La segunda etapa de Sergio Rivero en Cartagena ya tiene un final feliz. Después de las cinco temporadas que estuvo durante la época de Polaris, la magia gaditana puso de nuevo rumbo a la trimilenaria para ayudar a devolver al equipo a la categoría que nunca debió abandonar. Y aunque no ha podido contribuir tanto como el técnico hubiese deseado, al final sus goles han sido importantes.

Y es que las lesiones han castigado considerablemente a Rivero esta temporada. Solo ha podido estar en doce partidos -algo menos de la mitad-, dos de ellos en el cinco inicial. Aún así, ha sido un hombre clave merced a los ocho tantos que ha conseguido anotar. Algunos de ellos han sido fundamentales en el devenir de la clasificación, como el hat-trick que marcó en Melilla y que dio los tres puntos cuando el choque se había puesto muy complicado (3-6). También fue el autor del llamado 'gol psicológico' al filo del descanso en San Vicente que tiró por tierra todo el buen hacer herculano en la primera mitad y que abrió el camino de la remontada cartagenera (2-3), así como del tanto de la tranquilidad al Valdepeñas (3-1) cuando los vinateros asediaban la meta local con el portero-jugador.

Precisamente el gol ante los castellanomanchegos dejó patente la mayor virtud del gaditano: la precisión en el golpeo de balón. Es letal en el disparo de campo a campo con la portería rival vacía. Parece muy fácil marcar, pero la estadística dice que se fallan más tiros de los que entran en esta situación. Además, su veteranía le permite mantener la cabeza fría en los momentos más calientes del partido, no dejándose llevar por el tempo del encuentro. Fruto de ello son las dos únicas cartulinas amarillas que le han mostrado.

Su calidad no pasa desapercibida para sus compañeros. “Sergio Rivero es el mejor jugador con el que he compartido vestuario. Tiene mucha calidad”, comenta Eli. Al ‘10’ le halagan los piropos: “Eso es un orgullo para mí. Yo siempre intento ayudar mucho a los jóvenes porque creo que son el futuro de este equipo, y más con las necesidades que hay. Tienen que seguir mejorando y yo intento ayudarles. Para mí es un orgullo que digan que están contentos de jugar conmigo”.

Dicen que no hay dos sin tres. Tras haber ascendido con Zaragoza y Granada, esta es la tercera ocasión en que el ala celebra un retorno a la máxima categoría, especialmente con un club que le ha dado tanto como Cartagena: “Me hace muchísima ilusión. Cuando me fui de aquí, el equipo estaba en Primera y en pleno apogeo, y desde que volví hace tres años la máxima ilusión del equipo es volver a la máxima categoría, que es lo que se merece esta afición”.

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