Era uno de los partidos más esperados de esta primera jornada mundialista. Argentina venía haciendo las cosas muy bien y se presentaba con una plantilla correosa y con hambre de hacer algo grande. Kazajistán, de la mano de Cacau, prometía un espectáculo como siempre diferente con su particular, atrevido y debatido juego de cinco. Además, sabiendo que el primer puesto de grupo les podría evitar ante una de las dos favoritas, Brasil o España, hasta, como mínimo, semifinales, se presentaba un gran encuentro. Y así fue.

A pesar del casi dominio absoluto en gran parte del partido por el combinado kazajo con su efectivo juego de cinco, los de Giustozzi supieron estar muy ordenados detrás, cerando espacios y sabiendo aprovechar sus ocasiones a la contra. Y de esa forma llegó el único gol del partido. A falta de menos de un minuto para el descanso, un error en el control de Higuita, que actuaba de portero jugador en el centro de la pista, acaba rebotando a Alamiro Vaporaki que desde lejos, logró enviar el balón al fondo de la red para poner el 0-1 final.

Kazajistán lo intentó, pero entre el desacierto de los asiáticos, el mérito defensivo de la plantilla sudamericana, y la espectacular actuación (como suele ser habitual) de Sarmiento en la portería albiceleste, decantaron el resultado y los tres puntos para los de Giustozzi. Argentina demostró agresividad, orden, paciencia y rigor defensivo, mientras que Kazajistán lo probó con su juego de cinco, esta vez poco eficaz y fluido. Una victoria que pone a Argentina en el mapa del Mundial de fútbol sala y que no permite otro tropiezo de los de Cacau si quieren llegar a la fase final del torneo.