La selección española de fútbol sala no sólo conquistó su séptimo Europeo de una forma solvente y eficaz, sino que propinó a Rusia la mayor de las goleadas en una final de la competición (2-7), lo que potenció que tres españoles coparan el podio de la Bota de Oro de la Eurocopa al acumular un ingente número de tantos y asisenticias durante los cinco encuentros en el Belgrado Arena.

Los seis goles y cuatro asistencias que protagonizaron, cada uno, Miguelín y Mario Rivillos "obligaron" a la UEFA a repartir la distinción entre ambos. Lejos de provocar algún pique sano entre ellos, pareció hasta gustarles la idea, como si llegar empatados al final del torneo fuese su objetivo desde el principio. Ambos besaron el trofeo como símbolo del buen ambiente que reina en el grupo. Eso sí, el balear se llevó la física, mientras que el torrejonero dejó su dirección al organismo continental para recibir la suya particular si así lo viera conveniente.

Álex, por su parte, recibió la Bota de Plata merced a su media docena de tantos y tres asistencias, unos bagajes espectaculares para un debutante en la competición (al igual que el ala de Movistar Inter). Uno de los detalles de la UEFA fue modificar el trofeo, que en anteiores ediciones lucía unos tacos más propios de otros deportes con césped. El ciezano recibió su galardón al cántico de "Mickey Mouse, Mickey Mouse".

Esta tripleta de oro constata que el combinado español ha dominado la mayoría de los aspectos del juego y afianzado un sistema táctico soberbio. Ninguno de sus adversarios se acercó a incomodarlo lo suficiente para superar a un inmenso Paco Sedano, que a partir de este lunes tendrá su propio vodka en Rusia con el lema: "Lo único que puede tumbar a un ruso". Si hubiera un guante de oro, el mostoleño ocuparía todo el podio.

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Sobre el autor
Antonio Pulido Casas
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