La presión era máxima después de la decepción en el primer partido del campeonato. Portugal aspira a lo máximo pero parece depender demasiado de su jugador estrella: Ricardinho. Éste es humano (aunque a veces  no lo parece) y puede tener algún día malo. Además, los rivales se afanan en cortar esa vía con marcajes férreos sobre la estrella lusa, como ya hiciera Colombia. Sin embargo, ante Panamá reaccionó todo el conjunto. Bien es cierto que es un equipo débil, pero no solo era necesario ganar sino hacerlo con muy buenas sensaciones. Y así ocurrió.

Dominio luso de principio a fin

Ricardino marcó el segundo gol más rápido de la historia del torneo

No hubo color en ningún momento sobre la pista. Portugal manejó los tempos del partido a las mil maravillas, presionó muy arriba y logró robar balones a la zaga panameña, poco ducha con el balón en los pies. Ricardinho inauguró el marcador a los doce segundos, gracias a un despiste de la defensa de Panamá que no supo frenar una cortina ejecutada con maestría por Portugal y que dejó solo a su jugador franquicia.

Cardinal y Ricardinho se repartieron el botín en una primera parte que fue una auténtica exhibición por parte de Portugal. Panamá asistía impotente a un repaso mayúsculo y tuvo que llegar el descanso para que los centroamericanos se reorganizaran. Lograron frenar la sangría en la segunda parte y tuvieron algún escarceo en la portería Bébé.

Portugal depende de sí misma para ser primera de grupo

Portugal encauza su clasificación con este triunfo al ponerse como líder del grupo A y aprovecharse del empate de Colombia ante Uzbekistán. No se esperaba que los latinoamericanas fallaran pero no pudieron pasar del empate a tres goles, lo que mantiene vivas las opciones de Panamá por pasar segundo de grupo. Una victoria de los lusos frente a Uzbekistán les aseguraría la primera plaza.