vistoso, plástico y "animado" que cualquier adjetivo sería faltar a la verdad. Superó a su defensor y, no contento con parar el mundo, lo removió con una volea extraordinaria que se coló por la escuadra. Su talento firmó una de las obras más bellas que se vieron nunca en una cancha, independientemente del deporte.

Se olvidó la polémica, el juego aburrido y si el portero-jugador era una patraña que dañaba al fútbol sala. Desapareció todo. Sólo se escuchó silencio en un escenario árido, sin obstáculos. La jugada de Ricardinho ya navegaba a velocidad de crucero por las redes sociales para elevar el término "viral" a la máxima esencia. Y un servidor dudaba si apagar el televisor y ponerse el pijama en dirección hacia la cama o quedar mirando aquel choque que ya nada podía ofrecer más que mediocridad, dados los antecedentes.

Tuvo Ricardinho no sólo el atrevimiento de imaginar en su cabeza unos movimientos mágicos, sino la osadía de ejecutarlos a la perfección. En un partido oficial. En la máxima competición continental de selecciones nacionales. En un escenario con 11.000 serbios en contra cuyo único objetivo durante esas dos horas era decapitarlo con palabras. Y después quedaron mudos tras exhalar admiración.

El juego continuó, pero el espectador pasó el resto de los minutos embelesado con el recuerdo de una maniobra espléndida e irrepetible. "Ah, ¿pero que siguen jugando?". Aquello sólo se sostuvo por la emoción en el marcador, pero la esencia se perdió. No tenía sentido. ¿Por qué un deporte en el que se pueden observar trucos tan maravillosos no puede lucirse en un escenario tan global como los Juegos Olímpicos? La explicación es inalcanzable.

Ricardinho, además, no se quedó en aquello. Antes de ESO ya había tirado un caño estratosférico, y después continuó protagonizando jugadas excepcionales y técnicamente sublimes. No tenía techo en su imaginación. Frenar a un Ricardinho con confianza sólo es comparable al intento de parar un AVE con el dedo índice.

De la segunda parte apenas tengo notas en mi libreta. Seguía anestesiado y sólo al final, con los dos goles de una meritoria y colectiva Serbia (Rajcevic y Simic), volví mínimamente al mundo real. Siento no describir, como es costumbre, los lances determinantes del choque, pero permítanme, por una vez, redireccionar el mérito hacia el perdedor. Nunca una derrota ganó tantos adeptos. Afortunadamente.

De esta forma, Serbia dio la sorpresa en el Grupo A (por si no se habían percatado) y se enfrentará a Ucrania (segunda del Grupo B) en los cuartos de final de la Eurocopa. Algo histórico. La Portugal de la fase de grupos no será la Portugal que se enfrente a España, ya que el Estado vecino recuperará a Cardinal para tal encuentro. Una piedra más para acongojar, por si fuera poco, al combinado de José Venancio López.

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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
Periodismo cuya máxima vocación es informar de lo que acontece en el plano deportivo. Hijo del año 92 e impulsado por los valores doctrinales del olimpismo. Tú escucha, que yo te cuento.