Formado en las filas del Vedruna La Unión, el pívot unionense de 25 años Daniel Blanco Martínez ha pasado a la historia del deporte de Cartagena como el único cartagenero del equipo que en la campaña 2015/2016 ascendió a Primera División de la Liga Nacional de Fútbol Sala con el Plásticos Romero Cartagena. Desde que llegara al conjunto portuario hace ya unos años, Dani nunca ha pasado desapercibido para ninguno de sus compañeros y cuerpo técnico con los que ha compartido vestuario. De él comentan algunos compañeros de la actual plantilla que “es el más gracioso de todos”,  y es que Blanco es uno de los jugadores más queridos por compañeros y afición cartagenera.

El joven pívot deja esa simpatía una vez que pisa la cancha, y es que el carácter, la lucha y el coraje que imprime Dani cada segundo que está involucrado en el juego hacen que sea uno de los jugadores a los que los rivales más ojo tienen que echarle. Las lesiones le han hecho perderse un total de nueve partidos, y sus cifras goleadoras de este curso han sido dos tantos: a Gran Canaria y a Prone Lugo. Además, estrenó capitanía en Ferrol, donde lució el brazalete de la trimilenaria con orgullo en un encuentro que acabó con empate a cuatro.

La relación de Dani con el fútbol sala de Cartagena es muy larga, como nos expresaba en unas de sus declaraciones esta temporada: "Me encantaría ascender con Cartagena porque he vivido como aficionado desde la época de Polaris”. La otra relación que también lleva años en marcha es la de Dani y Juan Carlos Guillamón: "Estoy oficialmente desde la primera temporada de Guillamón, pero llevo entrenando aquí desde los 15 o 16 años”.

Una cosa clara es que, por parte de Dani, no habrá problemas para que su relación con el fútbol sala de Cartagena siga dilatándose por mucho tiempo más, ya que el guerrero cartaginés dejaba muy claras sus intenciones: “Si el club lo quiere, estoy segurísimo, me quedo al 100%”.

Las anécdotas de la temporada

“Es complicado quedarse con un momento esta temporada tan exitosamente perfecta, pero recuerdo especialmente el partido en Valdepeñas, la llegada de nuestro autobús a la entrada del pabellón y ver a la afición marcándonos la entrada y a nuestro paso solo se escuchaba palabras de aliento, se preveía lo que iba a ser ese partido. Era nuestra primera opción real de mirar el ascenso y ellos se jugaban mucho para seguir vivos, el pabellón estaba increíble, el partido fue no apto para cardíacos, tanto que nos empataron sobre la bocina”.

“Mi recuerdo más grabado a fuego fue cuando llegó ese empate y la afición de Valdepeñas empezó a cantar un ‘¡sí, se puede!’ atronador al que se sumó la afición cartagenera dándonos ánimos a todos los jugadores que permanecíamos en la pista sintiendo el temblor de todo un pabellón con dos equipos, dos aficiones y un solo canto de ánimo. Increíble”.